Un extraño rondando la casa

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—¿Keithlin?

Nadie contestó, Obi-Wan frunció el ceño y volvió a llamar, después de un rato buscó por toda la casa, de camino se tropezó con su aprendiz y con Padme, ambos jóvenes reían a carcajadas, pero la presencia del jedi puso fin a su diversión, Anakin se puso serio en el acto e hizo una pequeña inclinación con la cabeza.

—Maestro—saludó Anakin muy serio.

Obi-Wan los miró a ambos un segundo igual de serio, al final sonrió.

—¿Así de estricto me creen?— preguntó Obi-Wan divertido al ver la forma en la que ambos se habían puesto serios, le revolvió el cabello a su aprendiz, quien sonrió tímidamente.—Sólo busco a Keithlin, ¿la han visto?

Anakin negó con la cabeza.

—La última vez que la vi, fue anoche—contestó Padme.

Obi-Wan frunció el ceño, esa idea no le agradaba en lo absoluto.

—Que extraño, no la encuentro por ningún lado—comentó Obi-Wan intranquilo.

—¿La buscaste en el balcón?—quiso saber Padme.

—No.

—Le gusta ir ahí, tal vez la encuentres allí—sugirió la joven reina.

—Gracias, la buscaré— le puso una mano en el hombro a su aprendiz—. Tampoco monstruo, sigan en lo suyo.

—Claro maestro—dijo el chico con una sonrisa.

Tras despedirse de los jóvenes fue al balcón que daba a la playa, tampoco allí encontró a la joven, su instinto no le servía de mucho en esos momentos ya que Keithlin sabía ocultarse, al final de la mañana, después de darle mil vueltas a la casa se dio por vencido y volvió con su aprendiz que estaba en el comedor con Padme y sus doncellas almorzando, el jedi se sentó enfrente de los jóvenes y esperó a que le sirvieran, comieron en silencio, al terminar Padme se retiró dejando solo a Anakin con su maestro.

—¿Encontró a Keithlin, maestro?— preguntó Anakin después de un rato.

—Me temo que no.

—¿Tienes idea de adónde puede haber ido?

—No—admitió Obi-Wan después de un rato.

Ankin iba a añadir algo, pero se lo pensó mejor y no dijo nada. Obi-Wan se levantó y le hizo un gesto a Anakin para que lo siguiera, el chico esperaba que lo llevara a la sala de entrenamiento como solía hacer en las tardes es por esto que se sorprendió al ver que lo llevaba afuera.

—¿A dónde vamos, maestro?

—A dar un paseo— contestó Obi-Wan con indiferencia.—¿Está todo bien?— preguntó el joven maestro después de un rato al ver que el chico se detenía.

—¿Podemos ir por el otro lado?—preguntó el chico, aunque más que una pregunta sonó como una súplica.

Obi-Wan frunció el ceño al ver el semblante del chico, su piel estaba tan blanca como la arena a sus pies y su rostro mostraba añoranza, fue entonces que el jedi se dio cuenta de que el chico se había detenido centímetros antes de que sus pies tocaran la arena, sólo entonces entendió su dolor y decidió respetar su deseo y volvió por donde habían venido.

Siguieron en silencio un largo rato hasta llegar a la pequeña ciudad que estaba a pocos kilómetros de la casa, el jedi se detuvo en un pequeño comercial a comprar un par de herramientas que le serían útiles en el futuro, Anakin tomó entre sus manos una navaja con diferentes tipos de herramientas que servían de arreglos para droides, maquinas y otras cosas, aunque la mayoría de las personas lo considerarían una chatarra el chico no lo veía de esa forma, al ver que su maestro lo estaba observando se apresuró a dejarlo en su lugar y se alejó rápidamente, Obi-Wan terminó de comprar lo que ocupaba y al final se decidió por comprar la navaja que había interesado al joven, al salir le arrojó la navaja al chico y sin esperar su respuesta siguió caminando, al rato el chico lo alcanzó con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Gracias, maeatro— le dijo Anakin después de un rato.

Obi-Wan le dirigió una pequeña sonrisa.

—Demúestrame que te la has ganado— dijo el jedi despeinandole el cabello.

De camino a la casa Obi-Wan ya no pudo evitarlo más y se atrevió a hacerle la pregunta que había rondado en su cabeza desde hace un par de horas.

—¿Por qué no quisiste pisar la arena?— a pesar de intuir la respuesta quería escucharlo de su boca.

El rostro del muchacho se oscureció.

—Ya conoces mi respuesta—fue todo lo que dijo el muchacho.

—¿Te recuerda tu casa?

Anakin no contestó, pero Obi-Wan pudo leer la respuesta en su rostro como un libro abierto.

—Y a tu madre.

Había dado en un punto débil y lo sabía, Anakin apartó la vista y no dijo nada. Obi-Wan se detuvo y lo tomó de la muñeca, se inclinó hasta quedar a su altura y lo miró a los ojos, el chico quiso apartar la mirada, pero no fue capaz.

—¿Echas de menos a tu madre? ¿tu casa?

—Si maestro, cada día—admitió el chico después de un rato.

—¿Quisieras volver a tu hogar? ¿con tu familia?

El chico pareció dudar un segundo, pero no vaciló cuando contestó:

—Usted es mi familia maestro y la República mi hogar— contestó el chico, a lo que el jedi no pudo evitar sonreír, Anakin podía ser muchas cosas, pero nadie podía decir que no era leal para con él y la República.

Siguieron hasta llegar a la casa, Anakin decidió ir a su cama con el pretexto de que estaba cansado anque Obi-Wan estaba seguro de que era sólo para evitar más preguntas.

Ya era muy entrada la noche cuando Obi-Wan escuchó pasos en la planta baja, haciendo el menor ruido posible bajó y encontró a una persona caminando en la oscuridad con un arma en mano, el jedi automáticamente se llevó una mano al cinturón donde debía de estar su sable, fue entonces que recordó que lo había dejado en la habitación...

Star Wars el regreso de los GronspDonde viven las historias. Descúbrelo ahora