12. Resaca.

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Volví a casa a las nueve de la mañana y lo primero que hice fue meterme en la cama. No me desperté hasta las tres, y no lo hice por mí misma, la responsable de que me despertara fue mi madre aporreando la puerta.

-¡Rachel! Arriba, no lo diré de nuevo.

Resoplé y salí de la cama. No podía con mi cuerpo. Me miré al espejo; tenía un aspecto muy demacrado. Decidido, no vuelvo a beber. Mi madre volvió a pegar, y eso hizo que reaccionara y dejara de mirarme en el espejo, para acercarme a abrirle la puerta.

Mi madre sonrió al verme y yo puse los ojos en blanco y me eché las manos a la cabeza para frenar el dolor que amenazaba con perforarme el cráneo.

-Parece que lo pasásteis bien. - Dijo mi madre, sentándose a los pies de mi cama.

-Sólo te diré que desayunamos antes de volver a casa. - Ella ríe y me acaricia el pelo.

-Me gusta que lo pases bien, pero tampoco te excedas, ¿de acuerdo? Quiero a una hija, no a un zombie. - Dijo, levantándose de la cama. -Ah, y hay un tal Oliver abajo. Lo he dejado hablando con tu padre. - Dijo antes de marcharse.

Sabía lo que mi madre quería decir con eso; que me diera prisa en bajar antes de que mi padre le hiciera un interrogatorio tipo CSI. Es lo que tenía que tuviera un padre policía.

Me puse los pantalones del pijama como pude y bajé la escalera, sin ni siquiera percatarme en mis pelos de loca.

-Hola. - Murmuré apareciendo en el salón. Mi padre estaba sentado en el sofá con una taza de café en la mano y parecía que acaba de interrumpir una de las miles de preguntas que le estaría haciendo a Oliver. Si volvía a venir después de eso, tendría que reconsiderar no querer tener nada serio con ningún chico.

-Hola. - Dijo. Y puedo jurar que nunca había escuchado un "hola" más feliz que ese.

-Hola, cariño. Aquí estaba hablando con tu... amigo, ¿verdad?  - Dijo escrutando a Oliver con la mirada. Mi padre tan sutil como siempre. Me di una palmada en la frente mental.

-Sí, que bien. Bueno, Oliver y yo nos vamos. - Dije tirando de Oliver escaleras arriba. Una vez que entramos a mi cuarto cerré la puerta y suspiré apoyando la espalda contra ella. -Ya has conocido a mi padre. -Reí nerviosa.

-Sí. Se nota que se preocupa mucho por ti. - Dijo rascándose el cuello. Sonreí.

-Ponte cómodo.

Me tiré en la cama boca-arriba. Estaba muerta, no podría durar mucho más rato de pie sin caerme. El río someramente.

-¿Una gran noche?

-Ni que lo digas... -Cerré los ojos. -Fue increíble. -Sonreí al notar su aliento contra mi cuello, y finalmente, abrí los ojos. Oliver estaba tumbado en la cama a mi lado, con su cara muy cerca de mi cuello, lo que hacia que su aliento chocara contra éste, erizándome la piel.

-No me avisaste. - Se quejó en broma.

-No creo que aguantes una noche con nosotros. -Reí recordando la noche anterior.

-¿Me estás diciendo viejo?

-Mm, eso creo. - Dije juguetona, acariciándole el pelo.

-Te haré cambiar de opinión. -Comenzó a hacerme cosquillas y yo no podía parar de retorcerme entre sus brazos mientras reía como una desquiciada.

-Vale, vale... ¡Para! - Dije sin parar de reír.

-Entonces... ¿soy un viejo?

-Sí. - Dije protegiéndome con mis brazos. Él fue a lanzarse sobre mí de nuevo, pero unos golpes en la puerta nos separaron bruscamente el uno del otro. Me levanté y fui a abrir, era mi madre con una bandeja llena de comida.

-Pensé que tendríais hambre. - Dijo con una dulce sonrisa. -A ti no te aparecerá, pero es bueno que comas algo. -Me pasó la bandeja, y tras darme un beso en la mejilla se fue. Cerré la puerta de nuevo y le pasé la bandeja a Oliver.

-Que buena pinta tiene todo. - Dijo comenzando a comer. Alcé una ceja, indignada. Espero que no se acostumbre a que lo traten así, el y yo sólo somos amigos. -¡Qué bueno! ¿Tu madre es cocinera o algo  así?

-No. - Reí tumbándome a su lado. -Sería su sueño hecho realidad. - Él me miró interrogándome con la mirada. -Ella siempre ha querido poder coger un local y montar su propio restaurante.

-Es algo bonito. Ojalá lo consiga.

Pasamos la tarde entre risas y películas de miedo. Vimos dos películas de miedo, las dos malísimas, por cierto. Sin embargo, a Oliver le encantaron ambas.

A las siete, Oliver pensó que ya era hora de irse, así que lo acompañé a la puerta, aún en pijama. Se estaba convirtiendo en una muy mala costumbre eso de pasar todo el día en pijama.

-Oliver, ¿te importaría venir mañana a ayudarme con un trabajo?

-¿Cómo podría ayudarte yo? - Dijo con una pequeña sonrisa.

-Es sobre el sistema de educación. Pensé que tú tendrías más idea que yo.

-Claro. Mañana estaré aquí. - Dijo con una gran sonrisa. Me sonrojé y me puse  a jugar con mis dedos. ¿Pero qué haces? ¡Deja de comportarte como si fueras Heather! Tú eres una chica con carácter, échale cara.

-Bien. Gracias.

Mi madre apareció por detrás, y apoyó su mano en mi hombro.

-Oliver, cielo, siéntete libre de venir cuando quieras. Nos ha gustado mucho tu visita. - Dijo dulcemente, lo que hizo que yo pusiera los ojos en blanco; ¡ni siquiera habían tenido una conversación propiamente dicha! Sin embargo, por dentro, estaba sonriendo como una adolescente enamorada. ¡Para!

-Muchas gracias, señora.

-Ay, por Dios, - Sonrió. -llámame Mónica.

Mi padre apareció también junto a mi madre. Esto cada vez se ponía más incómodo.

-Bueno, espero que lo hayas pasaso bien, chaval.

Oliver asintió sonriendo.

-Ha sido un placer conocerles. -Me miró y su sonrisa se hizo un poco más grande. Ay... su sonrisa... -Creo que va siendo hora de irme... -Dijo, pasándose la mano por el pelo. -Adiós, guapa.

-Llámame Rachel, en serio; llámame. -Dije de repente, y sin saber muy bien por qué. Estaba citando mi libro favorito; Hush hush, y ni siquiera sabía porqué.

Él soltó una risotada.

-No lo dudes. -Dijo alejándose. Suspiré y me giré para encontrarme con mis padres mirándome fijamente muy sorprendidos. Yo me limité a encogerme de hombros con una sonrisa de niña buena.

Love is HORRIBLE (I think)   {#TM2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora