Peleas

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Una mañana, sin decir nada a nadie, Obi-Wan salió de la nave y volvió a la ciudad a conseguir los últimos materiales para la nave, estuvo dando vueltas por toda la ciudad sin encontrar nada, después de un par de horas llegó a un taller donde encontró a un joven xexto reparando una nave de carreras, Obi-Wan se paró a varios metros de él esperando que este reparara en su presencia, se quedó ahí un par de minutos hasta que el xexto lo vio, se levantó rápidamente y se alejó lo más que pudo del jedi, Obi-Wan frunció el ceño al verlo tan asustado. El xexto empezó a hablar rápidamente, Obi-Wan no entendió ni una palabra de lo que dijo ya que hablaba muy rápido y a él no se le daban muy bien los idiomas.

—Lo siento, pero no te entiendo— negó Obi-Wan al ver que el joven esperaba una respuesta, por milésima vez desde que se había convertido en Caballero Jedi maldijo no haber escuchado a su maestro cuando este le había dicho que aprender más idiomas le iba a hacer de gran ayuda en el futuro. 

—Dijo que si eres uno de los amigos de un tal Pin-Qoin— contestó una voz a su espalda.

Obi-Wan frunció el ceño al reconocer esa voz.

—¿No te dije que te quedaras en la nave?—preguntó Kenobi en tono autoritario sin volverse siquiera.

—Técnicamente me dijiste que me quedara "ayer" en la nave—contestó Anakin resaltando la palabra "ayer."

Obi-Wan negó con la cabeza divertido.

—No te pases de listo conmigo—le advirtió a su aprendiz quien contuvo una sonrisa al entender que no lo estaba echando—apropósito, ¿desde cuando hablas xextés?

—A Watto no se le daban muy bien los idiomas, yo solía ser su traductor— contestó Anakin.

—Watto era tu dueño en Tatooine ¿verdad?

—Watto tenía poder sobre nosotros, pero jamás fue mi dueño—contestó Anakin con dureza elevando la voz.

—Tienes razón, lo siento—asintió Obi-Wan que había olvidado que el niño odiaba que lo trataran por esclavo, a pesar que era eso lo que había sido.—En ese caso, dile que no es así, que sólo venimos a buscar materiales—añadió el jedi volviendo a posar su atención sobre el xexto quien seguía muy nervioso.

Anakin asintió con la cabeza y le transmitió su mensaje al xexto quien se relajó un poco y se apresuró a buscar los materiales que Obi-Wan iba pidiendo, aún temblando de pies a cabeza.

Cuando terminaron de comprar los materiales ambos se dirigieron a la nave en silencio, ya casi iban saliendo de la ciudad cuando escucharon un escándalo proveniente del centro, sin pensárselo mucho Anakin se detuvo y volvió por donde había venido, oyó a su maestro diciendo su nombre, pero no lo escuchó y siguió su camino aumentando la velocidad.

Al llegar al centro, encontró a mucha gente amontonada en torno a dos personas, pasando en medio de todos se acercó al centro del círculo, de frente a él había un nautolano con aspecto feroz, del otro lado del semicírculo, dándole la espalda a Anakin, estaba Keithlin, a pesar de que no podía verle la cara estaba seguro que se trataba de ella, no había muchas personas humanas en ese planeta ni mucho menos una mujer que se atreviera a hablar, escuchando las conversaciones de las personas a su alrededor y la de Keithlin con aquel hombre supo enseguida que era lo que había pasado. Al parecer el nautolano había insultado a alguien y lo había golpeado o al menos eso había empezado a hacer cuando apareció Keithlin y lo detuvo provocando un gran escándalo ya que nadie se había atrevido nunca a llevarle la contraria ni mucho menos a enfrentarle.

—¿Entonces tú eres el famoso Pin-Qoin?—preguntó la chica arqueando las cejas.

—El mismo, preciosa—contestó el nautolano mirándola con picardía.

—Vuelve a llamarme así y lo lamentaras— le advirtió Keithlin con un tono de voz que haría que cualquiera se estremeciera.

—Llamarte como ¿preciosa?—preguntó Pin-Qoin provocándola.

—Así mismo—contestó Keithlin en voz baja.

Sin darle tiempo de decir nada más dio una vuelta en el aire y le dio una patada en el estómago dejándolo sin aire, volvió a poner los pies en el piso con un gesto elegante y le dio la espalda justo un segundo antes de que su contrincante cayera en el piso con una mano en el estomago y una mueca de dolor, no tardó en volverse a poner en pie y dirigirle un puñetazo a la cara que la chica esquivo sin ningún esfuerzo y lo hizo perder el equilibrio dándole una patada en la pantorrilla.

Esta vez el nautalano no se levantó, en su lugar un grupo de personas se unieron a la batalla, eran ocho contra uno, pero esto no parecía ser un problema para la chica Gronsp quien siguió luchando como si nada, Anakin estaba seguro que en condiciones normales Keithlin hubiera ganado sin ningún problema, pero dadas las circunstancias no fue así, la chica estaba muy débil y ya no aguantaría mucho, con un duro golpe botó al más grande de todos haciendo que los demás se detuvieran, sin esperar más Keithlin se alejó e intentó salir, pero las personas a su alrededor le cerraron el paso, la chica se volvió y se encontró a Pi-Qoin a un par de metros de ella mirándola con una sonrisa malvada.

—¿Te vas a rendir tan fácilmente, niña?—preguntó sacando una pistola del cinturón, sus compañeros no tardaron en hacer lo mismo y todos como si fueran uno le apuntaron— ¿en verdad creíste que nos podrías ganar? No eres más que una niñita estúpida.

Con la última palabra todos dispararon a la vez, las personas a su alrededor aguantaron la respiración, una brillo extraño se formó en los ojos de la chica, todos los lásers se detuvieron a pocos centímetros de la chica haciendo que la sonrisa en el rostro de sus enemigos se desvanecieran.

—Es una lástima—replicó con indiferencia.

Mientras hablaba los láseres cayeron al piso causando pequeñas explosiones, lo suficientemente grandes para darle tiempo a la chica de salir. Cuando Anakin la volvió a ver, ya de vuelta en la nave, discutía a cuatro gritos con Obi-Wan.

—¿Y dónde quedo la parte de "quédate en la nave y no llames la atención?"—preguntó Obi-Wan subiendo el volumen.

—¡¿Qué querías?! ¡¿qué me quedara de brazos cruzado viendo como aquella persona golpeaba a medio mundo?!

Entre más elevaban la voz más se movía la nave y las cosas a su alrededor.

—¡Esa no era la prioridad!

—¡No me importa la maldita misión, yo ya no soy una de vosotros!—le espetó con furia.

—Pues a mi sí y tú lo echaste todo a perder.

—Eres igual que ellos, todos los jedi son iguales. ¡Todo esto es vuestra culpa! Mi hermano casi muere por vosotros, ¡mi hermana murió por ustedes! ¡ya me lo han arrebatado todo, todo, absolutamente todo...!—explotó Keithlin respirando con dificultad debido a su debilidad física.

—Keithlin—murmuró Padme al sentir un nuevo temblor bajo sus pies, mucho más duro que todos los anteriores— tranquilízate.

—¡No me pidas que me calme! No quiero calmarme ¡todo lo que yo he sufrido ha sido vuestra maldita culpa! el cazarrecompensas, Quemly, mis padres, ¡TODO!

Sin una palabra más salió de la habitación dando un portazo, dejando todas las cosas tiradas por todos lados y a los presentes con los pelos de punta.

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Al despertar se encontraba en una habitación desierta, tenía ambas manos y pies esposados al piso impidiéndole sentarse, no podía hacer nada más que ver el techo, no podía utilizar su poder, algo la bloqueaba, intentó romper las cadenas pero en ese momento escuchó pasos en el pasadizo, no pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera y diera paso a un hombre encapuchado, a Keithlin le bastó con una ojeada para saber quien era, sin lugar a dudas se encontraba frente al enemigo en común de toda la galaxia, darth Sidious...

Star Wars el regreso de los GronspDonde viven las historias. Descúbrelo ahora