Lunes 19:14 de la tarde.
Por alguna extraña razón no tengo demasiada suerte últimamente. Lo sé desde que Betty sugirió esta mañana ir de visita al hospital para ver a Kiara. No entiendo el interés que tiene por ir a verla. Vale, es la chica con la que su novio a vivido una experiencia traumática. Pero sigue siendo Kiara.
—Betty, sigo pensando que venir para pasar tiempo con ella es raro. No somos sus amigos y Cheryl viene a esta hora también. —mi novia avanza por el pasillo sin escucharme. Genial.
—¿Raro? Jughead, tú has venido a visitarla muchísimas veces. Y habéis estado a solas, tranquilamente. —suena mordaz. No quiero buscar el sentido a esas palabras. Pero es obvio, que intenta sugerir por que me molesta que venga. Busca una explicación que no le daré.
No voy a decirle que nos besamos, no cuando aquello fue una tontería. No tendré problemas en mi relación por culpa de Kiara. Y eso que todo últimamente es por su culpa. Todavía no puedo sacar de mi cabeza que hay muchas cosas extrañas, cosas que son su culpa. O no.
Después de caminar por esos pasillos durante un par de minutos más nos encontramos frente a la habitación de Kiara. Mi novia golpea la puerta esperando recibir una contestación para pasar al interior. Sé que esto será un infierno.
Una vez que la voz de Kiara suena al otro lado Betty abre la puerta y entra. Me quedo unos segundos ahí parados. Ya imaginaba la conversación entre las dos chicas dentro de la habitación y no iba ser agradable.
Avanzo un par de pasos más y entró en la habitación que tan conocida era para mí. La atmósfera seguía igual de deprimente que siempre, aunque el rostro de la chica que yacía sobre la cama se no notaba con mejorías. Algunos moratones habían desaparecido. Aunque todavía no volvía a ser ni una sombra de la Kiara de antes. No, eso suena demasiado cercano y familiar. Supongo que ya no parece la misma porque no es la misma persona ante mis ojos después de aquello.
—Te ves mejor, Kiara.
—Gracias, tú también ¿te has maquillado mejor solo para venir a verme? Que honor. —aparece en su rostro una sonrisa y me arrepiento de mis pensamientos de hace unos instantes. Era la misma Kiara, sin ninguna duda.
—Que encantadora. Me han dicho que pronto te darán el alta.
—Eso dicen.
Silencio.
Kiara me observa con una expresión que no sé descifrar. Parece querer levantarse y salir corriendo. Aunque en su rostro percibo algo de decepción mientras me observa por unos largos segundos. No entiendo lo que está pasando ahora mismo.
—¿Me puedes dejar a solas con Jughead? Quiero hablar de algo con él. —mi novia hace una mueca. —No te preocupes, todavía no me siento con fuerza para coquetear. Estoy dispuesta a responder todas tus preguntas después si nos dejas un poco de tiempo a solas. —No quiero pensar que Kiara esta luciendo débil ahora mismo entre esas sábanas blancas mientras observa detenidamente los movimientos de mi novia.
—Vale. —No puedo creer que Betty acepte a dejarnos aquí solos. Pero lo hace. Acepta y sale por la puerta unos segundos después.
No había contemplado la posibilidad de quedarme a solas con ella. No estaba preparado para hablar, o para estar en esta habitación después de la última vez cuándo me besó únicamente para ahorrarse todas las respuestas a mis incontables preguntas formuladas y por formular.
—Me gustas. —su voz suena tan débil que por un momento pienso que me lo he imaginado. Su expresión me dice que sin duda, acaba de decir eso.
Está jugando conmigo, seguro que es eso. Un maldito juego para conseguir algo que necesita.
—No. —me apoyo en la butaca junto a la cama en un intento de mantener la compostura. —Mientes, como siempre. Di que quieres y terminamos este sin sentido cuanto antes. —intento mirarle expresando una serenidad que no siento en estos momentos. Únicamente necesito parecer seguro ante ella.
Y por primera vez, una duda golpea mi mente: ¿Qué siento por Kiara? Siento pánico al estar alrededor de ella. Me da miedo porque sé, a la perfección, que jugará conmigo hasta obtener lo que quiere. He pasado algo traumático por su maldita culpa.
—Yo te odio.—suelto sin ningún temor. Mentira. Mis manos tiemblan porque no son verdaderas esas palabras. No del todo, al menos eso creo.
—Lo sé. Así que terminemos con esto de una vez. No me verás más, no te preocupes. He decidido mudarme con mi madre fuera de Riverdale, dónde todo lo malo se quede atrás. Adiós manipulaciones y miedos. —sus palabras acusan impacto en mi de forma inusual. Nunca había contemplado la posibilidad de que se fuera, aunque era la mejor opción. —La verdad es simple: Me han dado dinero por todo esto. Tenerte provocó una reacción en tu padre. Todo lo que querían saber dónde estaba el dinero.
Acepto lo que dice como la verdad. Le creo porque mi padre no ha querido hablar conmigo y eso no es nada extraño teniendo en cuenta que oculta algo.
—¿Esa es la verdad?
Mi pregunta es innecesaria. Soy consciente de ello. Kiara una vez que admite algo como la verdad no da marcha atrás. No cambia de parecer y tampoco da señales de arrepentirse en el caso que sea mentira.
—Si. Te he dicho que me voy a ir, mi última conversación contigo no va a ser basada en mentiras. Quiero irme con buen sabor de boca. —sonríe al final de la oración, no entiendo el porqué.
—Ahora vete con tu novia y dejad de molestarme. Sois un par de pesados inaguantables.
Sus insultos me hacen sonreír. Es una señal de que está mejorando.
—Vale ¿quieres algo más, señorita?
—Necesito a Archie aquí. Quiero verle.
Oh claro, Archie. Me habló la primera vez para poder ponerse en contacto con mi amigo y lo último que hablemos es también sobre él. Nunca se ha tratado sobre mí, ni un sólo segundo.
—¿Vas a estar ahí parado mirándome intensamente durante mucho tiempo más? —su tono suena con tanto matiz de burla que me irrita. —¿Quieres otro beso antes de que me vaya?
Parpadeo un par de veces atónito ante sus palabras. No había sonado cómo una burla y eso me desconcierta. Su rostro se vuelve serio, de buenas a primeras. Esto no va a terminar bien. Sé que en realidad su único objetivo e molestarme, no puedo tomarme en serio nada de lo que dice o terminaré oscilando de nuevo entre la locura y la cordura. Cómo cuándo estábamos encerrados juntos en aquel cuchitril deseando no perder los momentos de cordura. Cuándo me daba su mano entre la penumbra para saber que no estaba solo.
—Sabes que no.
—Sé que sí.
No.
—Entonces vete de una maldita vez con tu novia.
No.
—No te puedes ir.
Lo digo, después de tener esas cuatro palabras rondando por mi cabeza durante un buen rato. Definitivamente esto no terminará bien.
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Maldito cliché. » Jughead Jones
Fanfic"¿No fuiste tomada en cuenta cuando eras pequeña? ¿O mamá nunca te felicitó por tus dibujos? ¿O papá prefería haber tenido un hijo varón? ¿Se acercaron alguna vez a ti amigos falsos por ser asquerosamente rica y desde ahí no confías en nadie? De tod...