Catorce

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Marinette corría bajo la lluvia por las aceras de la ciudad, la noche anterior la habían llamado diciéndole que se había presentado de improvisto una sesión fotográfica con sus diseños. Y por supuesto Adrien era el modelo.

Todo iba bien hasta ahí, pero el hecho de llegar tarde se debía a que se había quedado mirando películas hasta muy tarde.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Llego tarde! —se apresuró a decir cuando entró al estudio.

Se encontró con todo el personal en el mismo salón, guardando las cosas en cajas y con rostros cansados.

—¿Qué sucede aquí? —pregunto agitada.

—Oh Marinette, de verdad lo siento —se acerco una pequeña rubia tratando de secar con una toalla a la empapada Marinette —. Creo que no recibiste el mensaje.

—Tranquila Rose, la batería de mi teléfono está muerta. —recibió la toalla y seco su rostro.

—¡Ah! Es que la sesión se canceló por el mal clima. ¡Se suponía que hoy sería soleado! —aviso uno de los fotógrafos. —De verdad lo sentimos mucho, señorita Marinette.

—Tranquilos, ustedes no tienen la culpa. —les sonrió a todos los presentes.

Miró por todo el estudio y se encontró con Adrien, quien se veía aburrido, nuevamente la rubia escandalosa se encontraba allí con él, apretó sus labios y negó ante la insistencia de la chica.

Necesitaba un novio, y ella le tenía al chico adecuado para eso. Sonrió al imaginársela con Nathaniel, harían buena pareja.

Caminó hacia donde estaban ellos y sonrió al ver el entrecejo fruncido de la rubia. Vaya que era celosa.

—Hola —hizo un gesto a modo de saludo, miró a la rubia —. Mucho gusto mi nombre es Marinette, no nos habíamos presentado adecuadamente.

La aludida entorno los ojos recordando su primer encuentro: —Lo mismo digo. Chloe Bourgeois, hija del alcalde. —se presentó con orgullo.

—Ah si, he oído hablar sobre ti, eres una chica increíble de verdad. Eres como... Mi ídolo. —si quería juntarla con Nathaniel debía volverse su aliada.

—¿A quién no le agradaría? —habló con altanería.

Pues a mi —Pensó Marinette.

Sonrió una vez más, ya le estaban doliendo las mejillas.

—Me gustaría conocernos mejor Chloe, ¿Te parece si nos encontramos algún día? Para hablar y eso.

La desconfianza de la rubia fue disminuyendo y le sonrió asintiendo suavemente: —Pienso igual. Ten, mi número.

Le entrego una tarjeta amarilla con el numero de teléfono y nombre. De verdad que era una diva.

—Prometo que te llamaré. —aunque no lo demostrará, se notaba que Chloe necesitaba la compañía de una amiga.

Se alejo sin siquiera ver a Adrien, no podía darse el lujo de arruinar lo que había conseguido. Le haría un favor, necesitaba un novio y una amiga; y ella estaba dispuesta a ofrecerle las dos cosas.

El personal poco a poco fue abandonando el estudio, Marinette conversaba un poco con Rose hasta que ella también abandonó el estudio.

Esperaba que la lluvia cesara o por lo menos que disminuyera un poco, pero fue todo lo contrarió. El cielo estaba tan oscuro que parecía que iba a anochecer, la torrencial lluvia que golpeaba por todo lugar impedía oír bien.

Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora