Juramento

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—Ahora sí, ¿de qué querías hablar?

Keithlin se lo dijo, Verónica no dijo nada, escuchó en silencio y sin interrumpir, al terminar de hablar Keithlin ambas se mantuvieron un rato en silencio hasta que Verónica habló.

—¿Tienes idea de lo que me estás pidiendo?

Keithlin vaciló.

—Sé que esto es duro para ti, pero...

—No, no sabes lo que esto es para mi, tú no tienes idea, se que tú has hecho esto durante toda tu vida pero esto es distinto, tú jamás has tenido una vida aquí, jamás has tenido nada aquí, trabajas tres días a la semana y haces justo lo que harías en la República, tu vida está en la República, por mucho que te niegues, por mucho que te duela, este no es tu hogar, pero yo..., aquí está mi vida, amo este país, amo mi trabajo, me gusta ayudar a las personas, pero no de la forma que tú lo haces, yo no sirvo para eso, mi vida está aquí Keith, y ahora conocí a alguien, él es muy lindo conmigo y me trata muy bien, me comprende y me consiente, ¿que hay en la República que pueda darme esto?—preguntó Verónica conteniéndose para no gritar.

Keithlin no contestó, jamás había visto las cosas desde ese punto de vista, hasta ahora se daba cuenta de toda la carga que llevaba su hermana encima.

El rostro de la joven se suavizó.

—¿Qué hay en la República que me pueda dar esto?— repitió Verónica en voz baja—Nada, no hay nada allá que yo pueda querer, mira, se que tú has tenido una vida tan dura como la mía, desde que tengo memoria nos hemos tenido que enfrentar a muchas cosas, primero papá murió, luego mamá también murió dejándonos solos, al llegar a la Tierra la tía Martha también nos dejó, y con ella nos dejó con Dani, y aunque es como mi hermano fue un gran peso para nosotros, luego Quemly, y ahora Jonas, no puedo más con esto Keith, no puedo perder a nadie más, quiero despertar y descubrir que esto es sólo un sueño y que papá sigue vivo y con nosotros en casa, quiero volver a esos años en los que todo era paz y diversión, en los que mi mayor preocupación era portarme bien para que no me castigaran en lugar de ser yo la que ande detrás de los pequeños castigándolos.

Keithlin se acercó a ella y la abrazó, Verónica la miró sorprendida pero le correspondió.

—Te entiendo, si no quieres hacerlo no lo hagas, no tienes que hacerlo, no es tu deber, es el mío, tienes razón, tú tienes tu propia vida aquí, fui una tonta al pedirte esto. No tienes que hacerlo.

—Eso no es lo que piensas—murmuró Verónica sin soltarla.

Keithlin no lo desmintió, no tenía el valor para decir nada, tan sólo la abrazó y descansó la cabeza en su hombro.

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Al terminar de hablar con Obi-Wan, dejó al jedi en compañía de Verónica y subió las gradas hasta la segunda planta.

Keithlin y Verónica habían vuelto hace un rato, pero Keithlin se tuvo que ir rápidamente excusándose de que tenía trabajo, aunque antes de irse le pidió a Carter que no le dijera a Verónica nada sobre su plan.

Al llegar arriba avanzó hasta llegar a la habitación del fondo y se detuvo en el umbral de la puerta. Desde ahí pudo observar a su hermano, Jonas se encontraba sentado en la cama con la vista perdida en la pared mientras que con la mano izquierda sostenía el collar, se le notaba preocupado, pero ya no tanto como antes.

Carter se cruzó de brazos y esperó.

—¿Cómo estás? —preguntó Carter con suavidad.

Jonas no contesto enseguida, soltó el collar y se levantó.

—Estoy bien, se que esto es lo que debo hacer—dijo Jonás con determinación—es mi deber, no te fallaré Carter, te lo juro, aunque no me queden fuerzas para levantarme, aunque no tenga ninguna posibilidad de ganar, te juro que me levantaré, no sé como, pero lo haré, mientras haya oxígeno en mis pulmones me levantaré y pelearé, hasta el último suspiro, porque es mi deber, es mi deber cuidar de las personas que amo y no permitiré que nada les pase mientras yo pueda impedirlo—le juró Jonas, jamás en toda su vida se había sentido tan seguro de algo.

Carter se acercó despacio al chico y lo tomó de la barbilla y lo observó en silencio, Jonás le devolvió la mirada sin vacilar.

—¿Dónde quedó el pequeño Jonas que le tenía miedo a los payasos? —preguntó Carter con una pequeña sonrisa, Jonás también sonrió, Carter lo atrajo hacia si y lo abrazó—y ahora que tú ya has terminado yo también tengo algo que decir, te prometo que no permitiré que nada te pase, te juro que los cuidaré a todos hasta mi último aliento, ustedes son mi vida y mientras ustedes estén respirando yo también lo estaré con ustedes, así no pueda levantarme, aunque mi cuerpo este hecho polvo, me levantaré y lucharé junto a ti, así como lo hacen mamá, papá y Quemly en este momento.

Star Wars el regreso de los GronspDonde viven las historias. Descúbrelo ahora