Capítulo 1

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Dicen que si quieres cumplir un sueño uno de los sitios donde se puede hacer realidad es en Madrid y allí puede que yo haga realidad todo por lo que he luchado durante tantos años. Me llamo Diana y he vivido durante 7 años en un centro para menores a causa de que con 11 perdí a mis padres en un accidente de tráfico, nadie se pudo hacer cargo de mí y me mandaron a aquel lugar en Ávila.
Durante mi estancia allí conviví con muchos chicos y chicas los cuales cada uno tenía su pasado; unos estaban allí por orfandad, otros porque sus padres habían desaparecido, porque sus padres eran unos drogadictos, porque venían de otros países y no tenían familia aquí... y muchos más casos inimaginables.

Hice grandes amigos durante mi estancia allí, mi compañera de habitación Fátima, vino de Siria huyendo de la guerra de su país con tan solo 14 años y no tenía a nadie aquí en España, solo compartimos cuarto durante mis últimos dos años en el centro pero se convirtió en una de mis mejores amigas. Cuando llegó al centro estaba traumatizada y estuvo en tratamiento psicológico durante un año. Su historia creo que fue una de las motivaciones que tuve para conseguir salir de aquel lugar. Nos contó que en Siria, antes de que estallase la guerra era un país próspero y con sus habitantes contentos y alegres, dando paseos por las calles más transitadas de la ciudad, conviviendo cristianos y musulmanes en paz. Su madre la llevaba al mercado Hamidiye, en pleno centro de Damasco y visitaban las tiendas de aquel asombroso lugar, había puestos donde hacían sandalias a mano, otro donde vendían guitarras y alfombras y muchos más, pero que quedan nublados por la guerra que llegó a su país. Sus recuerdos fueron manchados por culpa de los atentados, de la sangre, del horror.

Ella tenía 13 años cuando la separaron, a ella y a su hermana pequeña de 9 años, de sus padres ya que ellos tendrían que hacerse cargo del negocio y no podían dejar todo allí. Nos recuerda esa parte de su historia como la más dura de su vida, nos dijo que retirar a su hermana de los brazos de su madre ha sido lo más duro que ha hecho en su vida. La guerra la obligó a madurar antes de tiempo.

Ella y su hermana, Dolunay, emprendieron su viaje junto a su primo mayor Samer en busca de una vida mejor, una vida en la que pudiesen ser felices, un país en el que pudiesen ser libres de creer en lo que quisiesen sin miedo, sin sangre, sin ruinas.

Iniciaron su viaje con una mochila con algo de comida y agua para el principio del camino, pero que tendrían que conseguir provisiones según avanzasen por Europa. Su ruta consistía en ir desde Siria hasta Alemania, pasando por Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría, Austria y República Checa. El trayecto fue duro, fueron engañados con pasaportes falsos o con billetes a trenes inexistentes; nos contó que se vio obligada a robar en algún puesto de comida algo para que pudiese comer su hermana pequeña.

Algunos murieron durante el trayecto, como fue el caso de su primo ya que cogió una enfermedad y por falta de medicamento y tener las defensas bajas la enfermedad acabo con él. Fátima y Dolunay consiguieron llegar a Alemania sanas y salvas pero allí las dijeron que las mandarían a este país, España. Tardaron casi medio año en recorrer Europa, cuando las dijeron que iban a ir a un sitio seguro no pudieron sentirse más aliviadas. Estuvieron en varios centros de menores hasta que acabaron en él mismo que estaba yo. Después de su año con el psicólogo del centro fuimos inseparables, ya no solo compartíamos habitación, también jugábamos juntas en el equipo de baloncesto del centro, eso hizo que nos uniésemos mucho más.
El centro servía unos estudios de primaria y secundaria obligatorios, dándote la posibilidad, cuando acabases secundaria, de cursar bachillerato o hacer un grado medio. Yo decidí seguir estudiando y sacarme el bachillerato de ciencias de la salud. Mi objetivo era poder hacer selectividad y entrar en la carrera de veterinaria. Amaba los animales y no me veía identificada con cualquier otra profesión que no fuese esa, pensaba que haciéndome veterinaria aparte de crear mi propia clínica podría ayudar a protectoras y esa era mi gran motivación pero la nota de corte en una pública era muy alta y no sabía si iba a conseguir llegar a la nota mínima necesaria y para ingresar en una privada debía de ahorrar mucho más dinero que para una pública.

¿Confías en mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora