🔹 C A P Í T U L O 8 🔹

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Tenía la cabeza baja leyendo el bestiario de su madre mientras estaba sentado en el sillón de la sala principal. La manada lo miraba con atención, eso le incomodaba, pero lo dejo pasar. Ryan gruñía porque miraban al humano y un amigo no estaba contento en cómo se encontraba su amigo.

Harry se acercó a su alfa molesto, si era necesario, iría en contra de él por ayudar a su amigo que se encontraba peor de lo que imaginaba porque el olor que emanaba, que era la tristeza y depresión, era insoportable para la nariz de los lobos y en especial a él que antes de convertirse en un hombre lobo era igual y Ryan se lo había dicho.

—¿Qué le hiciste? —Ryan le mostró los ojos rojos, pero no se sintió intimidado, no como antes porque tenía un motivo para subordinarse.

—No te importa beta, ahora todos vayan a entrenar—Diarmad levanto la mirada ante la locura que había escuchado. Como quería que entrenaran si ya era de noche y su alrededor estaba oscuro, aunque los lobos veían bien en esta.

—No Ryan, ya es muy tarde, deja que se vayan a sus casas—el mayor lo miro notando esa mirada que era la única capaz de enfrentarlo.

—Bien, pero mañana a la misma hora entrenaran y tu Diarmad, llamare a tu padre para decirle que te encuentras aquí—el alfa salió dejando a un grupo de adolescentes en la sala.

Diarmad volvió a su lectura para mantenerse tranquilo, algo que preocupaba de sobremanera su amigo lobo, quien se acercó para ver como se encontraba.

—Diar ¿Cómo te encuentras? —se puso de rodillas para estar a la altura del menor que se encontraba sentado.

—Bien ¿Cómo me puedo encontrar? O sea, teniendo a un idiota que prefiere hacerle caso a un imbécil, pero que después me cela porque mi amigo de la infancia, no tú, me protege cuando puede ¿Cómo quieres que este? —Harry dio un suspiro, por lo menos seguía siendo el exagerado de siempre. Miro la página que leía Diarmad .

—¿Parejas destinadas? ¿Qué es eso? —el menor lo miro como si hubiera dicho una blasfemia y después miro a los demás que no entendía a lo que se refería.

—Para los lobos son compañeros, tu otra mitad que sea para siempre y como ahora son lobos pueden saberlo a través del olor—sabía que lo escuchaba, pero los vio como se acercaban para rodearlo—. Verán, en este mundo hay dos pares iguales que están destinados a estar juntos para complementarse e incluso están unidos con el hilo rojo para que no se pierdan, sin embargo, son pocos lo que se encuentran y que tienen la suerte de amarse—un rubio de ojos azules miro a su compañero que era un castaño que le sonrió, Diarmad miro esa mirada cómplice—. Pero hay tres tipos de emparejamiento: la natural, la mixta y la sobrenatural. La natural es aplicada para los seres humanos que se prometen estar juntos para siempre hasta que la muerte los separe; la mixta es combinación de un natural con un sobrenatural; y la sobrenatural se trata de la unión de dos seres sobrenaturales y es la más complicada de las tres uniones, pues cuando se unes es para siempre y si uno muere el otro también muere, esto no pasa en la natural y en la mixta ya que si se muere uno, el otro puede seguir su vida natural, pero obviamente con pena de que se pareja murió, aunque si yo fuera ustedes cuidaría la espalda del otro—apunto a la pareja que antes había compartido mirada y ahora estaban sorprendidos.

—¿Cómo...?

—No debo ser un genio John y si, se me tu nombre porque casualidades de la vida me dejaste encerrado en mi casillero cuanto tenía trece, y si, encontrare la manera de como vengarme, aunque viendo tu novio, no te has informado mucho de las relaciones con lobos—no entendía lo que le decía el menor.

—¿A que te refieres? —pregunto el rubio.

—Que anudar a tu pareja lobo, no importa si es mujer o hombre, puede quedar embarazado—el rubio tembló un poco y se iba a caer si no fuera por John que lo sostuvo.

—Tú me anudaste John—y lo recordaba muy bien porque eses día fue la primera vez que lo hicieron sin protección.

—¿Enserio Ryan no se los dijo? —ambos negaron. Diarmad gruño—. Se acabo, este me va a escuchar —se levantó del sillón para ir donde estaba el mayor, pero este había aparecido.

Vio que ninguno se fue y la expresión de Diarmad le decía todo, además que había escuchado la conversación que tuvieron los adolescentes que tenían una expresión preocupadas.

—Antes de que digas algo, es tarea del emisario decirle—las manos del menor se posaron en sus caderas.

—Perdón, es tu tarea por lobo alfa y además que no tienes emisario, no obstante, tuve que decírselo yo, un simple humano y no me importa si me dices no, seré su emisario porque no tolero la falta de información que tu deberías decir y eso me preocupa—Ryan gruño ante esa repuesta.

—No lo serás—los ojos rojos del mayor se mostraron y Diarmad rio.

—Soy humano Ryan, eso no sirve conmigo, además seré su emisario hasta que te consigas alguien mejor, porque no quiero que ellos se sorprendan por no saber lo que los rodea, así estarán preparados y aun más cuando hay dos emparejados, quieres después encontrarte con la sorpresa que uno este embarazado y no puede pelear ¿Qué harás? ¿Me negaras todo ahora? —el alfa gruño, los betas retrocedieron al ver lo molesto que estaba su líder por el humano que lo enfrentaba sin miedo, pues no emitía ningún olor correspondiente a esa emoción.

Un bufido salió del mayor quien solo miro a otro lado.

—Bien, serás el emisario, pero temporalmente y espero que sepas bastante o te ira mal—lo miro, pero la sonrisa del menor lo desconcertó.

—Se lo suficiente, incluso las debilidades de un lobo Ryan, después de todo soy hijo de la ex emisaria de tu madre—muchos se sorprendieron excepto Harry que ya lo sabía.

—Debes estar contento—rodó los ojos ante la clara emoción del menor.

—Bastante—el mayor bufo para salir de ahí.

Lo que menos quería era tener al menor cerca o cosas graves pasarían, incluso para el menor que al parecer estaba en problemas por ser perseguido por un ghoul y su amo.

Crown Town [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora