Un tripulante inesperado

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Ya llevaban más de un mes en esa "chatarra", como solía llamarla Padme cuando se enfurecía. La tripulación de la nave es bastante pequeña comparada con la que ella estaba acostumbrada, esta consiste en los pilotos, los de mantenimiento, un par de médicos—que Padme consideraba innecesarios— Obi- Wan, Anakin, Padme, sus guardias y varias de sus doncellas.

A pesar de haber pasado la mayoría del tiempo dando vueltas por todos lados, Padme tenía la impresión de que había una parte de la nave que no había visto y estaba segura que ahí había alguien a quien Obi-Wan no quería que encontrara.

Respecto a Anakin, el chico se pasaba la mayoría del tiempo encerrado en su habitación o entrenando con su maestro, cuando no estaba ahí se encontraba con Padme o con su maestro, aunque cada vez pasaba mucho más tiempo entrenando que en cualquier otro lugar, al punto de que Padme lo veía una vez cada dos o tres días cuanto mucho, esto hacía que la joven se sintiera cada vez más sola, a pesar de llevarse bien con sus doncellas ninguna de ellas, era realmente su amiga.

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¿Qué informes hay de la chica?

—Se está mejorando rápidamente, considerando su condición, pero sigue sin despertar.

Esperamos que despierte pronto, pero mientras tanto asegúrate que no empeore, si hay cambios avísanos.

—Sí maestro.

¿Cuándo llegan?

—En un mes quizá.

¡¿Un mes?!

—Hemos tenido un par de problemas y vamos a tener que detenernos en Tresh, para arreglar partes de la nave que se dañaron en el camino, no sabemos cuanto tiempo estaremos ahí, así que calculo que un par de semanas o quizás menos— se apresuró a explicar Obi-Wan.

Bien, mantennos al corriente de las novedades.

—Sí, maestro.

Un segundo después la imagen se desvaneció y la luz volvió a la sala, el joven maestro se pasó una mano por el cabello antes de salir en busca de su aprendiz. Lo encontró en la sala de entrenamiento con el casco y el sable de luz, reposó la espalda en el umbral de la puerta y se quedó a observarlo, el chico era bastante ágil considerando el poco tiempo que llevaba entrenando, pero aún tenía mucho que aprender para alcanzar a los aprendices de su edad que habían empezado mucho antes, pero aún así iba muy bien.

—Agarra el sable de más arriba—el chico paró en seco, se quitó el casco y lo miró—la mano derecha arriba y la izquierda abajo, así—mientras hablaba se acercó y le acomodó las manos donde iban—inténtalo de nuevo, pero esta vez balancea más los brazos y agarra bien el sable.

El joven lo volvió a intentar, pero esta vez como le enseñó Obi-Wan.

—Mucho mejor—asintió Obi-Wan con una sonrisa—has mejorado mucho en estos días.

—Gracias, maestro.

—En poco tiempo aterrizaremos en Tresh, ya has entrenado bastante en los últimos días, descansa hasta que lleguemos.

El chico iba a replicar, pero se lo pensó mejor y asintió, el joven maestro arqueó las cejas.

—Sí, maestro— se corrigió Anakin en seguida.

—Muy bien, descansa.

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"pip... pip...... piiiiiiiiiiiiip" el monitor cardíaco no dejaba de sonar mientras todo lo médicos corrían de un lado a otro intentando hacerla respirar de nuevo con naturalidad, mientras que al otro lado de la nave un joven maestro tenía un nudo en el estomago y un muy mal presentimiento, mientras todos corrían de un lado a otro la chica no dejaba de convulsionar y con cada convulsión la nave entera se movía.

—¿Qué diablos fue eso?— alcanzó a gritarle Padme a Obi-Wan, antes de este pasar como un rayo al lado suyo.

La joven le dirigió una mirada a Anakin, quien venía detrás de su maestro, el chico sólo se encogió de hombros.

Al entrar a la habitación, no le hizo falta preguntar para saber lo que ocurría, sin pensárselo dos veces, se paró junto a la joven, tomó su mano entre las suyas, tomándole el pulso y se sentó. Lo que estaba a punto de hacer jamás lo había hecho antes y era muy posible que no funcionara y lo sabía, pero no tenía muchas opciones, cerró los ojos y despejó su mente, dejándose guiar por el instinto, puso la mano que le quedaba libre en la frente de la chica, a la vez que dejaba que su energía fluyera a través de ella recorriendo todo su cuerpo, después de un rato se dio cuenta que la chica ya tenía el pulso normal, pero a pesar de sentirse exhausto no se detuvo, no hasta que sintió una mano en su hombro.

—Con eso me basta.

Esa voz fue prueba suficiente de que su trabajo había dado resultado, esa voz lo hizo volver a la realidad, al abrir los ojos se encontró con una mirada que temió jamás volver a ver, aquellos ojos color miel que tanto había extrañado, ambos se miraron un largo tiempo en silencio hasta que no fueron capaces de aguantarlo más, antes de darse cuenta ambos estaban abrazados, como hace mucho tiempo no lo estaban.

—¡Eres un tonto! No debiste desperdiciar tanta energía de esta forma—lo regañó la joven en voz abaja al separarse, a la vez que le daba un golpe en el brazo.

—La misma mandona de siempre— comentó Obi-Wan divertido, a pesar de llevar quién sabe cuanto tiempo inconsciente su fuerza seguía siendo igual—¿cómo estas?—preguntó después de un largo silencio en el que los médicos se acercaron a examinarla.

El rostro de la joven se endureció en el acto.

—¿Cómo se supone que debo de estar?— preguntó a su vez la joven con dureza.

—No creí que lo supieras— admitió el joven maestro en un murmullo.

—Era mi hermana, Obi, mi mejor amiga, como no iba a saberlo,como no... ella, ella ya estaba así antes de que yo quedara inconsciente— sus ojos se habían cristalizado y hablaba atropelladamente, pero Obi- Wan la conocía lo suficiente para saber que no quería consuelo, así que no dijo nada.

—Debes descansar, no te molestaré más—se levantó de la silla y se dirigió a la puerta, al llegar se volteó—y por cierto en verdad agradezco que estés bien y por favor, no salgas de la habitación— y sin darle tiempo a replicar se fue.

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¿Carter?

El joven se volvió al escucharla.

¿Dónde está Quemli?

En Astree.

¿Cómo es que yo no lo sabía?

—Ella no quería que lo supieras—vaciló un minuto.

—Está en problemas—no era una pregunta.

Carter no contestó.

Iré a buscarla—decidió Keithlin mirándolo.

No es seguro—se apresuró a replicar el chico.

No me importa.

Keithlin.

No me importa— repitió Keithlin mirándolo a los ojos.

Ten cuidado—le suplicó el mayor dándose por vencido.

Lo tendré.

Hablo en serio—replicó el chico con una mirada seria, conocía a su hermana mejor que nadie, sabía que tener cuidado no era su especialidad.

También yo.

Carter se dio la vuelta para irse, pero antes de que diera un paso Keithlin lo rodeo con sus brazos.

Lo tendré.

Star Wars el regreso de los GronspDonde viven las historias. Descúbrelo ahora