Dieciocho

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—Así que tú eres el famosísimo Chat Noir, héroe de París —afirmó el moreno con entusiasmo sentado junto a él —Viejo, todo el mundo habla de ti. De como logras derrotar a los delincuentes, como peleas contra el mal y defiendes a los ciudadanos de cualquier cosa sospechosa, ¡Eres un ídolo!

Su amigo Nino estaba muy emocionado, claro; no todos los días podías ver a una celebridad.

Oye... ¿Acaso tú y Marinette son novios?

¿Novios? Esa palabra resonó en su cabeza, le gustaba como sonaba pero, ¿Qué eran ellos? De lo que sí estaba seguro era de una cosa.

—Ella es alguien muy especial para mí.

Miró hacia la puerta de la habitación donde se encontraba su princesa junto a su amiga, la curiosidad le picaba y por momentos solo quería acercarse y pegar su oído a esa puerta para poder escuchar lo que hablaban las dos chicas.

***

Marinette se encontraba sentada en el borde de su cama mirando a su amiga apenada por lo sucedido.

—Vine a acompañarte porque no quería que estuvieras sola y me encuentro con tal escena: tú y Chat Noir besándose.

Esa última frase solo hizo que inclinara su cabeza hacia un lado, no había por qué negarlo si ya los había visto.

—Se hubieran quedado en la fiesta. —soltó con inocencia ocasionando un jadeo por parte de su amiga.

—¿Y qué crees que hubiera pasado si no veníamos? No te hagas la inocente chica, sabes muy bien lo que hubiera pasado. Los dos solos y en ese ambiente tan románticon... solo habría significado una cosa y lo sabes.

Claro que lo sabía, lo había visto en películas y además la misma Alya le había contado como fue su primera experiencia con Nino, aunque aún le parecía asqueroso ese tipo de actos impuros antes del matrimonio.

—Alya, yo no habría permitido eso. Y no entiendo porque siempre debes cuestionarme, no soy una niña. Estoy segura que tú haces ese tipo de cosas e incluso más y yo no digo nada.

La morena se sonrojó hasta el cuello por tal comentario, era verdad, pero lo único que hacía era preocuparse por su amiga. Se acercó a donde estaba ella y se sentó a su lado, la abrazó con fuerza y las lágrimas inundaron su rostro sin siquiera preveerlo.

—Me alegra saber que ahora expresas bien tus emociones, y creo que todo es gracias a Chat Noir. —arrugó su entrecejo confundida —¿Pero qué pasa con Adrien?

Apretó sus labios formando una línea: ¿Cómo explicar que Chat y Adrien eran la misma persona?

—Ehh... Pues Adrien es como... c-como alguien a quien admiro mucho; y Chat es-

No. Había decidido que era mejor darle una escusa a decirle la verdad, Chat no se lo había dicho, ella misma se había enterado. Pero estaba resultando desastroso, ni siquiera podía completar una oración que sonara coherente.

—Lo que tratas de decir es que Chat Noir te gusta y Adrien, no. —intervino Alya al ver como su amiga se negaba a decirle palabra alguna.

Asintió.

¿Por qué no se le ocurrió decir solo eso?

Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora