Haron Collins (cap.4)

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Con la cabeza apoyada en la ventanilla del vehículo, mirando el paisaje, nos dirigíamos a la mansión de los Collins, debía aprender a amar ese lugar ya que sería el hogar de mi única hermana, finalmente era sólo una casa más, no tenía porque ser tan difícil estar en ella.

Mis pensamientos no paraban ni un sólo segundo en mi cabeza, eso resultaba ser bastante cansino a veces, eran casi las ocho de la noche, me pregunté si Jeremy seguiría trabajando, lo extrañaba, tomé mi celular y envié un mensaje.

- Ya estoy camino a la cena, te hecho de menos, llámame cuando te desocupes. Te amo.

Lo envié y esperé anciosa su respuesta.

-Te agradará Haron, es un muchacho encantador, dijo Sara rompiendo el silencio.
- Eso espero, siento como si me dirigiera a mi primer día de clases, confesé, Sara soltó una carcajada y me miró confundida.
- ¿Estás nerviosa? Preguntó.
- Algo, es sólo que no me siento cómoda en aquella casa, tú me conoces, es muy lujosa, elegante y yo, pues no lo soy, no me gusta estar cuidando tantos detalles, Aún no le encuentro sentido al montón de cubiertos puestos en la mesa, odio tener que mirar cuál toma Dylan para hacer lo mismo, reclame frustrada.
Sara se hecho a reír divertida con la situación.
- Tranquila, ya te acostumbraras, me dijo con una gran sonrisa en el rostro, estaba demasiado contenta.

Pasaron poco mas de media hora cuando llegamos frente a la mansión, los enormes portones de rejas negras ya estaban abiertas asi que ingresamos y seguimos el camino adornado por hermosos jardines, estacionamos frente a las escaleras que subían a la puerta principal, todo era demasiado elegante y fino, aun recuerdo la primera vez que Sara me trajo con ella, me llevaron a conocer el interior de la mansión, sentí tanta pena cuando al pasar frente a un espejo me di cuenta que tenía la boca muy abierta, todos rieron al notar que mi reflejo me tomaba por sorpresa.

En fin, no quise pensar más en todo eso, así que bajé del auto y me paré frente a las escaleras mientras Sara se colocaba a lado mío, subimos los escalones, se abrieron las puertas, Dylan Collins nos esperaba radiante vestido con una camisa negra y unos pantalones del mismo tono, prolijo, elegante y debo admitir que increiblemente apuesto.

Sara saltó a sus brazos y él la recibió en un amoroso abrazo.
- ¡Al fin llegan! Dijo contento.

Soltó a mi hermana y se giró hacia mi.
-Pero si es mi cuñada la más ingrata. Reclamó y se acercó con toda confianza a darme también un abrazo, lo que me resultó batante incomodo ya que poco era lo que había llegado a tratar con él, así que me apresuré a salirme de sus agarre y me limité a darle una sonrisa bastante forzada.

-Pasen por favor, hizo un gesto con las manos, lo seguimos hasta la sala donde estaba parado un hombre igual de apuesto que Dylan si no es que más, con una expresión bastante seria, alto, llevaba una camisa azul oscura, con los puños doblados hasta medio brazo, los dos primeros botones desabrochados y unos pantalones negros, tenía una copa en sus manos, Dylan se dirigió hasta donde se encontraba y le puso una mano en el hombro.
-Llegaron mis invitadas, le dijo entonces, mira Jennifer, él es mi hermano menor Haron Collins, apenas ayer llego de los angeles, Haron, ella es Jennifer Morgan, dijo presentándonos.

Haron se quedó viendome unos segundos para luego bajar su copa sobre una mesita y se acercarse más a mí.
Podría jurar que me miraba a los ojos con demasiada intensidad, me sentí desnuda, fue incómodo.

-Es un placer, susurró tomando mi mano y depositando un beso en él, aquel gesto hizo que se me erizara la piel y que un calor intenso inundara mis mejillas, que vergüenza.
- El gusto es mío contesté estirando mi mano y quitandosela rápidamente, él simplemente sonrió, mi incomodidad parecía entretenerlo, quedé nerviosa.
Saludó a Sara, a quien ya había conocido anoche y pasamos a sentarnos.

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