13. Trabajo.

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Salí de la universidad lo más rápido posible. Había quedado con Oliver en que iría a recogerlo cuando saliera de la universidad, después, iríamos a comer y por ultimo, iríamos a mi casa a hacer el trabajo que tenía que hacer para historia del derecho.

Aparqué el coche y salí corriendo a la puerta del colegio. No sabía porqué estaba tan emocionada; ¡sólo íbamos a hacer un maldito trabajo! No es que fuéramos a hacer nada divertido.

-Hola. - Dijo sonriente agarrándome de la cintura y pegándome a su cuerpo. Sonreí incómoda, al ver a Heather sonriéndome desde la puerta de entrada. Seguramente habría venido a recoger a James.

-Hola. -Murmuré separándome de él. -¿Nos vamos?

-Claro. - Me agarró la mano. -¿Dónde me vas a llevar a comer? -Dijo con una voz aguda.  Reí.

-Pensé que tu tenías pensado un sitio.

-¿Yo? -Dijo pensativo. -Mm no se me ocurre ningún sitio. Pero,¿sabes?, el McDonald's nunca falla.

-Hola. - Dijo Heather, acercándose. -¿Qué tal todo?

-Muy bien. - Dijo Oliver muy sonriente.

-Oh, genial. Bueno... esto... yo tengo que irme. - Dijo señalando la puerta del colegio, nerviosa. No quería que se fuera; estar a solar con Oliver me ponía nerviosa. Aunque, pensándolo bien, era una tontería después de el rato pasado asolas en mi habitación.

-Adiós, guapa. Pasaré a verte pronto. - Le di dos besos a mi amiga un achuchón en las mejillas a mi sobrino.

-Sí, Harry dice que tiene que hablar contigo. -Musitó, y antes de que pudiese decir nada, se fue.

¿Harry quería hablar conmigo? ¿De qué?

-¿Quién es Harry? -Preguntó Mr Sonrisa perfecta alzando una ceja.

-Es una larga historia. ¿Vamos?

***

-¿Me vas a decir ya quién es ese Harry? - Preguntó con asco. Reí.

Durante nuestro almuerzo en McDonald's,  Oliver no había parado  de preguntar quien era Harry, y siempre que lo hacía ponía la misma cara de estreñido.

-Te gusta Harry, ¿a que sí? -Exclamó acusándome con el dedo. Reí aún más fuerte. Me estaba empezando a faltar el aire.

-Oh, por Dios. Harry es el marido de Heather, Oliver. - Él me miró avergonzado y agachó su cabeza. Yo saqué mi cuadernos y mis lápices, pero cuando volví la mirada a él seguía igual. -Hey, ¿todo bien? -Él me miró intensamente con sus ojos cafés.

-Sí, lo siento. Empecemos... con el trabajo.

Hacer el trabajo con Oliver fue como andar por las nubes con un helado de tu sabor preferido y tu mejor amiga. Era tan fácil todo con él... Bueno, al menos en algunos aspectos.

No tardamos más de una hora y media en hacer el trabajo, y para celebrarlo, hice palomitas y nos tumbamos en mi cama a comérnoslas.

-¡No puede ser! - Dije riéndome, echando la cabeza hacia atrás y sujetándome la barriga, la cual, ya me dolía de reír.

-Sí, fue horrible. - Dijo abriendo mucho los ojos y riendo.

Era difícil de creer la de cosas que podían ocurrir en un colegio. ¡Y lo mejor; Oliver había sido testigo de muchísimas cosas divertidas!

-En fin, háblame sobre ti.

Me encogí de hombros.

-Tengo una vida aburrida, en una casa aburrida y unos padres aburridos. Ah, y estudio derecho, la carrera más aburrida de todas. - Digo con una pequeña sonrisa inocente. Él frunce un poco el ceño y se incorpora, apoyándose sobre su hombro para verme mejor.

-Sabes que nada de eso es verdad.

-Ya, pero no tengo nada que decir.

-¿Sabes lo que yo veo?

-¿A mí? Es decir, me estás  mirando muy fijamente, me pones nerviosa. -Él rió un poco.

-Veo a una chica llena de inseguridades que se hace la fuerte. - Fruncí el ceño y encogí los labios. Ese estúpido comentario me había molestado mucho. Iba a contestarle, pero él me detuvo. -Sin embargo, no sé de dónde saca tantos complejos porque es perfecta. Es perfecta; toda ella lo es. Atraparía el sonido de su risa para dejarlo sonar toda la noche, retrataria sus hermosas facciones para no olvidarlas nunca, aunque claro, ella es una de esas chicas que no dejas de ver ni cerrando los ojos. Siempre está ahí, en mis pensamientos... ¿Y esos ojos? Esos ojos verdes que te penetran tan adentro que parece que pueden leer tu alma. Y el pelo pelirrojo como el fuego que te recuerda que con una palabra te puede reducir a cenizas. ¿Y sabes que es lo peor? -Preguntó y yo negué lentamente mientras tragaba saliva. -Que yo tengo la teoría de que las personas somos las que le damos a otras personas el poder de destruirnos, pero contigo fue distinto. Tú ya tenías ese poder desde que te vi por primera vez con los pelos pegados en la cara y empapada.

Para cuando acabó de hablar yo ya estaba sin respiración. Estaba hablando de mí. Estaba intentando declararse. A mí. ¡A mí! Y estaba súper feliz. Algo dentro de mi estómago se había puesto del revés y las palabras habían quedado atascadas en mi garganta. Quería decirle que yo sentía lo mismo, que sólo con ver su sonrisa me bastaría para ser feliz. Que lo amaba, porque lo amaba. Oliver era el hombre de mi vida. Pero entonces, pasaron por mi mente los pensamientos que tanto me atormentaban. Yo no podía volver a caer; mi corazón no podría aguantar una decepción más. Tenía miedo, de repente estaba temblando.

-Vete. -Musité, haciéndome una bola en la cama. De repente se me había nublado un poco la vista y oía todo un poco distorsionado.

-¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

-Vete. - Repetí, esta vez gritando.

Y esa fue la última vez que vi a Oliver...

Love is HORRIBLE (I think)   {#TM2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora