Noche especial (cap.3)

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Hacía ya tres horas que Sara se había marchado, no dijo que hora regresaba, no se donde se habrá ido, nisiquiera sabía como me sentía en aquel momento, pocas veces había estado tan confundida, es decir ¿Cómo se supone que debía reaccionar? Las preguntas en mi cabeza comenzaron a surgir ¿Me quedaría sola? Pareciera un pensamiento bastante egoista pero no es así, es solo que necesitaba a mi hermana conmigo, mamá acababa de mudarse y no se porqué mi padre seguía sin contestar mis llamadas, ¿Qué debía hacer? ¿Llamar a Jeremy? ¿Le digo que se mude conmigo? No pude evitar reir ante aquel último pensamiento, tomé mi celular y le escribi un mensaje.

"Buenos día amor, te extraño, espero verte pronto"

Fui directo a mi habitación y me tiré en la cama boca abajo, derrotada por mis propios pensamientos negativos, recordé que era viernes y que había una fiesta en casa de Marcos, la organizaba una vez al año y como era bastante popular la mayoría siempre asistía, de pronto sentí la necesidad de despejar mi mente y me pareció buena idea ir.

Desde que terminé el colegio el año pasado no había asistido a ninguna fiesta, no poder ir a la Universidad me había desanimado bastante y me alejé de mis amistades, no quería que me estuvieran contando de sus vidas perfectas mientras la mía iba de mal en peor.

El sonido de un mensaje hizo que me sentara en la cama y me recostara por la cabecera, tomé mi telefono rápidamente.

- Hola princesa, disculpa, hoy tengo mucho trabajo y me quedaré hasta tarde aquí organizando todo, ya sabes que los fines de semanas esto me consume. Te hablo apenas tenga tiempo. Te amo.

Mi ánimo decayó totalmente al leer aquello, no iría a la fiesta sola, en momentos asi lamentaba haberme vuelto tan antisocial estos últimos tiempos.

En fin, resignada prendí la radio y subí el volumen a la música, me puse a limpiar y ordenar la sala y la cocina, estaba desempolvando algunos muebles cuando Sara entró por la puerta, radiante como siempre, traía unas bolsas en la mano, las dejó en uno de los sillones y se giró a verme.
- Que día tan raro, mi hermanita la concentida limpiando la casa ¿A qué debemos el honor? Preguntó en un tono burlón

- Debo acostumbrarme ahora que me abandonaras, contesté medio en serio, medio en broma.
- Me parece muy bien, si no aprenderás a cocinar, almenos aprende a barrer, una nunca sabe cuando le pondrán un anillo en el dedo, que no te agarre de sorpresa, dijo mirando ilusionada el hermoso anillo que llevaba puesto.
- Sí, supongo que no todas tendremos la suerte de casarnos con un millonario empresario sexy y exitoso, le dije divertida.
- Ni me hagas recordarlo, dijo sentandose en una de las silla, será en tan solo dos meses, dijo levantando la mirada de su anillo y fijandola en mi rostro.
- Dos meses, susurre bajando la mirada, como analizando sus palabras, yo no le había preguntado nada, ni le pedí mas detalles porque la situación me superaba.

Por cierto, hoy si me vas a acompañar a cenar a casa de Dylan, será algo íntimo asi que no me puedes decir que no.
- Cena en la mansión, genial, dije a modo de queja.
-¡Nunca quieres acompañarme! Reclamó Sara.
- Esque no me siento cómoda y lo sabes, pero tranquila, esta vez iré, Jeremy estará trabajando y no vendrá ¡Sólo no me pidas que use uno de esos vestidos de Barbie!
Sara frunció el ceño y se cruzó de brazos molesta.
-¡Eres tan albañil a veces! Usa lo que quieras, lleva tus feos tenis, no importa, pero estate lista para las ocho, me dijo en un tono bastante autoritario.
-Como usted ordene hermanita, le dije mientras me dirigía a las escaleras, fui directo a mi habitación y me encerré.
Revisé mi celular y encontré otro mensaje de Jeremy.

-¿Y que harás hoy sin mí hermosa?
-Cena aburrida en casa de Dylan.
-Lamento no poder acompañarte, portate bien y cualquier cosa me avisas.
- No hay drama amor, cuidate por ahí y no trabajes tanto ♡

Después de almorzar una taza de cereal, porque no tenia ganas de comer nada más, me dirigí a mi armario, comencé a buscar algo que usar en la cena, tampoco quería desilucionar tanto a mi hermana.

Me probé casi todos mis conjuntos y seguía sin saber que llevar, asi que opté por un vestidito de jeans que aun no había tenido oportunidad de estrenar, no era exactamente una prenda elegante, pero era eso o unos pantalones cortos, toda mi ropa era casual y comoda, incluso algunas sí me hacían parecer un albañil, pero no había forma de remediar eso en este instante, me probé algunas sandalias, pero ninguno me gustó.
- Lo siento mucho Sarita pero tendré que usar mis tenis.
Eran recién como las dos de la tarde y me había quedado sin nada que hacer, se me ocurrió llamar a Lucette, ella era una de mis antiguas amigas y quería recuperar mi vida social de a poco, necesitaba distraerme, me tumbé en la cama y marqué su número.
- ¡Jen! Contestó emocionada, cariño ¿Cómo has estado?
- Hola, bien, bien ¿Y tú? Por donde andas eh. Pregunté al oír que había mucho ruido.
-¡Comprandome un sexy vestido para ésta noche! Es la fiesta en casa de Marcos ¿Vas a asistir no? Te he extrañado mala amiga, te desapareciste de la faz de la tierra ¡Y eso no se vale!

Reí al escuchar que existía alguien más dramática que yo, ella era así, intensa y muy divertida, una gran amiga de la que también decidí alejarme por tonta.

- Me hubiera encantado ir pero Jeremy me dijo que tendría mucho trabajo y ahora yo ya acepté ir a cenar a casa de mi cuñado, pero me encantaría que de ahora en mas estemos en contacto nuevamente, me muero del aburrimiento, dije en tono de reclamo.
La escuché reir al otro lado de la linea
-Tranquila Jen, disfruta tu cenita familiar hoy que después nosotras dos vamos a ir a todas las fiesta que se puedan, te quiero y me encanta que no me hayas olvidado.
- Gracias Luce, te dejo comprar tu vestido, esperaré fotos, reímos y se despidió con esa alegria que la caracteriza.

Me quedé ahí acostada, frustrada porque me perdería de la mejor fiesta y a cambio iría a una aburrida y fina cena a casa de los Collins, Dylan no me desagradaba, es un tipo genial, es solo que yo me sentía fuera de lugar en esa casa.
Me cubrí el rostro con el brazo y dormí un poco.

***

- ¡Baja a merendar! La voz de mi hermana desde la cocina me despertó, miré la hora y eran poco mas de las cinco, me metí al baño y me di una ducha rápida, me lavé el cabello y al salir me pasé una de mis camisetas de hombre por la cabeza, me quedaba como un vestido asi que bajé sin más.

Encontré a mi hermana sentada en la sala con una taza en las manos y postres en la mesita de en frente, me senté a su lado y la acompañé a comer.

-¿Lista para acompañarme? preguntó.
Puse los ojos en blanco y me encogí de hombros quitandole importancia a su comentario.
- Jen, no quiero pensar que nunca irás a visitarme una vez que me case, reclamó molesta.
Me mantuve en silencio, eso tampoco lo había pensado.
- Papá llamó, dijo sin más y aquello sí llamó mi atención.
- Mierda, ¿Qué dijo? ¡Por qué diablos sigue sin contestar mis llamadas! Ese tema me alteraba, no lo entendía.
- No lo sé pequeña. Solo llamó para decir que te ha depositado dinero.
- Dinero, susurré afectada, era el estúpido dinero lo que había arruinado todo.

Sara cambió de tema al ver que me había puesto de malas, se puso a hablarme de su prometido y de la boda, nos quedamos hablando un largo tiempo hasta que ya era hora de prepararnos para la dichosa cena.

Me puse mi vestidito de jeans que me quedaba por los muslos, entallada en la cintura y mas suelta en la cadera, me recogí el cabello en una cola alta y coloqué algo de brillo en mis labios, me puse mis converses y me miré al espejo desinteresada, eso era todo.

Almenos esta vez no sere yo sola con la parejita, se supone que también estaría el hermanito recién llegado, ojala no sea un estirado presumido, Dylan no lo es pero nunca se sabe, Sara y yo por ejemplo somos muy distintas.

Bajé las escaleras y me encontré a una Sara radiante con un vestido rojo, suelto pero corto, su cabello recogido totalmente, maquillada, perfumada y lista para su cena. Me escaneo de arriba abajo y frunció el ceño, pero no dijo nada.

Genial, me dije internamente, ya me empezaba a incomodar y aun no nos ibamos.

- ¿Nos vamos? Preguntó finalmente.
- Vamos..

Esta noche sería eterna.

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