Ángeles y Demonios

Cinco

Era modelo. Adrien era modelo, regresó su mirada a la revista nuevamente apreciando al rubio, Alya le había comprado una revista donde uno de sus recientes diseños aparecía como portada, se sentía tan tonta por no haberlo descubierto antes, él también era reconocido y en varias ocasiones había modelado con sus diseños, ¿cómo no se había dado cuenta antes?

Por otro lado lo que le había prometido al rubio la última vez que lo vio no había tenido ningún progreso.

No se rendiría, Adrien solo no recordaba lo que había pasado y por eso estaba así como estaba, es por eso que daría todo por cumplir su promesa.

—Y dime Marinette, ¿que haces mirando la foto de ese ardiente modelo rubio?

Alya la acompañaba desde el día anterior, estaba preocupada por la actitud de su amiga pero no quería demostrárselo y por eso le hacia esas bromas que por una extraña razón hacían que la azabache se sonrojara, jamás en el tiempo que la había conocido se había sonrojado por un chico así que esto de verdad la sorprendía.

—¿Ardiente? —preguntó Marinette desviando su mirada incomoda lejos de su amiga, trató de cubrir su rostro con la revista que tenía en manos, pero su amiga no hizo más que burlarse de como ella inconscientemente había llevado la fotografía del modelo a sus labios.

—Si, deberías verlo en bañador o cuando hace esas promociones de ropa interior. —la morena hizo un sube y baja con sus cejas de manera sugerente, divirtiéndose de como la azabache se sonrojaba aun mas.

Por supuesto que eso era vergonzoso, ni si quiera ella que era su amante había podido ver su cuerpo, mucho menos él al de ella, se sentía incomoda al saber que muchos ya lo habían visto.

—Dime Marinette, dime qué crees que Adrien Agreste es ardiente —sonrió con picardía.

Regresó su mirada a la revista donde Adrien se encontraba posando de cuerpo completo uno de los diseños de su última colección, en definitiva tenía talento para eso.

—¿Y bien? —insistió Alya sonriendo con picardía.

Estaba segura de que la morena solo quería burlarse de ella, así que solo se encogió de hombros restándole importancia.

—Ya veo —Alya no pudo evitar sonreír al ver a su mejor amiga desviar su mirada.

Marinette trató de cambiar el tema.

—Alya, tengo una amiga y ella... Digamos que tuvo un amante.

—¿Un amante? —la morena la miro un tanto confundida ya que en su lenguaje y en esa época amante significaba otra cosa.

—¡Novio...! Sí, n-novio. —se corrigió totalmente nerviosa —Pues, su novio sufrió un caso de... amnesia y ahora no la recuerda,  pero ella le dijo que lo haría recordar aunque el le dijera que eso era ridículo, pero la cosa es que ella no sabe como hacerlo así que me preguntaba si tu podrías decirme que hacer para luego yo decirle a ella y que ella encuentre una solución para que vuelva junto a su novio.

Hablo tan rápido que ni siquiera supo si había respirado en ese momento.

—Wow. Tranquila amiga, oye seguro que esa chica que conoces está tan loquita de amor si quiere recuperar a su novio el cual tiene según tú: amnesia... —la observó despectivamente —Si yo fuera ella trataría de recordarle con pequeños sucesos que fueron importantes para los dos y así creo que él ira recuperando la memoria.

—¡Alya eso es grandioso! —abrazó a su amiga con demasiada fuerza —Lo haré, haré lo que me dijiste —la morena levanto una de sus cejas —D- digo que le haré saber a mi amiga lo que me dijiste, gracias Alya.

—¡No es algo con certeza, Marinette! —gritó al verla dirigirse apresuradamente hacia la puerta.

Se veía mejor, pensó Alya.

Marinette salió de su casa dispuesta y segura de que lograría que Adrien la recordara, estaba mas segura que nunca.