¿Confías en mí?

Capítulo 26

Llegamos a Madrid a eso de la 1 de la noche. Fer estaba dormido en el sofá del salón y Carlos estaba acostado en su dormitorio.

Tanto Fede como yo estábamos molidos así que cada uno se fue a su habitación a dormir. Mi móvil se había quedado sin batería, cogí un cargador y lo conecte a mi teléfono. Me encontré con 5 mensajes y 3 llamadas perdidas de Ana y 2 mensajes de Iván.

Hola, ¿Qué tal estas?

Espero que bien, siento no haber podido ir al hospital.

¿Te apetece mañana venir a la universidad? Y así ves al resto.

Oh, qué bien, no te llegan los mensajes.

Espero verte mañana, buenas noches.

Leí en la conversación de WhatsApp con Ana. Decidí ir mañana a verles y hacer acto de presencia en las clases, además, tenía que llamar al trabajo para empezar a trabajar la semana que viene.

Hola Diana, ¿qué tal estas?

Mañana me gustaría que comiésemos juntos ¿qué te parece?

Leí en la conversación con Iván. Pensé que sería buen momento para aclarar toda esta historia y nuestra relación así que acepté sin problemas.

Al día siguiente me levante antes que ninguno y me tomé las pastillas que el médico me había mandado para controlar mis raros espasmos. Preparé zumo de naranja natural y unas tortitas en tres platos con un papel encima de ellas con sus nombres, quería agradecerles lo que habían hecho por mí.

Me puse un vestido de tirantes de flores con una chaqueta de cuero y unas sandalias de plataforma negra, me maquille y me alise el pelo, parecía que fuese a una cita...

Cuando llegue a la universidad localice a Ana y fui a abrazarla.

-¿Qué tal estas?- me preguntó mirándome de arriba abajo-. Estas guapísima.

-Bien, mucho mejor, es que he quedado con Iván para comer.

-Me alegro mucho, pero Carlos ¿lo sabe?

-No, ni hace falta- dije en un tono más bajo al ver que se acercaba el resto de nuestros amigos.

-¡Diana!- exclamó Carla y Raquel a dúo- ¿Qué tal estas?- terminó Raquel.

-Bien, mejor- contesté.

-Ya nos dijo Ana que estuviste con una neumonía-me dijo Juan dándome un abrazo.

-Si- asentí mientras sonreía a Ana agradeciéndola lo que había hecho por mí.

Fuimos a las clases como un día normal. No vi a Ángela en todo el día, ¿habría desaparecido? ¿Se habría ido para siempre? Si fuese así Carlos ya no se tendría que marchar, ni los demás.

Iván me dejó un mensaje diciéndome que me esperaba en el aparcamiento. Yo fui hacia allí y me lo encontré apoyado en el coche con las manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero y con gafas de sol.

-Dame un abrazo- me dijo abriendo sus enormes brazos.

Yo le obedecí y le di un abrazo.

-Se te ve mucho mejor- me susurró al oído con un tono de voz tierno.

Me aparté de él y sonreí quitándome el pelo de la cara.

-¿Nos vamos?- le dije.

Él me abrió la puerta del coche y fuimos a comer a una cafetería que había en la carretera apartada al lado de una gasolinera.