20.

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Cuando me desperté, Oliver ya no estaba en su cama. Me levanté y fui hasta em cuarto de baño de nuestra habitación arrastrando los pies. Deseaba que estuviese allí que, aunque sonara loco, no me hubiese dejado sola del todo. Sin embargo, pegué a la puerta y nadie respondió. Repetí mi acción, pero nada; solo oía el silencio riéndose de mí. Abrí la puerta lentamente, por si Oliver estaba dentro, le diera tiempo a pararme antes de que viera algo innecesario.

Nadie estaba en el baño

Baje las escaleras que me llevarían a la planta baja sin ninguna gana. Todos estarían abajo riendo, charlando animadamente y comiendo. Y yo, ma verdad, es que no tenía ganas de hacer nada de eso.

Como pensé, todo estaban sentados en la mesa; todos menos Oliver.

-Buenos días. - Canturreó Robin. -Tienes mala cara. - Acusó, apuntándome con una tostada.

-Gracias. - Murmuré. Repasé, nuevamente, con mi mirada la estancia. -¿Y Oliver?

-Se fue esta mañana muy temprano. - Comentó Harry sin darle mucha importancia, a la vez que me pasaba una tostada con los bordes quemados.

La rechacé con un movimiento de cabeza, pero el insistió. Me senté junto a Heather y unté mi tostada con mantequilla.

-¿Dónde ha ido? - Fingí no darle mucha importancia, aunque por dentro me estuviese muriendo por saber dónde diablos estaba.

Jennifer se encogió de hombros.

-Dijo que iba al lago, creo.

Asentí y le pegué un bocado a mi tostada de bordes quemados. Las arcadas no tardaron mucho en llegar.

-¿Te encuentras bien? - Preguntó Jennifer.

Chisté. Lo que meno quería era que los demás se enteraran y no me dejaran salir a buscar a Oliver.

Ella asintió comprendiendo aparentemente la situación.

-Oye, chicos, he pensado que Rachel y yo podemos ir hoy al lago. Ya sabéis, como ella no pudo ir ayer...

-¿Estás ya bien?

Asentí rápidamente y agradecí internamente a Jennifer por ser una amiga tan genial.

(...)

Después de media hora andando, ambas estábamos ya reventadas, y según Jennifer aún quedaba un buen tramo por recorrer. Suspiré y me sente en un ancho tronco cortado que había en medio del camino de arena.

Jennifer se sentó a mi lado. Apoyó su mano en mi rodilla y dudó en si comentar algo respecto a Oliver. Finalmente lo hizo:

-¿Qué os ha pasado? - Preguntó, fijando toda su atención en mí, lo cual, me puso incomoda
incómodo y nerviosa.

Me encogí de hombros y le di una patadita a una piedra que había cerca de mi pie derecho. Jennifer suspiró, desinflándose como un globo.

-Creo que dije algo que no debía. - Murmuré después de unos minutos en silencio mirándonos la una a la otra. Ella me miró buscando alguna explicación. Evité su mirada. -Dije algo sin ninguna malicia, y él lo malinterpretó.

Ella asintió aparentemente conforme.

-Pues debe estar muy enfadado para haberse ido sin avisar y encima haberse llevado el coche.

Sin querer, Jennifer me hace sentir aún peor. Poco a poco me voy haciendo más y más pequeñita en mi sitio.

-Hay que ser muy estúpido para llevarse el único coche que tenemos, sabiendo que el pueblo más cercano está a treinta y cinco kilómetros. - Se quejó indignada, poniéndose en pie. Me miró y me sonrió. -No pongas esa cara, ya sé que aunque sea un estúpido, él te encanta. - Iba a intervenir, pero se me adelantó: -Se nota.

Me puse de pie también.

-Bueno, pues ya da igual todo eso, ¿sabes?

-Rachel, eres demasiado exajerada. - Rió. -Sólo habrá sido una peleilla tonta. No vais a dejarlo todo por eso. - Puso los ojos en blanco y comenzó a andar, haciendo que yo tuviera que correr un poco para alcanzarla.

-¿Tú crees?

-Claro. - Sonrió. -De nada.

-Gracias. - Murmuré.

Ahí comprendí, que es cierto todo lo que dicen respecto al amor. Es cierto que te hace sentirte en las nubes y al segundo estás magullada en el suelo. Es cierto que te hace ser idiota. Sí, desde luego, el amor vuelve tonta a las personas.

(...)

Por fin, después de una buena caminata, vimos a Oliver. Estaba sentado en la orilla del río, hacienfo ranitas.

Jennifer me hizo una señal con la cabeza para que me acercara a hablar con él.

-Vamos, dile lo que sientes sobre lo que ha pasado.

Asentí, intentando sacar valor y fuerzas para acercarme y plantarle cara a la situación de una vez por todas.

Me acerqué a Oliver a paso decidido y me senté a su lado. Él ni siquiera volvió su cabeza para mirarme, pero sabía que sabía que yo estaba justo a su lado. Decidí esperar a que me hablara él, porque supuse que era mejor eaperar a que estuviese preparado para hablar conmigo sobre el tema y no parar hasta arreglarlo.

-¿Qué haces aquí?  - Dijo después de unos minutos que se me antojaron eternos.

-He venido por ti. - Dije mirando al frente, temiendo que si lo miraba, me perdiera en sus ojos azules.

-Ah.

-Oliver, sabes que no quise decir amigos...

-Pero lo dijiste. - Replicó. -Y dolió.

-No sé que somos. - Me quejé.

-No somos amigos, eso está claro.

-Yo quiero ser todo contigo, Oliver.

-Pues seámoslo. - Replicó con angustia en su voz, y por primera vez en toda la discusión nos miramos a los ojos. Sus ojos azules ahora mismo solo reflejaban desesperación.

-Sabes que no puedo. - Murmuré y alargué la mano para acariciarle el pelo de la nuca. Él se retiró antes de que pudiese rozarlo siquiera, lo que hizo que tuviese que cerrar los ojos para asimilar el golpe.

-¿Por qué? ¿No soy suficiente? ¿Todo lo que hago por ti no es suficiente, Rachel? ¡Quiero más, necesito más! ¿No te das cuenta de que lo quiero todo de ti? ¡No te das cuenta de nada! - Oliver se levantó rabioso. Nunca lo había visto tan enfadado, y la verdad es que estaba  asustada.

-No creo que necesitemos una etiqueta. - Murmuré cohibida.

-Yo sí.

El espacio entre nosotros cada vez se hacía más grande. Parecía que Oliver y yo no habíamos estado tan alejados nunca.


Love is HORRIBLE (I think)   {#TM2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora