Jennifer Morgan (cap.1)

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- ¡No puede ser verdad! Grité eufórica caminando en circulos dramáticamente como suelen hacer en las telenovelas de la tarde ¿Se van a separar? No pueden, estan locos.
¿Qué será de nosotras?
- Jenny, no se trata de nosotras, habló Sara tratando de calmarme.
-¿No? Y entonces de que se trata, ¿Conocieron a otras personas e iran en busca de la aventura de sus vidas? ¿No están algo grandes para ésto?
Me sentía indignada.
-¡No lo sé Jennifer! Saltó mi hermana con los nervios alterados, no sé porque lo decidieron, pero papá ya se fue.

Levanté la mirada para fijarla en Sara, ella siempre fue la decidida, la más fuerte, siempre dando consejos y animando a todos, pero por primera vez la vi asustada, estaba con una expresión de desesperación, los ojos llorosos, nosotras nunca fuimos muy unidas, nos llevábamos bien pero cada una vivía su vida a su manera, y ella no sabía como reaccionar, se sentía responsable de mí, como mi hermana mayor, pero estaba tan asustada como yo si no es que más.

Decidí calmarme como me había pedido, la noticia de la separación de mis padres nos ha tomado de sorpresa a ambas.

Es verdad que ya no éramos unas niñas, yo ya iba cumplir los 19 años en unos meses, pero para nadie resulta facil aceptar que sus padres ya no se quieren.

Mi padre Edward Morgan era un hombre reservado, serio, incluso algo frío a veces, pero era también el mejor padre del mundo, almenos yo así lo veía, yo siempre fui su pequeña, su niña mimada, nunca nos hizo faltar nada, yo nisiquiera había tenido que trabajar, a pesar de los problemas económicos que habíamos tenido últimamente, me trataba como a una niña pequeña y yo lo amaba, nunca me hubiera imaginado que sería capaz de engañar a mi madre... esa no me la esperaba, se rompió algo dentro mío cuando lo supe, es decir ¿Cómo fue capaz?

No lloré, no soy de llorar, me ardían los ojos y me apretaba el pecho, me temblaban las manos, sentía tanta rabia.

Podía hacer un berrinche si quería pero no tarde mucho en darme cuenta que sería inútil.

***

- Dylan vendrá a buscarme, dijo Sara después de haberse quedado en mi habitación casi toda la tarde, nos hicimos compañía, ya que mi madre se había marchado ya desde temprano a casa de una tía, decía que estar aquí en la casa la deprimía más, nos pidió que tratemos de entenderla y se marchó.
-¿Quieres acompañarme? Prosiguió Sara, Dylan quiere darle la bienvenida a su hermano Haron, llega hoy de Los Angeles y me pidió que te invitara para que también lo conozcas.

Rode los ojos en respuesta, era obvio que no querría ir, nunca lo hacía y menos hoy que ando con un humor de perros.
-Vamos pequeña, me dijo pasando sus manos por mi hombro, tratando de animarme.
-Ve tú, no estoy para bienvenidas y menos de personas que no conozco, dije con desgano, yo le hablaré a Jeremy, veremos unas peliculas o algo.
- ¿Segura? Me miró preocupada.
- Si, además me hará bien hablar con él.
- En ese caso no me marcharé hasta que él llegue, asi que dile que se apure, sonrió mientras salía de la habitación, ver a su apuesto y millonario novio siempre la entusiasmaba bastante, la de ellos es la clásica historia en donde el galán empresario se enamora de su secretaria. Sara trabajaba con él y terminaron locos el uno por el otro, Dylan Collins a ayudado mucho a mi hermana y se ha preocupado también por nosotros, es un buen tipo al parecer, bueno, espero que así sea.

Me levanté rápidamente de la cama y tomé mi celular, marqué el número de Jeremy.

-Hola princesa; contestó del otro lado, te extrañaba, dijo con esa voz tan varonil que me encantaba, solo escucharlo ya mejoraba mi humor.
-Jeremy, disculpa que desaparecí toda la tarde, dije apenada, no le había querido contestar los mensajes, no tenía cabeza para nada, ¿Podrías venir? Necesito verte.
- ¿Estás bien princesa? Estaré ahí en 10 minutos, dijo y no pude evitar sonreir, él provocaba eso en mí.

Colgué y observé el espejo frente a mí, debía arreglarme un poco, tenía los ojos hinchados, el cabello lo traía un desastre, decidí recogérmelo en una cola alta, no era de arreglarme tanto, me quité la camiseta enorme que traía puesta y busqué en mi armario algo decente, opté por una básica azul y unos pantalones cortos color negro. Esa era yo intentando verme bien sin dejar la comodidad.

Quería estar bonita para recibir a mi novio y mejor amigo, él era alto, con un físico trabajado y los ojos más hermosos que había visto, todo él era hermoso, el chico rompe corazones, bastaba con que te dedicara una sonrisa para caer rendida a sus pies, fue de una manera extraña que terminamos saliendo, recuerdo que él coqueteaba con todas, incluyéndome, pero siempre lo ignoré, lo rechazaba porque creía que era el típico idiota sexy que solo quería ligarse a todas, eso hasta que un día me encontró en el patio trasero del colegio, me encontraba mal, mi rostro lo decía todo, estaba ojerosa por no haber dormido y pálida ya que no había probado bocado, los problemas en casa me estaban matando y fue ahí que se acercó a mí.

Recuerdo que me había dicho que llevaba toda la semana observándome y que notaba lo decaída que estaba, me pareció sincero asi que me desahogué con él, asi estuvimos hasta que me dijo que quería andar conmigo.

En fin, de eso ya un año y medio, él era mi compañero desde entonces, mi novio y el único capaz de hacerme sentir mejor, para mi siempre fue mi sostén, por sobre todas las cosas mi mejor amigo.

Yo siempre andaba estresada y llena de líos, era como mi don especial y en verdad apreciaba que él siempre haya estado ahí para mí.

Así que definitivamente su compañía era lo que necesitaba justo ahora.

Hola a todos los nuevos lectores ♡ Bienvenidos y espero que disfruten esta historia que estará llena de drama y nos hará sufrir a todos. Dejen sus votos y comentarios. Gracias por estar aqui ♡.

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