Sentía que estaba perdido, que esta vez Peter lo mataría como antes lo había dicho. Unas imágenes de su pasado pasaron veloces hasta que la imagen de su madre sonriéndole fue lo único que le hizo resignar de luchar por vivir.
Estaba perdido y lo único bueno, según él, de la muerte es que vería a su madre de nuevo sonriéndole mientras le quitaba el miedo que siempre tuvo de niño. Eso seria lo único bueno, porque como siempre debía encontrarle algo positivo.
—¡Suéltalo idiota!—esa voz la conocía muy bien, se alegro al escucharlo.
El agarre en su cuello ya no estaba. Cayó de rodillas tosiendo, por suerte no había sangre o alguien perdería el control.
Cuando recobro algo de fuerza, miro al frente viendo como Albert Jackson peleaba con Peter. Ambos parecían empatados pero Diarmad sabia que no era así. Albert no era un humano común y corriente, no totalmente si eres un Dhampir. Así es, Albert era su amigo sobrenatural que siempre podía contar. Era con él que creía en lo sobrenatural y agradecía en este momento que haya aparecido para ayudarlo.
—Vaya, no eres tan débil como pensaba—dijo con sinceridad Peter mirando con una sonrisa arrogante a Albert. Este sólo esquivo el golpe que venía a su dirección.
—Para algo fui entrenado, para matar a los que son como tú—Diarmad abrió los ojos con sorpresa.
Ahora lo entendía, bueno, no tanto, pero Peter no era humano, de eso estaba seguro ahora, por eso mantenía una pelea con un Dhampir que si quería podría romperle la cabeza aunque eso es lo que intentaba Albert en este momento. Arrancarle la cabeza de ese cuerpo.
—Cierto, los Dhampir son los cazadores de vampiros y Ghoul, no me sorprendería que quisieras matarme, pero recuerda que yo no soy normal—se mantuvo bastante lejos de Albert al ver que no podía con él.
—Ven aquí—dio un paso que Peter retrocedió.
—Lo siento, tengo cosas más importante—miro por última vez a Diarmad que lo miraba sorprendido y se esfumó.
Albert se acerco a él para ayudar a levantarse. Vio la marca en el cuello de Diarmad y se mordió el labio. Podía no haber sangre, pero le llamaba demasiado la atención algo que notó Diarmad.
—¿Estas bien?—pregunto Diarmad. Albert levanto la mirada.
—Si, pero eso debería preguntarte yo—el menor le sonrió.
—Estoy bien gracias a ti—Albert trago saliva.
—Creo que debería irme o...—comprendía, al parecer aún no lo controlaba por completo.
—¿Sustituto?—Albert negó.
—Deje de tomarlo, sabe horrible, pero creó que debería—Diarmad dio un suspiro y le mostró la muñeca.
—Por lo que veo en tu cara no has tomado en una semana y eso es grave—los ojos del mayor se tornaron rojos y agarro la muñeca del menor dejando mostrar unos colmillos blanquecino que enterró.
Diarmad dio un quejido, al principio dolía pero después pasaba como lo había sentido hace años.
Albert bebió de aquel liquido carmesí hasta que tuvo que poner un freno. No quería beber por completo a su amigo que como siempre se ofrecía. Y como todo un mitad vampiro sucumbía a esos deseos de alimentarse de aquella dulce sangre, porque la sangre de Diarmad era la más deliciosa y adictiva que había probado.
Se alejo del menor para lamer sus labios que quedaban algo de sangre. Diarmad le sonrió como siempre lo hacía y Albert se sentía a gusto al ver esa sonrisa que tanto le encantaba del menor.
—Creo que debería cerrar la herida.
—Claro—Albert lamió para separarse y ver como se cerraba.
—Te agradezco mucho Diarmad, no cualquiera haría eso y lo valoró de tu parte, por eso estaré a tu servicio siempre—rió un poco al recordar esas palabras que hace mucho no escuchaba, por lo menos esta vez no se arrodilló.
—Recuerdo esas palabras muy bien Albert, aunque esa vez te arrodillaste como si fueras a pedirme matrimonio—un sonrojo apareció en la cara de Albert.
—Es lo que...—se mantuvo callado.
Diarmad lo miraba expectante viendo como se arrodillaba. No era eso lo que quería.
—Oye Albert, no hagas eso—su cara estaba roja.
—Si tengo que hacerlo—dio un suspiro y tomo la mano del menor—. Como tu me has dado tu esencia para que yo no sufra, yo a cambio seré tu caballero que siempre te protegerá, así lo juro besando esta mano—beso la mano de Diarmad.
—A-Albert—el mayor le sonrió y se levanto.
—Y ahora me vas a decir por qué estabas solo—el menor miró a otro lado.
—Harry ya no es mi amigo, prefiere estar con un grupo de chicos populares a que estar conmigo—sabía que no debía decirlo pero no quería ver mal a su amigo.
—Es muy comprensible si sabes la verdad—los ojos miel de Diarmad lo miraron con atención.
—¿Qué verdad? ¿Tú sabes algo?
—Tu sabes que tengo esa habilidad de reconocer a las criaturas y tu amigo lo es—abrió los ojos sorprendido.
—¡¿Harry lo es?!
—Si, para mi desgracia es un pulgoso y tu sabes que no me llevo bien con ellos—ahora todo lo tenía claro, excepto la parte de nuevos amigos.
—¿Qué haya con el grupo?
—Son su manada y debe estar con ellos o será un omega—ahora sentía más ganas de pegarle a Harry. Si le hubiera contado se había ahorrado la escena anterior.
—Si será...—dio un suspiro cerrando los ojos y los abrió viendo a Albert—. Muchas gracias por todo.
—No debes agradecer, ya lo hiciste dándome tu sangre y eso es mucho—Diarmad le dio un beso en la mejilla sorprendiendo al mayor.
—Muchas gracias, si necesitas algo solo pídelo—Albert asintió.
.
No se hagan ilusiones, no es la parejita central, sólo son amigos a pesar que tengo unas ideas de que hacer con los dos.
Ojala le haya gustado el capítulo.
Atte.
Sigrid Araya B.
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Crown Town [Yaoi/Gay]
RandomCrown Town es un pueblo que aparentemente es tranquilo, sin embargo es todo lo contrario y lo puede demostrar Diarmad con su vida diaria. Es una novela Yaoi, Gay, Homosexual, y también de misterio y sobrenatural, sin dejar atrás a los hombres lobos...