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A la mañana siguiente, cuando me levanté, él estaba tumbado, apoyado en su hombro y mirándome fijamente con una pequeña sonrisa. Le sonreí de vuelta. Él me dio un besito en la nariz.

—Buenos días.

—Buenos días. —Ronroneé dándome la vuelta en la cama.

Él dejó un camino de besos húmedos desde mi boca hasta el final de mi cuello. A lo que yo, intentaba contenerme la risa que provocaban las acaricia de sus labios sobre mi piel sensible.

—Para. —Murmuré sonriendo contra sus labios.

—Quiero despertar así siempre.

—¿Así cómo?

—Así a tu lado. —Me abrazó. —Te amo, cariño.

—Y yo a ti.

Minutos después, a pesar de mis súplicas, Oliver salió de la cama y comenzó a vestirse para irse a dar clase al colegio. Yo tuve que hacer lo mismo para ir a la universidad. Después de las vacaciones de verano, me estaba costando bastante adaptarme de nuevo a la rutina.

Después de clases, pasé por casa de Heather para visitarla. Como solía pasar, me abrió Harry.

—¿Está mi amiga?

Harry puso los ojos en blanco.

—Alguna vez podrías preguntar por mí. —Bromeó. —Me haría ilusión y todo, ¿sabes?

—Sigue soñando, Stilson.

Lo hice  un lado con un empujón de caderas y entré en busca de mi amiga. Encontré a Heather en la cocina, supongo que preparando algo para comer.

—¡Hola! —Dijo muy contenta, dejando lo que estaba haciendo para venir a abrazarme.

—Hola. —Sonreí.

—Un momento... Si tu estás aquí, ¿quién va a recoger hoy a James? —Dijo con los ojos muy abiertos.

—¡No me dijiste nada! —Me quejé.

—Siempre lo recoges tú.

Cogí rápidamente mi teléfono y marqué el número de Oliver mientras le hacía gestos con la mano a Heather para que se calmara.

—¿Rachel?

—Oliver, ¿está James contigo?

—Sí, nunca dejo solo a ningún niño hasta que venga alguien a recogerlo. ¿Ha pasado algo? ¿Estás bien? —Preguntó preocupado.

—Sí, tranquilo. Se me había pasado que tenía que recoger a James. Lo siento, ahora voy por él.

—No te preocupes. Yo pasaré a llevarlo a su casa. ¿Dónde estás tú?

—En casa de Heather.

—Vale, cariño. Ahora te veo.

A pesar de que le dije a Heather que Oliver traería a James, estuvo intranquila todo el tiempo que estuvimos esperando. No paraba de repetir que no sabía conducía Oliver, que tal vez era brusco conduciendo. Y yo, no paraba de repetirle que era muy prudente al volante, y más con un niño. Sin embargo, mi amiga no se quedó en paz hasta que vio a su hijo entrar por la puerta.

—¡Hola, tita!

—Hola. Pero mírate, que mayor estás ya. —Sonreí y le di un beso en la frente.

—¡Espera aquí un momento! No te muevas, ¿eh? Ahora vuelvo. —Dijo muy emocionado y corrió a su cuarto.

Oliver me rodeó desde atrás con sus brazos y me dio un pequeño beso en la mejilla.

Reí cuando vi volver a James con uno de sus muñecos de Spiderman.

—Éste es nuevo.

—Este es muy chulo. —Me agaché para quedar a su altura. —¿Cuántos tienes ya?

—Siete. —Dijo sacando siete dedos.

—Vaya... Esos son muchos. —Reí y él me sonrió.

—¡Sí! Voy a jugar, ¿vale?

—Sí, vete a jugar. —Reí. Mi sobrino me abrazó y se fue corriendo a su cuarto de nuevo.

Me puse de pie y me giré para mirar a Oliver, que se había quedado embobado mirando como hablaba con James.

—Límpiate la baba, colega. —Bromeó Harry. —Ya sé que ver a tu chica con un niño da miedo, pero al menos podrías disimular.

Obviamente Harry estaba bromeando. Se notaba a distancia que a Oliver le había gustado verme hablando con mi sobrino. Por alguna extraña razón, eso hizo que una sensación cálida y agradable se instalara en mi estómago.

Oliver me hizo un gesto para que nos fuéramos a casa, así que nos despedimos de todos y nos fuimos de la casa. Cuando estábamos montados en el coche, Oliver apoyó su mano libre en mi muslo, mientras manejaba el volante con la otra.

—Ha sido nuy tierno verte con James. —Dijo alternando su mirada entre la carretera y yo.

—Mira al frente. —Ordené sonriendo.

—Sí, señora.

Con su pulgar comenzó a hacer circulos en mi muslo, haciéndome suspirar. Que relajada me estaba quedando.

—¿Alguna vez has pensado en ser mamá cuando seas mayor? —Preguntó con curiosidad.

—No. —Dije mas seca de lo que quería sonar. Él torció el gesto ante mi respuesta.

—¿Por qué no? Es decir, te gustan los niños, he visto como mirabas a James y como le hablabas.

—Sí, pero no es lo mismo sólo un rato a toda su vida. Es una gran responsabilidad y un gran compromiso. —Murmuré, mirando por la ventana del coche.

Estuvimos en silencio todo el camino. Cuando bajamos del coche, él abrió la puerta de la casa y ambos entramos. Pensé que me había librado de aquella incómoda conversación, pero como siempre, Oliver no dejaría pasar el tema.

—¿Ese es tú problema? ¿Tienes miedo al compromiso?

Suspiré.

—Tengo miedo de comprometerme a algo que no sé si haré bien, que no sé si podré cumplir.

—¿Estás de broma? —Se acercó a mi y cogió mis manos entre las suyas. —Serás una gran madre, ¿vale? De todos modos, tienes mucho tiempo para pensarlo. Sólo quiero que tengas en cuenta de que serías una gran madre. —Iba a abrir la boca para hablar pero el me calló levantando su dedo índice. —En un futuro me gustaría tener bebés gateando por aquí. Nuestros bebés.

Love is HORRIBLE (I think)   {#TM2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora