Capitulo 1

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CAPITULO I

La alarma de su celular, nuevamente llamando la atención de Ally. Aquella muchacha sumida en un sueño tan profundo. Apenas eran las 6:00 am. Un día tal vez normal para cualquiera, excepto para ella. Sería el inicio de clases en las preparatorias. Hasta ahí, el caso estaba bien. Pero el problema; o mejor dicho, su problema, radicaba en que iniciaría el año escolar en un instituto diferente al que estaba antes.

Vivió en Nashville la mayor parte de su vida, los días en aquel lugar eran… se podría decir normales. Aunque nunca lo han sido para ella. ¿El por qué? Muchas chicas a diferencia de Ally, solían salir en grupos a “parrandear” o simplemente a divertirse. Ella no. De hecho, no ha tenido amigas. No tiene. La única era Elena quien fue su compañera en la primaria, pero eso había quedado atrás con el tiempo y ya no se consideraría ni su amiga. Sin embargo quien ha sido en verdad su compañera fiel fue Pelusa, su pequeña mascota. Murió hace algún tiempo, y de hecho, el haber sido tan unida a la cachorra, hizo que le afectara su pérdida. Ha aprendido poco a poco y con varias experiencias de la vida, que sin lugar a dudas… Los amigos son escasos, y como no ha tenido, los demás le han catalogado como anti social, una “ñoña” y varias cosas así.

No le importaba en realidad, aún conservaba su autoestima alto. Pero como iba diciendo, su “problema” hoy es que, al ser nueva, llamaría la atención de todos, o eso creía. Tendría que hablarles de ella, y Ally era de la clase tímida e inocente... pero no tonta. 

El caso era que…¿Sería que hoy encontraría nuevos amigos? ¿Sería que no?

Ya le había dado muchas vueltas al asunto, sus maletas estaban empacadas y listas para partir. Cantaba una canción al tiempo que cepillaba su cabello y miraba que no haya imperfecciones ni en su tenue maquillaje, ni en su impecable atuendo escolar.

Al rato, bajó a desayunar por las grandes escaleras que conducían al piso inferior donde se hallaba la cocina. Siendo sincera, ese lugar no le gustaba nada. Con cada escalón que bajaba parecía que las pinturas de las paredes le observaban. 

Y luego… el gran salón principal, “decorado” con cabezas petrificadas de animales: siervos, tigres y osos de selva. Su padre era aficionado a eso; pero Ally por su parte, lo odiaba. No es que era miedosa, pero le provocaban pánico y tristeza aquellos moldes de lo que habían sido hermosos animales. Es por ello, que desde que ha llegado, ha evitado estar en esta sala.

Y sí, apenas llevaba viviendo en Kansas dos semanas, la razón por la que vino era sencilla. Sus padres se divorciaron al tiempo que había nacido. Nunca supo por qué. Su papá vino a ese lúgubre lugar al que se podía llamar “casa”. Y pues, su madre y ella, se quedaron en Nashville. Ahora, su progenitora había fallecido; y el Sr. Kevin Taylor, su padre, se decidió a llevarla con él. Por lo menos hasta que sea mayor de edad.

Es por eso, que no se ha acostumbrado a ver “animales muertos” en las paredes, ni sobre la chimenea.

Ingresó en la pequeña cocina y observó que el Señor Taylor ya tenía listo un desayuno completo para su deleite.

-Así que ya estás lista- pronunció él.

-Sí. Lo estoy. ¿Es un lindo día no crees?-

-Positivo compañera- “Gran forma de tratar a una hija” pensaba Ally.

-Gracias, se ve rico. ¿Tú no comerás?- cuestionó ella al tener su bandeja de comida al frente.

-Oh! No. Yo ya desayuné. Tardaste mucho en arreglarte y… tenía hambre-

-No tardé mucho- negó.

-Sí. Si lo hiciste- rasqueteó la cabeza de Ally con suavidad- Bueno, come mientras yo bajo tus maletas de la habitación para que estés lista e irte a dejar a tu nuevo...internado-

Una Gota de vida (James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora