MARCOS P.O.V
Ahí estaba yo: sentado frente dos desconocidos llamados 'papá' y 'mamá'. Uno, un famoso doctor de la zona, al que acuden pacientes de todo tipo, lugares y culturas. Pasaba más tiempo en la consulta que en casa. No se preocupaba por su madre, mi abuela, que ya estaba en las últimas. Prefería ir con su secretaria a reuniones del otro lado del país. Mi madre, todo lo contrario, una mujer buena y luchadora, pero demasiado mansa. Sabía que mi padre la engañaba pero ¿para qué hacer algo? Su vida era perfecta tal y como estaba, así que prefería no rizar más el rizo.
Los miraba y me sentía extraño, ¿por qué decidieron acogerme cuando nadie más me quiso? ¿Por qué me dieron esa oportunidad de hacerme cambiar el rumbo, de pasar página? Y lo más importante, ¿por qué yo los defraudaba de esa manera? Supongo que era porque no pensaba que hubiera ningún lazo entre nosotros. No los veía como parientes, los veía como a quien dona sangre y tú necesitas. Unos simples desconocidos que te ayudan, que te acogen e intentan reformarte. Que se avergüenzan de ti ante sus amistades, que te esconden, se ocultan, te omiten. Y su única función es preguntarte cómo te ha ido el día y darte unos cuantos billetes al final de cada semana. Y por supuesto, regañarte o darte algún bofetón cuando se enteran de que no has sido bueno, de que te has peleado. No les importas tú, no les importa tu ceja partida o tu labio roto. Sólo les importa su propia frustración e impotencia al ver que no te han podido cambiar. Que por mucho que ellos lo intentaran, realmente no ha servido de nada ese colegio pijo y caro, o esa moto para premiar una buena conducta. No les ha servido de nada. Así que ¡pum! otra hostia, y ellos se quedan muy a gusto, pensando que lo hacen bien, que te están ayudando, y diciéndote eso de "esto me duele más a mí que a ti, te lo aseguro", pero con esa media sonrisa que los delata. Ella mira a otro lado cuando el Doctor Jaume, mi padre, me abofetea. Y él sale de la habitación cuando lo hace ella. Con lágrimas en los ojos, eso sí, pero también lo hace.
No era un crío maltratado. Sólo un bofetón y una regañina. Como supongo que les pasa a todos los rebeldes sin causa. Porque los padres ya no saben qué más hacer: reformatorios, ayudas, psiquiátras, colegios de monjas... y se les ha olvidado lo más básico, aquello que hacen todos los días: hablar.
ANDREA P.O.V
A la mañana siguiente me sentía como nueva. No estaba de mal humor, tenía una sonrisa y mis ojos brillaban como si pequeñas luces LED estuvieran incrustadas en ellos, como las luces de navidad de la ciudad.
Me apetecía ponerme guapa... "a ver qué hay en el armario... Esto no, esto tampoco, puaj, esto menos, ¡tarán! ESTO" Me encasqueté en un vestido de flores rosas y rojas con un fondo blanco, demasiado veraniego, pero ¿qué más daba? Atrás habían quedado los tristes días de frío y viento. Ahora el sol brillaba en lo alto de la ciudad, picaba en la piel como en la canción de Lobo López de Kiko Veneno. "¿Y en el pelo?" Pues dos trencitas amarradas en el centro de la cocotera, con el resto del pelo suelto. Haciendo que mis rizos surcaran por el escote de la espalda.
-Hala, ¿dónde está la renacuaja que hace dos días llevaba en brazos a la cama? -Dijo mi padre al verme bajar las escaleras.
Le di un beso en la mejilla cogiendo mi tazón de leche y cereales.
-Creo que si quisieras, aun podrías llevarme a la cama en brazos. -Él rió y yo reí.
Al poco tiempo bajó Victoria y me revolvió ese peinado que tanto esfuerzo me había costado, pero ¿qué más daba? si así quedaba incluso mejor.
-¿Dónde vas así de mona? -Me dijo cogiendo una revista y sentándose a mi lado.
-Al insti, vi el vestido ayer y como ya hace calor, me apetecía vestirme así.
El tema luego se centró en el tiempo atmosférico. Que si no habíamos tenido primavera, que si había pasado de un frío congelador a un calor de bochorno, que si hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo... Pero yo a penas escuchaba, engullía mis cereales y en mi cabeza sonaba la música de Blondie, One Way. Y con esa banda sonora, cogí mi rebeca azul, mi mochila y caminé hasta el instituto, haciendo que mi vida pareciera una de esas películas musicales.
One way, or another, I'm gonna find you, I'm gonna get cha, get cha, get cha/ One way, I'm gonna win ya, I'm gonna get cha, get cha, get cha...
Y vi a Marcos aparcar su moto frente la puerta del instituto.
-¿Hoy no has venido en bici? -Me dijo, quitándose el casco y peinándose con los dedos.
-No, prefería dar un paseo.
-Estás muy guapa. -Dijo- Me tienes que presentar a tu estilista -Fingió tener pluma gay, como el compañero de curso de mamá, Julián.
-Pues tendrá que ser luego, porque hoy nos dan las notas de matemáticas y estoy que me va a dar un pasmo. -Entré corriendo y me dirigí a la clase de matemáticas. Nerviosa en parte por la nota, y quizá en parte por el piropo que me acababa de hechar el macarra.
Me senté en mi sitio, al lado de Laura y de Marta que ya estaban allí. Miré también a Lucía, que parecía estar rezando algo para sacar un diez.
-Edna, un tres- Mierda, empezó ya mal la cosa -Óscar, un dos coma cinco -Miré a Marcos de refilón, parecía tranquilo -Cristina, un uno - ¿por qué estaba tan tranquilo, le daba igual suspender? -Lucía, un cinco -Buah, si Lucía tenía un cinco seguro que yo cateaba, lo veía claro -Jose, un tres coma seis -Miro a Laura, nos damos la mano como si fuera la final de Operación Triunfo - Carmina, un cinco coma uno - Nos apretamos más las manos, parece que vamos a caer al vacío- Laura, un seis con cuatro -Su mano se relajó, menos mal. Estaba feliz por ella, pero seguía cagada de miedo por mí- Vicente, un dos coma setenta y cinco -Sólo quedo de mi grupo yo por saber la nota, la espera es infinita -Andrea, un seis coma nueve -¡Toma ya! Aprobada -Marcos, un diez. -Espera... ¿¡QUÉ!?
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Bueno, ya se ve que nuestro queridísimo macarrita guarda algún que otro secreto, algunos más fuertes que otros. Y Andrea ya no está amargada, ¡menos mal!
No os olvidéis de que si queréis que os dedique un capítulo, ponérmelo en un comentario o mandadme un mensaje :) Muchas gracias a todas las que comentáis día a día, ya os respondo siempre pero quería deciros que me dais toda la alegría que tengo y la energía para escribir nuevos capítulos, no sabéis lo que es sentirse tan apoyado por gente a la que ni conoces. Gracias a todas, de verdad <3
TWITTER: @annissete_ra
ESTÁS LEYENDO
Otra historia de amor adolescente
أدب المراهقين-Te aviso de que yo no quiero las típicas historias de amor de los libros. -Dije. -No, nena, los libros escribirán historias de nosotros.