‹‹Oh por Dios, por Dios, ¡por Dios! ›› –grite en mi interior eufórica haciendo un gran esfuerzo de que no salieran por mi boca y todo el mundo incluyendo a mi jefe me vieran como una loca.
‹‹Esto es el¡¡paraíso!! Calma, cálmate Claudia se que amas el helado, pero acuérdate que esta, no es la heladería a dos cuadras de tu casa donde ya todos te conocen, respira››.
mientras me decía todo eso allí parada sin mover ni una de mis pestañas trataba de que mis lágrimas de felicidad no salieran y que mi cuerpo no saltara como niña chiquita y pegarme al cristal protector que me alejaban de todos esos sabores de helados.
Vi como mi jefe me miraba con expresión divertida. ¿Qué le daba gracia? no lo sé, pero juraría que quisiera reventar de risa.
–¿Sucede algo señor? ¿Tengo algo en la cara? –al parecer creo que fue un error preguntar, porque eso fue el detonante que hizo que empezara a reírse a carcajadas.
Todo el mundo giro hacia nosotros sorprendidos por tan repentina acción departe de un cliente, una carcajada a lo grande. Pensé alejarme y hacer que no venia con él, pero creo que eso ya no se podía.
Aunque si la comparo con la primera que escuche, esta es más maravillosa e increíble que la de ese día.
–Lo... lo siento. –se disculpo calmándose y respirando hondo para recuperar el aire. Mire hacia la pequeña Alys ella estaba tan estupefacta como yo, o tal vez mas.
–Mi papá serie conmigo, pero nunca tan exagerado. –alargo la palabra tan acompañado de sus brazos abiertos para dar énfasis a lo ampliado de la carcajada de mi jefe.
–Si es sorprendente para ti imagínate para mí. –mi jefe me miro, pero no dijo nada.
–Papá ¿estás bien? –le miro curiosa y poniendo sus brazos en jarra al ladear la cabeza un poco.
–Si princesa, solo que vi algo que ni siquiera en ti he visto cuando te traigo a la heladería.
Ella no entendió, sin embargo, yo, solo con eso supe a qué se refería.
–Lo siento mucho, pero creo que nunca olvidare la expresión de su rostro, y le agradezco no a verse vuelto como loca tan pronto entramos. –Mi rostro ya debía estar rojo de la vergüenza.
–Me esforcé mucho señor.
–Sí, lo pude ver. –Quien diría que este hombre que llevo viendo y tratando durante cinco meses y medio es el mismo gruñón que todos tenemos por jefe.
–Ya van dos, señor no puede ser que me tome de punto, ya es suficiente con que lo haga mi amiga, para que venga usted ahora. Me sentiré que soy su payasa en vez de su asistente.
–Me disculpo de nuevo no es mi intención que sienta eso, pero usted tiene algo que siempre hace que la seriedad que impongo se caiga ante usted. ¿No se ha dado cuenta?
‹‹"Clau espabila. Ese hombre cuando estas con él su cara cambia"››.
la voz de Jenny retumbo en mis oídos, la sacudí para desaparecerla. Y negué levemente con mi cabeza a su pregunta.
Pero al escuchar esas palabras mi pecho se lleno de felicidad pues eso me da a entender que conmigo él no necesitaba la máscara de seriedad que muestra a todo el mundo.
–Papi vamos que nos toca pedir a nosotros.
Alys lo jalaba de la mano ya que ambos nos aviamos quedado allí parados sin decir nada mas, solo con unas leves sonrías que mutuamente nos dábamos.
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La Diseñadora (En proceso de revisión )
RomanceClaudia Tanner simpática, amable y ama diseñar. Empieza a trabajar en la empresa de su sueños, la empresa más reconocida en la industria del calzado pero no será fácil entrar y ser la diseñadora de tan importante empresa. Peter Larson divorciado, do...