"Estaba asustado por todo lo sucedido. Se había sumergido en el alma del mundo y el precio que tenía que pagar por ello era su vida; era una apuesta alta."
Al entrar a la cabaña no podía creer lo que veían mis ojos. Todo se veía muy espacioso, no parecía que había entrado a una pequeña cabaña, me daba la impresión de estar en un castillo.
Caminé por un corredor que parecía interminable. Las paredes estaban tapizadas con rosas rojas secas y encaje, de ellas colgaban espejos antiguos y redondos. Estaban algo opacos pero de todas maneras me acerqué a ver mi reflejo.
En un principio me costó trabajo reconocerme y empecé a cuestionar mi memoria... ¿la habré perdido? Yo no recuerdo que mis ojos fueran verdes. Me llevé las manos a la cara inspeccionándola como si tocara a una extraña. ¿Qué me pasó? Traté de recordar algo, ¿quién era?, ¿de dónde venía?, ¿por qué estaba aquí? Pero el único recuerdo que me venía a la mente era la oscuridad. Tal vez me di un golpe en la cabeza, tenía que descansar y tranquilizarme.
Seguí caminando por el pasillo que estaba adornado con lámparas cubiertas con mascadas color turquesa que hacían que la iluminación del luegar fuera tenue y fantasiosa. Mientras caminaba contemplaba maravillada las columnas brillantes, hasta llegar a una imponente escalera de caracol, cuyo pasamanos estaba decorado con lucecitas tintineantes.
Me acerqué para admirarlas, y al hacerlo, las luces salieron volando alumbrando repentinamente todo el lugar. Sin entender, giraba y giraba deslumbrada con la decoración. Fue entonces cuando me di cuenta, que no eran pequeñas lucecitas sino luciérnagas que habían estado dormidas sobre el barandal. Ahora volaban en el techo de la cabaña alumbrando todo el primer piso.
De pronto, algo llamó mi atención: era una voz que se escuchaba al fondo del lugar. Caminé apresurada, siguiéndola, cada vez se escuchaba más fuerte pero aún las palabras eran incomprensible.
Al final del pasillo, del lado izquierdo, se encontraba una mesa enorme llena de candelabros hechos de cristal. Me distraje un poco admirándolos, ya que cambiaban constantemente de color. Me acerqué y vi que la mesa estaba puesta como para tomer el té, la vajilla de porcelana era hermosa, estaba decorada con brillantes flores que hacían notar que era una fina antigûedad.
Pastelitos de diferentes tamaños y colores se encontraban sobre una bandeja de plata. Se veían riquísimos. Uno de ellos estaba hecho con tanto chocolate que con sólo olerlo ya me sentía enamorada.
Repentinamente me di cuenta de que no sólo era una voz, sino dos las que se escuchaban a lo lejos.
"¡Hola! ¿Hay alguien aquí?"
Corrí al lado del pasillo donde había un salón enorme; no tuve tiempo de admirar todo lo que había en él porque las voces se empezaron a escuchar más claras y venían del piso de arriba. Casi sin aliento regresé a la escalera de caracol y empecé a subir apresuradamente. Ahora escuchaba tres voces, ¿será posible?, la escalera era interminable y subirla con los zapatos que traía era muy difícil. Desesperada me los quité y seguí subiendo descalza. Me mareaba un poco subir, ya que la escalera de caracol tenía unas vueltas muy empinadas, y subirlas tan rápido hacía que mi cabeza diera vueltas.
Por fin llegué al segundo piso donde podía escuchar claramente las tres voces, dos de ellas discutían, pero no entendía la conversación. Había una majestuosa habitación; en el centro de ella se encontraba una cama de hierro forjado color oro, desde el techo caía un tul que cubría la cama por completo, pero aún así podía ver el esponjoso edredón rodeado de almohadones de seda. Parecía una habitación de la realeza. Grandes ventanales la iluminaban, pero yo estaba tan cansada por subir tan rápido que la luz que entraba afectaba mi vista, y aún seguía mareada por la escalera de caracol; así que decidí sentarme en un sillón que se encontraba en uno de los rincones de la habitación. Percibí que la pared a espaldas del sillón estaba cubierta por una enredadera llena de rosas. Lentamente los pétalos carmín fueron desprendiéndose de las flores formando una figura perteneciente a una de las voces.
ESTÁS LEYENDO
Soñando Despierta [Terminada]
Teen Fiction"Si deseas que tus sueños se hagan realidad sólo debes despertar." Todos los créditos a Carla Medina. Ésta historia es de ella.