Siete

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Quería alejarla. Pero al mismo tiempo no, y no encontraba la explicación o razón a eso. Sin duda alguna Marinette lo había tomado por sorpresa, mientras él se burlaba de la pobre chica ella aprovecho para besarlo contra su voluntad, aunque él no estaba haciendo nada por detenerla.

Sintió como torpemente la lengua de la chica empujaba contra sus labios; como queriendo ingresar a su boca -¿a eso se le podría considerar violación?- pensó. No iba a dejar que Marinette se llevara todo el crédito, pero tampoco quería que el beso fuera así de forzado y... húmedo, pero debía admitir que le estaba gustando.

Agarró con cuidado sus mejillas y la atrajo mas hacia él, logrando que sus labios encajaran perfectamente. Las manos de Adrien acariciaron la suave y tersa piel del cálido rostro para luego hacer lo mismo con su cuello, descendió hasta rodear sus brazos en la cintura de la chica.

Marinette por el contrario soltó el fuerte agarre en la corbata del rubio y entrelazó sus dedos detrás de la cabeza de él tratando de acercarlo más. Aunque eso era casi imposible, claro estaba. Adrien no dejaba que ingresara su lengua, le parecía muy pronto para eso así que se rindió de hacer eso que siempre había visto en las películas y decidió seguirle el beso sin necesidad de volverlo más intenso; pero aún así no dejaba de serlo.

Tuvieron que separarse por la falta de aire, no lo deseaban, pero tuvieron que hacerlo.

Adrien estaba atónito por lo que había sucedido. Por alguna razón al haber besado los labios de la chica; un sentimiento de calidez y cariño invadió su cuerpo, era como algo familiar, no sabía lo que significaba eso. Miró a Marinette y su mirada se quedo prendida en los labios de está. Deseaba poder besarla otra vez, además era imposible no pensar en ello si la chica que estaba frente a él se remordía el labio inferior como queriendo decirle que quería que la besara de nuevo.

Y estaba en lo correcto.

¿Sería muy malo si lo volvía a besar? Se preguntaba Marinette.

No, ni siquiera tuvo que hacer algo para que Adrien actuará. El simplemente la beso y ya, solo que con mas fuerza esta vez, la empujo contra uno de las puertas de los cubículos del baño y continuaron besándose. Todo se estaba saliendo de control, los dos sentían mucho calor y había esa muy extraña sensación de querer quitar prenda por prenda para no sentirse asfixiados. Era demasiado raro ya que ninguno de los dos había sentido eso antes.

—Oye amigo, todos están preguntando por ti allá fuera y... ¡¿QUÉ ES LO QUE ESTÁN VIENDO MIS OJOS?! ¡MIERDA!

Se separaron de inmediato al escuchar la voz del moreno. Por un lado se sentían fastidiados por la interrupción y por el otro aliviados, temiendo lo que habría pasado si Nino no hubiera llegado.

—L-lo siento... ¡Disculpen! —Marinette prácticamente huyó del baño tratando de no toparse con la mirada de los dos.

Entró al baño de mujeres y se miro frente al espejo sorprendiéndose por lo que mostraba su reflejo. Su cabello estaba desordenado; tal vez por haber estado recostada en la puerta del cubículo, sus ojos tenían un raro brillo en ellos, sus mejillas tan rojas como nunca lo habían estado y sus labios: rojos e hinchados.

No se reconocía.

Se hecho un poco de agua a la cara y arreglo su peinado, se miro al espejo una vez más, el rubor ya no era tan intenso, pero sus labios aun seguían hinchados, los apretó entre sí y salio del baño en busca de su amiga.


***

Adrien salió junto a su amigo, el cual no paraba de preguntarle que había pasado en los baños, a lo que se negaba a responder. Lo que había sucedido ahí dentro era una locura que nadie debía porqué saberla.

Sintió un jalón que lo hizo dar media vuelta en su lugar para regresar a ver al causante de esa acción.

—Uh... No te molestes, pero no debiste haberla besado —el rubio levanto una de sus cejas,  se preguntó porqué la culpa recaía en él cuando fue él la víctima de las acciones de la chica —. En serio no debiste.

—¿Por qué estas diciendo eso?

—Creo que ella ya tiene novio. —espero a que dijera algo pero se quedo en silencio y continuo —¿Qué como lo sé? Simplemente lo vi. ¿Cuando lo vi? Ahora mismo.

Adrien se dio la vuelta para mirar como un pelirrojo abrazaba a Marinette.

—No puedes decir que es su novio cuando no han hecho nada para demostrarlo, puede ser solo un amigo.

Claro, podía ser solo un amigo de Marinette. Pero con lo ingenua que era esa diseñadora tal vez no se daba cuenta que ese pelirrojo estaba interesado en ella y bastante si no le quitaba el ojo de encima y ni siquiera trataba de disimularlo.

Además no se habrían besado si la chica tuviera novio y con la promesa que le había dicho en un principio tampoco se creía eso de que estuviera en una relación, se veía tan decidida a conseguir todo de él, se le notaba a kilómetros.

Volvió su vista hacia Marinette esperando que ella también lo mirara, tenía esa extraña necesidad de que la azabache se soltara de los brazos del pelirrojo y lo mirara con una de sus típicas sonrisas.

—Vamos hermano, no te desanimes. Una chica tan bonita como ella por supuesto que no iba a estar libre.

—Nino, solo cierra la boca. —dijo Adrien sin siquiera apartar la mirada de la diseñadora.

La risa burlona de su amigo solo dio a entender que lo había malinterpretado todo al imaginar que él estaba celoso del pelirrojo.

Aunque no estaba del todo equivocado.

Por otro lado Marinette se encontraba ya bastante incomoda por el largo abrazo que estaba teniendo con Nathaniel. Como ya había dicho no negaba que el pelirrojo era guapo, pero sinceramente no era su tipo. Y lo peor de todo era que Adrien la estaba mirando.

¡Rayos! - pensó Marinette.

Tal vez el rubio estaba malinterpretando la situación, así que sin mas con un poco de dificultad se separo del abrazo de oso que le estaban dando, cerro su puño y este impacto contra el brazo del pobre chico que con un gesto de dolor, solo se atrevió a sonreír por el exagerado gesto de la azabache.

—¿Qué tal...? Amigo. —el ambiente se llenó de tensión e incomodidad luego de las palabras de Marinette.

—Ah... Sí, hola Marinette. —respondió algo apenado por saberse ahora en la muy conocida pero temida: Zona de amigos.

Alya sólo río por lo bajo por la acción que hizo su amiga, sin duda necesitaba clases de actuación o por lo menos debía aprender a ser mas cuidadosa con sus gestos.

Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora