Keithlin

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Antes de lo esperado se encontraron en medio de un planeta desconocido para ellos, buscando materiales para la nave dañada, Obi-Wan no pudo evitar pensar en Tatooine y con ello en su maestro, pero esta vez no lo hizo con nostalgia, esta vez lo hizo con alegría, pensando en todo lo que habían pasado juntos, esto lo hizo sonreír.

—Obi-Wan— la voz de la reina lo hizo volverse— ¿qué se supone que he de hacer yo?

—Quedarte aquí y no salir por nada del mundo— respondió el joven maestro.

Padme frunció el ceño y se cruzó de brazos.

—¡Oh perfecto! ¿también quieres que me siente a tejer?—preguntó con ironía.

—Eso no te quedaría mal— comentó Obi-Wan y sin darle tiempo de replicar desapareció de su vista, dejando a una enfurecida Padme con la palabra en la boca.

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—¡Anakin!

—¿Maestro?

—Asegúrate que nadie salga de esta nave hasta que yo vuelva, absolutamente nadie ¿entendido?— ordenó Obi-Wan.

—Si maestro.

—Bien, yo mejor me voy yendo, si pasa algo avísame.

Anakin asintió con una inclinación de cabeza dejando conforme a su maestro.

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—Ani—llamó Padem al joven que estaba a un par de pasos de ella, hablando con una mujer a quien nunca había visto.

Ambos se sobresaltaron al escucharla, lo cual sorprendió a Padme sabiendo que no era fácil sorprender a Anakin, se acercó despacio hasta quedar al lado de la chica, no sabía porque pero algo en ella la hacía sentirse como en casa, intentando no parecer impertinente la miró de soslayo.

Al tenerla cerca se percató de que era mucho más joven de lo que había calculado, veintidós años cuanto mucho, llevaba el cabello castaño recogido en un elegante moño, sus ojos eran de un color miel, tenía la piel bronceada, era delgada, pero fornida, lucía un vestido color ocre que le llegaba a las rodillas, y era bastante más alta que ella, y por último, en su rostro pudo apreciar una facciones hermosas ocultas tras la máscara de un corazón partido.

—Padme— saludó Anakin serio.

—¿Está todo bien?— preguntó la joven mirando el rostro serio de ambos.

—Todo está bien Padme, descuida— dijo la chica, a pesar que no sonreía y su rostro seguía estando serio, percibió un cambio en su mirada, pero no sabía el porqué.

—¿Te conozco de alguna parte?— preguntó Padme con el ceño fruncido.

El rostro de la chica se endureció aún más, sí es que eso era posible, se volvió con brusquedad y miró a alguien a su espalda con el ceño fruncido. Padme la miró confundida y se volvió para encontrarse con Obi-Wan quien miraba extrañado a la joven.

—¿Y yo que tengo?

—No lo sé, ¿qué tienes?—ironizó la chica con sarcasmo, el tono bajo y la frialdad con la que hablaba dejó helada a Padme.

—Sabes que eso no fue mi culpa, para ese entonces yo no tenía ni voz, ni voto, además la idea fue de tu hermano— murmuró al comprender su enfado.

Esto no parecía gustarle en nada a la chica que lo miró con brusquedad.

—¿Y cómo es que yo no sabía nada al respecto?—preguntó Keithlin con el ceño fruncido sin abandonar su tono bajo.

Star Wars el regreso de los GronspDonde viven las historias. Descúbrelo ahora