OUT P.O.V
Marcos se calló de repente, no podía hablar. Necesitaba recapacitar, saber en qué había fallado y por qué le estaba ocurriendo aquello a él. Necesitaba encontrar respuestas que no existen en la faz de la tierra, necesitaba una explicación para el amor.
Andrea lo miró expectante, esperando una respuesta que no llegó a salir de la boca de Marcos. Miró a Laura con una sonrisa victoriosa. Luego dirigió de nuevo su mirada a él, ese chico que había hecho de ella un caos y una locura. Y lo vio triste, con la mirada perdida, como buscando algo en su mente, algún recuerdo o alguna respuesta perdida. Pero sus ojos verdes seguían ensimismados en un punto concreto de la pared grisácea, y así, con los ojos semicerrados y la cabeza llena de excusas, se alejó de la mesa de las dos chicas.
-¿Sabes qué bicho le ha picado a este? –Oyó decir Marcos a Andrea.
No escuchó la respuesta de Laura, tampoco ella sabía lo que le acababa de ocurrir. Marcos se encontraba distinto, nuevo, más feliz. Con una excusa para sonreír permanente, con una misteriosa alegría que le inundaba. Pero todo eso era por dentro, porque por fuera, parecía retraído, apartado de la sociedad y del mundo, y con unos ojos grises tan brillantes, que parecían a punto de romper a llorar.
-Seguramente sea por ti. Ayer intenté sonsacarle algunas cosas –Explicó Laura-pero sois como las almejas, os cerráis y no dejáis que salga nada de vuestro interior.
-Estás muy pesadita con el tema, eh... –Andrea puso los ojos en blanco-Mira, ya te lo dije cuando el macarra vino a nuestra case y te lo repito ahora: ese tío y yo no tenemos nada que ver. Es como si perteneciéramos a dimensiones distintas. Por cosas de la vida nos hemos llegado a hacer amigos, pero no llegará a más. Te lo aseguro. Sabes que no me van los chulos, ni los prepotentes, y mucho menos los que se meten a peleas cada dos por tres. Así que Laura, te lo pido por favor, no vuelvas a decir que entre nosotros dos pueda o no pueda haber nada, ¿de acuerdo?
Andrea no solía ser así, no solía actuar de esa forma con su amiga y justo tras pronunciar ese monólogo se arrepintió. Sabía que Laura lo hacía con la mejor intención, y se lo agradecía, pero no podía seguir así.
El profesor que había desaparecido con Mario entró de nuevo a la clase, y tras dos gritos repetitivos, se sentó en su escritorio y comenzó a corregir exámenes atrasados.
-Ah, si no queréis acabar como vuestro amigo Mario, más os vale estar bien calladitos. No quiero ni oíros respirar, ¿vale? Que no lo tenga que repetir.
Se oyó un <<a ver si es verdad>> y lo secundaron unas cuantas carcajadas, pero el profesor no volvió a pronunciarse. ¡Qué clase tan pesada le había tocado de guardia!
Al acabar el día, Andrea no había vuelto a hablar con Marcos desde primera hora. En un par de clases se sonreían, se miraban y cazaban al otro mirándole, pero nada más allá. Incluso cuando Andrea se acercaba al chico para pedirle perdón por su actuación en la clase de tecnología, él la miraba, sonreía y se alejaba. Un comportamiento cuanto menos extraño.
Al llegar a casa y una vez acabadas todas las tareas para ese día, Andrea se tumbó en la cama y se colocó los cascos. “Algo más que recuerdos” de ToteKing y Xhelazz comenzó a resonar en los oídos de Andrea. Pero pronto se vio interrumpida esa canción cuando de pronto, sonó otra muy distinta. La estaban llamando por teléfono. Y era él.
ANDREA P.O.V
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Otra historia de amor adolescente
Teen Fiction-Te aviso de que yo no quiero las típicas historias de amor de los libros. -Dije. -No, nena, los libros escribirán historias de nosotros.