Dieciséis: Sarah (Azul)

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"No tengo miedo de nada, porque fueron estas señales las que te trajeron a mí, y yo soy parte de tu sueño."

Lentamente abrí mis ojos, tardé en ajustar mis pupilas a la brillante luz. No me pareció raro que las nubes adornaran un cielo color magenta ni que los árboles danzando se movieran de lugar. Sabía perfectamente que estaba soñando.

¿Alguna vez les ha pasado? ¿Esa sensación de saber que estás soñando, que tienes el poder de hacer lo imposible? Tienes el control de la situación, pero al mismo tiempo sientes una gran nostalgia porque sabes que pronto terminará, ya que mientras estés consciente de que se trata de un sueño, el cerebro te hace una jugada y en consecuencia despiertas rápidamente, dejando sólo poco tiempo para que pueda volar tu imaginación.

Miré rápido a mi alrededor, tratando de absorber cada detalle de mi sueño bizarro. Una pradera de cuento que parecía estar pintada a mano, pasto aromático, clima pacífico. Me miré y solté una carcajada. Traía una ridícula vestimenta del siglo XIV. ¿Y esto? ¿Qué pretendo ser, un caballero de la mesa redonda?

Me distraje rápidamente cuando vi una pequeña cabaña a lo lejos, había alguien en la ventana. Corrí hacia ella curioso y en ese momento la vi.

Era ella... hermosa, perfecta, mariposas revoloteaban sobre su cabeza simulando una corona. Se veía pensativa, analítica, como esperando una señal. Tal vez me estaba esperando, era lo más probable, ya que se trataba de mi sueño. impusivamente la saludé con un grito, el cual la asustó haciendo que se escondiera detrás de las cortinas de terciopelo.

"¡Hey! No te asustes... ¿No te acuerdas de mí?"

Lentamente asomó su cabeza por la ventana inspeccionándome de arriba a abajo con seriedad.

"Nunca te he visto en mi vida"

Su respuesta me confundió, pero de alguna manera tenía sentido... era parecida a ella, pero no era ella. Sé que suena incongruente pero son esas cosas que suelen pasar en los sueños, crees que estás hablando con cierta persona pero esa persona está atrapada en el cuerpo de alguien más...

Verán... en el fondo yo sabía que se trataba de Leila, pero su aspecto era un tanto diferente, como perfeccionado. Noté a simple vista que su cabello no bailaba al compás del viento como de costumbre, sino que descansaba sobre su espalda perfectamente. Sentí la necesidad de admirarla más de cerca.

"¿Puedo pasar?", pregunté ansioso.

"No", dijo cortante, "yo bajo."

En un abrir y cerrar de ojos la tenía frente a mí, fue como si se hubiera teletransportado. Sus ojos habían cambiado de tonalidad, ahora eran verdes y me miraban intensamente con curiosidad. Sus largas y tupidas pestañas abanicaban delicadamente con cada parpadeo y yo estaba anonadado con tanta belleza. Era un tanto hipnótica, así que me sentía intimidado, me costaba mirarla directamente a los ojos.

Su cabello ahora era dorado y su piel tersa y blanca, como si fuera de la más fina porcelana. Sus mejills estaban levemente ruborizadas, sus pómulos eran ligeramene más marcados y sus labios color cereza enmarcaban su sonrisa. Su vestimenta parecía un disfraz, igual al mío, pero conforme me sumergía en este sueño las cosas dejaron de parecer extrañas o graciosas y comenzaron a sentirse más reales. Estaba perdiéndome en mi propio sueño, mi subconsciente trataba de convencerme de que lo que sucedía era lo más normal del mundo, que era real.

"¿Viniste a salvarme?", preguntó con seriedad.

"¿Salvarte?", su pregunta me confundió.

"Sí, a salvarme, como a las otras."

Era difícil concentrarme con tanta belleza, tenía ganas de tomarle la cara, besarla... y pude haberlo hecho considerando que éste era mi sueño y yo podía mandar y hacer lo que me pareciera, pero algo en mi inerior me frenaba. Además. no entendía lo que trataba de decirme, así que mi curiosidad me distrajo.

"¿Cuáles otras?"

"Las de las historias que me cuentan las hadas."

Ahora sí no entendía, evidentemente me estaba confuendiendo.

"¿Cuáles historias?"

"Es obvio que no eres tú", dijo desinteresadamente, "pero sí fueras tú sabrías de lo que te estoy hablando."

Sus palabras me frustraron, yo quería ser la persona que ella estaba buscando, no quería que perdiera en interés en mí.

"¿Estás segura de que no soy yo quien estás buscando?"

Cambió su expresión al escucharme decir esto. Ahora yo la había confundido. Se acercó a mí, una leve brisa hizo que lograra percibir su aroma. Era una combinación deliciosa, nunca había olido algo igual, como a frutos rojos y coco, era alucinante. Sus ojos inspeccionaron mi rostro detalladamente.

"Sí, te conozco... sé que te conozco... sólo que no recuerdo de dónde."

"Tal vez en otra vida", dije sin pensar.

¿Por qué dije eso? Ni yo lo puedo entender, todo era tan confuso pero tan real que ya había olvidado que se trataba de un sueño. Era exageradamente interesante, quería conocerla más, quería saber más acerca de ella. Había algo en su mirada que me atraía como un imán.

"Es probable", dijo tiernamente mientras comenzó a caminar. Yo la seguí sin titubear, me era difícil apreciar el paisaje que se encontraba a nuestro alrededor porque mis ojos estaban clavado en ella, en su risa, en sus movimientos tan perfectos, que parecía que flotaba en vez de caminar.

Entramos a la pequeña cabaña, que era un palacio por dentro, donde abundaban las columnas y los arcos al estilo marroquí. Caminamos sobre el suelo de baldosas azules. A través del gran ventanal que se encontraba al fondo, pude ver que afuera había un espejo de agua con lirios y un jardín decorado con linternas.

"Las hadas me cuentan historias, en el fondo creo haber escuchado estas historias anteriormente, pero cuando las oigo contarlas, es como si las escuchara por primera vez."

"Sé a que te refieres, por ejemplo, yo siento que te había visto anteriormente, pero ahora que te tengo cerca, es como si te conociera por primera vez."

Sonrió de la manera más dulce que nadie me ha sonreído y dijo en voz baja: "Yo también."

"Estas hadas... ¿dónde están?"

"Aparecen ocasionalmente cuando me quieren contar algo. Siempre y cuando el día no se torne verde. Son hermosas. Una habita en las flores, otra en el agua y la tercera en las aves. Me recuerdan día a día quién soy. El hada de las flores en particular insiste en que todo estará bien, que ellas velan por mí, y me cuenta historias de princesas como yo, que esperan por un príncipe que venga a salvarlas, a regresarlas a la realidad."

Nada de lo que dijo me parecía raro, en ese momento todo tenía sentido. Estaba escuchando con el corazón.

"Entonces, ¿estás esperando a un príncipe?", pregunté desilusionado.

Ella afirmó convencida con la cabeza.

"¿Eres una princesa?"

Me miró con cara de que la respuesta era evidente, y yo me sentí apenado por haber preguntado algo tan tonto.

"Todo estetiempo hemos estado hablando y ni siquiera nos hemos presentado."

"Me llamo Sarah", dijo orgullosa.

"Sarah", repetí con una gran satisfacción. Su rostro se iluminó al escucharme decir su nombre.

El ruido de una alarma interrumpió nuestra conversación, Sarah se asustó y se llevó las manos  a los oídos. Mi corazón latía rápido y mi mente daba vueltas, cada vez la alarma sonaba más fuerte. Confundido miré a mi alrededor y repentinamente la perdí de vista.

Todo lo que se encontraba frente a mis ojos comenzó a nublarse, hasta que la oscuridad se apoderó de todo. En un abrir y cerrar de ojos estaba de regreso en mi cuarto, la alarma de mi reloj me había despertado de un hermoso sueño.

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Voten (:

Soñando Despierta [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora