Nunca más

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Se acercó despacio y sin hacer ruido, cuando lo tuvo al alcance se dio cuenta de que se trataba de un hombre pequeño y robusto, este blandía una pistola en una mano mientras que en la otra llevaba una copa hasta el tope, volcaba el contenido de esta cada dos por tres, esto le bastó a Obi-Wan para saber que estaba ebrio.

—Deja el arma y vuelve a tu casa— dijo el jedi moviendo la mano.

Por un segundo el hombre hizo ademán de obedecer, pero al final se detuvo.

—¿Y por qué he de hacer eso? Ella me dijo que yo la traía aquí y no me cobraba la apuesta, fue un trato justo.

—¿Ella?—preguntó Obi-Wan, aunque a decir verdad ya sabía la respuesta—¿Quién es ella?

El hombre frunció el ceño pensativo.

—No me dijo su nombre, tan sólo se que perdió a alguien importante para ella—repuso el hombre después de un minuto.

—¿Cómo sabes eso?—preguntó Obi-Wan con curiosidad, estaba seguro de que Keithlin no se lo había dicho.

—Bastaba con ver su expresión para saberlo.

Entre más hablaba Obi-Wan se dio cuenta de que estaba más sobrio de lo que había pensado.

—¿Y dónde esta ella ahora?—quiso saber el jedi.

—No lo sé, salió corriendo y desapareció, se olvidó de su bolso, venía a traerlo—explicó el hombre mostrando un pequeño bolso plateado que llevaba colgando del arma.

—Gracias, puedes dejarlo aquí yo se lo dejo.

El hombre lo miró con desconfianza, pero al final se lo dio.

—Dile que siento mucho lo de...—se detuvo al darse cuenta de que no tenía idea de a quien había perdido.

—Su hermana —finalizó Kenobi con amargura.

—Claro su hermana—murmuró el hombre asintiendo con la cabeza como si ahora todo tuviera sentido para él—Bueno, me voy.

En cuanto el hombre se fue, subió rápidamente a la habitación de la joven, no se molestó en tocar y entró, la muchacha estaba tirada en la cama, con la misma ropa con la que, supuso, había salido, un vestido azul marino que le llegaba por encima de las rodillas y unos tacones del mismo color. Después de mirarla un segundo, frunció el ceño, se acercó a la cama y tomó un vaso que había en la mesita de noche, miró su contenido un minuto y al final se lo arrojó a la joven, quien se levantó de un salto al sentir el líquido en su cuerpo.

—¡¿Qué demonios?!—gritó la chica furiosa mirando a su amigo.

Obi-Wan la miró igual de enojado.

—Eso es lo que yo debería decir, mírate, son cerca de las 3 de la mañana y vuelves echa una furia y ebria, y por si fuera poco, no he sabido de ti en todo el día.

—No te atrevas a juzgarme, Kenobi, tú no eres nadie para opinar, ni mucho menos para regañarme—le espetó la chica acercándose a él amenazadora mente.

—Quizá en circunstancias normales no, pero estás herida, tanto física como emocionalmente, y ahora no tienes aquí a tu hermano para que te apoye, me parece que soy el único en este momento que te quiere lo necesario como para preocuparse por ti.

—Sigues sin ser nadie, déjame en paz—contestó Keithlin quitándole importancia con un gesto.

—No puedo hacer eso Keith, porque sé que aunque te niegues, estás dolida, muy dolida y tienes todo el derecho de estarlo, pero no de esta forma, embriagándose y apostando, no, esta no es la forma, ¿qué diría Quemly?

—Ella ya no dirá nada.

—Keithlin.

—Es la verdad, Quemli nunca más me juzgará, no puede hacerlo, ¡nunca más!—gritó la chica ahogando un sollozo—nunca más, nunca—murmuró sollozando.

El jedi no pudo seguir con su papel del amigo extrico que intentaba hacerla entrar en razón, se acercó cuidadosamente y la abrazó con cariño, la joven dejó caer la cabeza en su pecho, Obi-Wan le acarició el cabello tranquilizadoramente.

—Nunca más— murmuró Keithlin sollozando.

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Keithlin, juega conmigo.

Ahora no puedo Issa, iré más tarde, ¿ok? 

—¿Quemly?

Lo siento linda, pero en este momento estoy algo ocupada, dentro de un rato iré.

Pfff, bueno, pero luego no te puedes quitar, tú tampoco Keith.

—Bueno—contestaron ambas a la vez.

En cuanto la niña se fue, ambas jóvenes empezaron a reír.

¿Y ahora de que se ríen ese par?—le preguntó Carter a su primo al escucharlas, este sólo se encogió de hombros.

Después de un rato cuando ya recobraron la compostura ambas siguieron viendo la película que estaban viendo.

¿Es por una tonta película por lo que no quisieron jugar conmigo?— preguntó una vocecilla desde la puerta.

¿Una tonta película? ¿escuchaste eso Keith?—preguntó Quemly indignada.

Una tonta película—repitió esta igual de estupefacta—es la mejor película que puede existir—añadió a la vez que se levantaba y cogía a la niña en brazos, la empezó a sacudir.—La mejor película ¿entiendes?

La niña empezó a reír a carcajadas.  

Ya ya entendí, no... no volveré a molestar tu película—logró decir la chica entre risas.

Más te vale—murmuró Keithlin sentándola entre ella y Quemly, y así entre las tres terminaron de ver la película y después jugaron un largo rato con la niña tal y como le había prometido, ese día Carter se hizo muchas veces la misma pregunta que le hizo a su primo en la mañana.

Star Wars el regreso de los GronspDonde viven las historias. Descúbrelo ahora