Capítulo 7: Emma Thompson

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Ha pasado una semana y mi rutina se ha convertido en explorar Los Ángeles por las mañanas y bailar un rato en el parque por las tardes. Me han perseguido dos veces más los policías, pero nunca me alcanzan, así que creo que se están resignando porque no los he vuelto a ver.

El dinero que he juntado en la semana me ha servido para poder comprar alimentos y no gastar tanto en comprar comida en algún restaurante. Casi la mitad del dinero que me dieron mis padres se iría en el cuarto que estoy rentando y tengo que guardar el resto del dinero porque no sé qué libros me vayan a pedir en la universidad.

Era lunes, el día era muy bonito, el clima era perfecto, no hacía ni frío ni calor, así que decidí que podría andar un rato en skate para distraerme, porque me encontraba aburrida y así aprovecharía para ir a la playa y comer ya que se me habían acabado las compras que hice para la semana. Decidí ponerme mi chaqueta, una blusa negra, un pantalón de mezclilla con mi gorra de NY y claro para darme más estilos unos lentes.

Salí del motel andando en patineta, escuchando música con mi iPhone, iba despacio porque la calle era transitada y podía chocar con alguien

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Salí del motel andando en patineta, escuchando música con mi iPhone, iba despacio porque la calle era transitada y podía chocar con alguien. Estaba dando la vuelta en una esquina y choqué con alguien que no había alcanzado a ver, pero mis reflejos fueron más rápidos que logré que la persona cayera sobre mí para no hacerse daño.

—¡Auch! —exclama la persona.

—Lo lamento mucho —le digo todavía con ella sobre mí —¿te has hecho daño?

—No —ella empieza a levantar la vista cuando me encontré con unos bellos ojos que no creo que sean fáciles de olvidar —he caído sobre ti, amortiguaste el golpe.

—Hola —digo con una estúpida sonrisa en la cara mientras ella se levanta estirando la mano para ayudarme —lo lamento, no me he dado cuando.

—No te preocupes ha sido un accidente —dice y noto que la había hecho tirar su comida.

—Lo lamento tanto —digo con mucha pena viendo su comida en el suelo.

—No te preocupes —dice con una sonrisa que no ha quitado de su rostro.

—Déjame pagártelo, por favor —no tengo mucho dinero, pero tengo lo que junte el fin de semana así que me puedo permitir pagárselo.

—No, claro que no. Fue un accidente.

—Por favor —le digo, pero al ver como negaba se me ocurre una idea —o por lo menos permíteme invitarte a desayunar, estamos afuera del restaurante donde supongo habías comprando tu comida.

—Así es —contesta con una sonría que me hace creer que lo está considerando —Esta bien, solo porque tengo hambre.

—Me alegro —empezamos a caminar a la entrada y le abro la puerta mientras ella me sonríe y se sonroja. ¡Por dios! sí que es hermosa, pienso. Nos sentamos en la mesa y vemos el menú —¿qué deseas ordenar?

Me enamoré de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora