Después del desayuno, Georgiana parecía más relajada y me atrevía a decir que se veía feliz, me dio las gracias, aunque no sabía por qué realmente, pues la plática que tuvimos no fue la gran cosa. Se fue a buscar a Dëni para decirle que ya había cambiado de opinión, mi hermana estaría más que felíz, era toda una Janine en proceso. Aunque claro, nosotras nunca fuimos difíciles de convencer, y Dëni incluso se adelantaba para planear sus cumpleaños, Janine sólo era una mano extra.
Me quedé en la cocina y me serví otra taza de té, parecía que nadie iba a venir por ahora, aquí no había necesidad de preparar montones de comida para la realeza y la corte, la mayoría era muy independiente. Faltaba mucho para la hora de la comida así que podía disfrutar este tiempo a solas.
—¿Aún queda algo de té? —o no.
Sebastian apareció en la entrada de la cocina, tenía pequeñas bolitas de nieve en el cabello y en la ropa, se sacudió y dejó la chaqueta en una silla.
—Claro —me levanté para servirle pero me detuvo.
—No te preocupes, yo puedo servirme solo —dijo con una sonrisa—. Quédate ahí.
El pobre venía muriéndose de frío. Estábamos muy cerca de las montañas aunque no tenía muy claro en que parte de Caudentry nos encontrábamos, aún era un poco confuso, pero si mi sentido de ubicación no me fallaba, estábamos en el norte, aunque seguramente no esta a en lo correcto respecto a eso.
Froté mis manos un poco y el clima se hizo más cálido dentro de la cocina, uno pensaría que aquí siempre estaría cálido, pero al no haber mucha actividad, era imposible. Sebastian terminó de servirse y se sentó donde habia estado Georgiana. Sonrió al darse cuenta de lo que había hecho.
—Gracias —le dio un sorbo al té—. Así está mucho mejor.
—De nada, no entiendo cómo toleran el frío —yo lo odiaba—. Es increíble que estén entrenando.
—Aquí jamás se deja de entrenar —dijo Sebastian—, así llueva, esté nevando o haga un calor de los mil infiernos, no podemos bajar la guardia.
Ahora me arrepentía de haberle dicho eso, no era mi intención, pero yo no estaba muy involucrada en eso de entrenar. Pocas veces lo hice en el palacio cuando Dëni llegó, y Roderick me molió a palos cuando acepté el estúpido trato con Eric. No sabía nada sobre esto.
—Lo siento yo...
—Tranquila, está bien —me dio un leve apretón en la mano—. Vi a Georgiana cuando venía para acá, parecía muy animada, incluso me dió un abrazo
—¿En serio?
—Sí —parecía divertido—, y para que ese monstruo tenga una muestra de amor hacia mí, bueno no me lo creo, ¿estaba contigo?
—Sí —respondí—. Me pidió que desayunara con ella; quería hablar, tener una pequeña charla conmigo, acerca de Dëni, el embarazo y otras cosas.
Sebastian se quedó muy serio. Era como si estuviera pensando en otra cosa pero a la vez su mente seguía en Georgiana.
—Eric se ha perdido de mucho —dijo finalmente—. Georgiana está creciendo y él no se da cuenta. Créeme Alexia, estoy feliz de que tu hermana apareciera aquí y antes de que digas algo, sé que la forma en que eso pasó, no fue la mejor para ti, ni para ellos, pero aquí, fue como si la luz llegara de nuevo a la vida de mi hermano.
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"El Elemento Perdido #3: Tierra" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️
FantasíaAlexia había aprendido mucho de si misma, pero el descubrir que podía servir como portadora de una Guardiana -maléfica por cierto- cambió un poco su perspectiva de vida. Planes y más planes fueron hechos para ella y para otros más, pero las cosas se...