De vuelta a casa

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Los siguientes días se los pasaron entrenando, y esta vez Keithlin se sumo a los entrenamientos, Anakin no podía estar más sorprendido, Obi-Wan le había dicho que Keithlin era poderosa, pero no tanto, su manera de pelear era fabulosa, se movía como una sombra, ni siquiera Obi-Wan era capaz de acertarle, era muy rápida, y eso que aún estaba muy débil. Después de los entrenamientos comían juntos, charlaban, Anakin intentaba enseñarle a su maestro a reparar fácilmente un droide, lo cual era tan fácil como enseñar al mismo droide a cantar, Keithlin por otro lado se pasaba las tardes charlando con Padme, o recordando viejas misiones con Obi-Wan. Anakin se divertía volando con su maestro, ya que la forma de volar de este era un "suicidio" en palabras del mismo Obi-Wan. Rápidamente el chico aprendía las técnicas de su maestro y las de Keithlin, era bastante ágil con el sable aunque algo imprudente según decía su maestro todas las mañanas.

Una tarde después de ir a dar una vuelta en el speeder con su aprendiz, (y gritarle un par de cosas sobre su forma de suicidarse) encontró a Keithlin en la playa mirando el océano, con la vista perdida más allá de este. Se sentó a su lado y esperó unos minutos, al final la chica lo miró, Obi-Wan temió volver a encontrar lágrimas en sus ojos como hace un par de días, pero no fue así, la chica le dedicó una pequeña sonrisa, la primera desde que su hermana había muerto, antes de volver a mirar el mar.

—Gracias.

Obi-Wan la miró sin comprender. 

—Por no perder la fe en mi y devolverme a la vida, algo que no creí poder hacer sin Quemli, es cierto que la extraño, pero también es cierto lo que me dijiste, a ella no le gustaría que yo tirara mi vida por la borda por ella.

—Entendí la mitad de lo que dijiste, pero entendí el punto—comentó Obi-Wan divertido, hace mucho tiempo que se había acostumbrado a que los hermanos Gronsp utilizaran expresiones o palabras que sólo ellos entendían.

Keithlin le devolvió la sonrisa divertida.

—Cualquier persona de mi planeta lo habría entendido—se defendió Keithlin encogiéndose de hombros con indiferencia.

—Cualquier persona de tu planeta, he ahí el problema—repitió Obi-Wan—yo no soy de tu planeta, ni ninguna persona de la República, en realidad—añadió el jedi.

Una especie de sonrisa torcida se formó en el rostro de la joven.

—Eso ya no es mi culpa—sonrió la joven encogiéndose de hombros.

Obi-Wan negó con la cabeza divertido.

—¿Qué te preocupa?—preguntó después de un rato.

—Es Jonas— dijo Keithlin un minuto después—dentro de poco cumplirá los quince años.

—Y se acabará el plazo—entendió Obi-Wan.

Keithlin asintió en silencio.

—Pero aún faltan como 10 meses ¿no es así?—preguntó Obi-Wan haciendo los cálculos rápidamente.

—Oficialmente si.

—¿Y extraoficial?

—5 meses.

Obi-Wan frunció el ceño había jurado que el Consejo le había dicho que era dentro de poco menos de un año.

—No entiendo, creí que cumplía a principios de año.

Keithlin negó con la cabeza.

—No, ha finales, el séptimo mes en vuestro calendario, en mi planeta es en el décimo, y si mis cálculos no me fallan estamos en el segundo y quinto en mi planeta, decidimos hacerlo así para evitar problemas en el traslado, alguien en el Consejo, no se quien, se encargó de difundir el mensaje por la República, para evitar problemas.

Star Wars el regreso de los GronspDonde viven las historias. Descúbrelo ahora