Cap.30

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¿Debía mostrar la espalda? O las piernas tal vez, no creo que sean mi fuerte, creo que mis pechos tienen buen tamaño para un escote, no son ni tan grandes ni tan pequeños, tal vez deba optar por un imponente color negro o un sugerente rojo.

¿Sugerente? En que diablos estoy pensando.

¿Qué podría sugerir? Dije negando con la cabeza, acomodando un mechon de cabello detras de mi oreja, debo escoger el vestido como lo haría Jennifer Morgan antes de conocer a Haron, buscar un vestido cómodo, con el que me pueda sentar y parar las veces que quiera sin necesidad de estar estirando de ella para que no se me suba.

No, no quería ir a la fiesta, pero debo ir, lo sé, es muy confuso, no me dieron muchas opciones y ya que iré entonces quiero ir hermosa.

Caminaba por las galerías de un shopping buscando alguna tienda que me atraiga, iba sola ya que nisiquiera sé lo que realmente quiero, eso sin contar que prefiero ser lo más discreta en cuanto al interés repentino de buscar un vestido para la dichosa fiesta, se supone que a mi me da igual como luzca o así solía ser antes.

Sentía mi corazón aterrado por la idea de ser la peor vestida o la más mojigata, suena a una grandísima estupidez pero nunca creí sentir toda mi vida depender de la elección de un vestido.

Y no exagero, no digo que voy a morir si lo escojo mal, nada de eso, pero juro que estoy harta de sentirme siempre el bicho raro, además si voy de forma adecuada pasaré desapercibida para los demás, en el fondo él único que quería que me viese era Haron y no sólo eso, quería que viera lo bella que puedo ser, que me extrañe que me hable.

Fue cuando mi barullenta mente más se enredaba que vi al ganador.

Un precioso vestido de seda color vino, Era tan precioso, con un escote en forma de "v" que llegaba hasta el ombligo me animo a decir, tenía la espalda y la pierna izquierda abierta.

Era contradictoriamente perfecto, sí, tal vez me sentiría muy expuesta en él, pero no pensaría en todo eso, lo usaría y punto, si quería lograr todo lo que me proponía debía dejar la comodidad a un lado.

Entre a la tienda y me lo probé, solté un largo suspiro al tiempo que una de mis manos acariciaba el vestido desde mi ombligo hasta mi cadera, era tan hermoso y me sentí una desconocida en él, pero no por mucho porque ese iba a ser el que usaría.

Mis manos temblaron al tomar la bolsa con el vestido, lo había comprado, estaba hecho, había gastado la mayor parte de mi sueldo en él, pero eso era lo de menos, debía ser valiente, comencé a caminar rápido como si escapará de algo, al llegar a una cafetería unas cuadras más alejadas de la tienda, sentí que toda la confianza que me había llevado a comprar una prenda así había desaparecido.

-¿Qué diablos sucede conmigo? Estaba tan bipolar.
Saqué mi celular y marqué el número de la única persona que podría ayudarme en éste momento.

-Ey, Hola, contestaron del otro lado.
-Bruno, te necesito dije sin muchos rodeos.
Él río del otro lado conociéndo mis ataques de drama.

Poco después ya estaba sentado frente a mi en aquella cafetería.

-¿Qué sucede ahora? Preguntó burlandose.
-Necesito un consejo Bruno dije anciosa.
-Jennifer lo que tú necesitas es terapia, el tiempo que llevo conociendote me basta para saberlo.
-Dices eso porque quieres cobrarme las consultas mal amigo.
-Te haría buen precio, tú deberías ser mi pasantía, eres todo un caso.
-Ya Bruno, es en serio.
-Bueno, Bueno, ya sueltalo.
-¡NO SE QUE HACER! Dije levantando la voz más de lo necesario, me hundi en mi lugar en señal de derrota.
Bruno sólo me miraba, sabía que debía esperar que ordene mis ideas.
- Compre un vestido super sensual y ya me arrepentí, dije a modo de berrinche.
-No niña, no me salgas con esas cosas, interrumpió mi amigo, que ya estaba muy al tanto de mi situación, nada de arrepentirse, vas a ir a esa estúpida fiesta social vestida como zorra si quieres, incluso puedes serlo ¿Qué problema habría?  Eres una mujer joven, bonita y libre, además no irás por él, vas por tu hermana, no hay nada más que analizar, estás idealizando demasiado al idiota ése, créeme que él no está escogiendo el color de su corbata pensando en si te gustará o no, date cuenta, soy hombre a parte de psicólogo, sé de lo que hablo.

Me quedé viendo a mi amigo unos minutos, procesando todo lo que había dicho, en verdad tenía razón, estaba actuando como una tonta, solté una carcajada involuntaria.
-Soy una estúpida.
-Si lo Eres, pero sé que harás algo al respecto Jennifer Morgan.
-Por supuesto, dije sintiéndome fuerte de nuevo.

Mi amigo tenía razón, era tonto preocuparse tanto por algo tan simple como una cena social.

***

La mañana siguiente, muy temprano salí a correr, sí, hacia ejercicio y no, no es que de pronto halla cambiado de estilo de vida, es sólo que tenía demasiada energía acumulada y necesitaba hacer algo al respecto.

Las gotas de sudor caían por mi mejilla y mi corazón latía con fuerza, pero seguía aumentando velocidad.

- No podrás conmigo Haron Collins, no me harás esto, te estoy idealizando y no eres gran cosa, eres sólo un tipo más, eso es lo que eres, me decía a mi misma.

Me crucé con otro muchacho que iba corriendo también, era apuesto, el sudor pegaba su camiseta a sus marcados abdominales y lo dejaba bastante sexy, lo seguí con la mirada y cuando pasó cerca mío me guiño un ojo.

-Eso, ese sujeto por ejemplo, él podría ser mejor que tú Haron, es guapo y sexy, apuesto a que es simpático y todo un caballero y no debe tener ningún trastorno psicológico, apuesto también que no es el único así en éste parque o peor aún, en la ciudad ¿Porque debería seguir pensando en ti?

Exacto, pensaba a la par que una media sonrisa aparecía en mi rostro, estaba lista para enfrentar al idiota de Haron Collins, es más, nisiquiera lo voy a mirar, no tengo porque hacerlo, él sólo se acercó a mí por mi parecido con su ex novia y eso no se lo pienso perdonar, me mintió pero no habrá una segunda vez.

Llegué a mi casa con el autoestima por las nubes, me sentía mucho mejor, con las ideas renovadas, más resuelta, lista para lo que sea.

Pasé toda la mañana realizando mi rutina norma y por la tarde pedí permiso en el trabajo para ir al salón de belleza, Sara me había insistido en ir juntas pero le dije que no había conseguido permiso, sabía que si conversaba con ella me pondría demasiado nerviosa, comenzaría a hablarme de los preparativos y los invitados y no quería una crisis ahora.

Haría todo a mi manera, podría resultar bien o no, pero eso ya no me preocuparía tanto, total ¿Qué tanto podría empeorar?

Ya se que me odian por tardar tanto, pero también se que son buenas persona y dejarán sus votos y comentarios 😍💙 
En compensación publicaré otro capítulo más.
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