11. Celebremos.

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Sábado.

Aquel día tenía que hacer un trabajo, así que el día anterior me había puesto la alarma muy temprano para ir a la biblioteca. El problema, es que aquel día no podía levantarme de la cama. Tenía agujetas por todos lados. ¡Tenía agujetas por partes del cuerpo que no sabía que tenía! La tercera vez que sonó la alarma, decidí que ya era hora de levantarse y ponerme a hacer lo que debía hacer.

Saqué un brazo, perezosamente, de la sábana y apagué de una maldita vez el despertador. Luego, me destapé por completo, dejando que el aire que entraba por las rendijas de la persiana, me erizara la piel. Hoy hacía fresquillo, así que me puse una sudadera de las que venden en la universidad y unos vaqueros. Me puse una goma del pelo alrededor de mi muñeca, y tras ponerme los zapatos, me fui a la biblioteca de la universidad.

Al entrar me di cuenta de dos cosas; la primera, que para ser sábado había bastante gente, y dos, que los profesores habían decidido hacer una reunión en las mesas del fondo de la biblioteca.

Me senté en una de las mesas que tenían ordenador y me recogí una cola alta para quitarme los pelos de la cara.

Tenía que hacer un trabajo en el que, según mi criterio, tenía que crear unos derechos y deberes para los ciudadanos de mi país en una de las áreas que yo quisiera. Yo elegí en el aérea de educación.

Estuve investigando un poco y apuntando ideas, pero nada que me llamara la atención. Entonces, se me encendió la bombilla; Oliver. Él era profesor, así que podría ayudarme con mi trabajo. Guardé mis cuadernos sonriente y apagué el ordenador. Ahora tendría alguna excusa para quedar con Oliver.

Salí de la biblioteca y comprobé las notificaciones de mi móvil, el cuál, no paraba de vibrar en mi bolsillo.

"No hagas planes; ésta noche nos vamos de fiesta."

Robin como siempre haciendo los mejores planes del mundo.

"Esta noche soy toda vuestra"

Le respondí y guardé mi móvil en el bolsillo trasero de mis pantalones.

-¿No sabes que es peligroso poner el móvil ahí? - Escuché la ronca y sensual voz de John tras de mí.

-Creí que tenías una reunión. - Dije, volviéndome para encararlo.

-¿Acaso eso es excusa para no despedirme de mi alumna favorita? -Sonrió de medio lado y por primera vez desde que lo conocía, su tono lascivo de voz me puso enferma.

-Debería. - Contesté seca. -Yo tengo que irme, así que adiós.

-Oh, vamos, no te hagas la dura. - Dijo tomándome de la muñeca. -¿Qué tal si nos vemos mañana?

-¿Qué tal si me chivo y hago que te despidan? - Siseé y me zafé de su agarre. Apreté mi mochila contra mi cuerpo y me fui de allí a grandes zancadas.

Una vez en mi casa, decidí darme una ducha para calmarme un poco. El toque de mi profesor me había dejado una sensación de suciedad, la cual, necesitaba arrancar de mi piel.

Cuando decidí que ya era hora de salir de la ducha, me paré frente mi armario pensando que podría ponerme. ¿Tal vez mi vestido azul eléctrico? Sí, supongo que eso estaría bien. Me coloqué mi vestido y me maquillé lo justo. Ya estaba lista.

Minutos después, Robin y Jennifer estaban en el coche para recogerme.

-Vamos a recoger a Heather y ya vamos a un pub que inarguran hoy. Dicen que es la hostia. - Comentó Robin, sonriente.

*

La verdad, es que Robin no exageraba; era genial. Era un pub grande, pero estaba atestado de gente debido a la gran fiesta de inauguración que habían montado. Muchas luces de colores le daban ambiente a la pista de baile en la que nos encontrábamos bailando los cuatro.

-Hacía tanto tiempo que no salía... - Dijo Heather, moviéndose tímidamente al ritmo de la música.

Le cogí las manos y empecé a bailar con ella de una forma mucho más atrevida y brusca. Ella rió.

-¡Vamos a darlo todo! - Dije riendo mientras bailaba con Heather.

-Chicas, mi amigo yo llevamos tiempo mirándoos y hemos decidio invitaros a una copa. - Dijo uno de los chicos que se nos habían acercado. Él era rubio, a diferencia de su amigo que era castaño. Ambos eran muy altos y corpulentos, pero para nada mi tipo.

-No, gracias; estamos bien. - Dije alzando mi copa y sonriendo. El castaño se encogió de hombros y sonrió.

-¿Podemos bailar con vosotras al menos?

Heather me miró insegura, pero yo sonreí encantada de no haber perdido mi chispa y de poder seguir gustándole a cualquier chivo que quisiera. Así era yo; necesitaba saber que podía tener a quien quisiera, que le gustaba a la población masculina.

Estuvimos gran parte de la noche charlando y bailando con aquellos chicos. Eran bastante majos, y en la pista de baile sabían moverse bastante bien. Una gran compañía sin duda.

-Ahora vuelvo. - Dije y me fui al baño. Para mi sorpresa, nada más entrar en el baño de mujeres, me encuentro a Jennifer y a Robin liándose. -¡Oh Dios, no me lo puedo creer!

Ellos se separaron en seguida y me miraron avergonzados. Yo sonreí y me acerqué a ellos.

-Por favor, no digas nada, Rachel.

-Tranquilos, no diré nada. Pero, ¿por qué no lo sabía yo? ¿Estáis juntos?

-¡No! - Exclamaron a la vez. Levante las manos en señal de rendición y reí.

-De acuerdo. Yo sólo venía a mear, así que... - Dije señalando el cubículo a mis espaldas. Ellos asintieron, aún avergonzados y yo hice lo que tenía que hacer.

Seguimos bailando hasta las ocho de la madrugada, y me encantaría decir que a esa hora cada uno se fue para su casa, pero no; fuimos a desayunar.

¡Benditas fiestas!

Love is HORRIBLE (I think)   {#TM2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora