Me sentía muy enojada. Nath me miraba desde la puerta. Parecía no estar seguro de quedarse conmigo a pesar de que se lo había pedido.
—Conozco esas rabietas, Raven —dijo—. Y porque las conozco bien, sé que tengo que irme.
—¡No lo hagas! —me senté en la cama y comencé a quitarme las botas— Sé que debo parecer una maldita loca pero no quiero estar sola.
Lancé las botas muy lejos y me quité los pantalones, quería meterme a la cama y dormir para siempre, mi día no pudo ser peor. Nath fue hacia mí y se sentó a mi lado, traté de respirar pero noté que hasta eso me costaba trabajo. Relájate, maldita sea.
—Ya basta —tomó mis manos—, tienes que calmarte. Respira, recuerda eso que Dëni decía sobre tus ejercicios.
—¿Qué cosa? —no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba hablando.
—¿No lo recuerdas? —preguntó. Ay dios mio—, las terapias y los ejercicios de respiración.
—Me siento mal Nath —respondí para desviar el tema—, no tengo cabeza para pensar en esas tonterías, no quería hablarle así a Lena, no quería comportarme como una maldita, pero ellos lo provocaron.
Sentí como las lágrimas rodaban por mis mejillas. Y era por la frustración que estaba conteniendo. Iba a explotar si no sacaba todo.
—Lena es otra —y estaba segura de que ya se habían dado cuenta—. Estuve lejos de ellos por un tiempo y regresó ¿para esto?, se está comportando igual a la antigua Lena.
—Ahora que lo dices, obvio lo noté, esos comentarios me llevaron de regreso a la preparatoria pero de nada sirve que estés así —limpió mis mejillas con los dedos—, ahora, te voy a pedir que relajes tus nervios y enfríes un poco tu cabeza.
Se inclinó un poco y me besó. Sus labios se sentían tan suaves y era un beso que no prometía nada más, pero lograba darme todo.
—De acuerdo —murmuré entre sus labios—, pero no te vayas, duerme conmigo. Juro que sólo dormiremos.
Rió ante mi comentario pero se detuvo para mirarme fijamente.
—Claro que vas a dormir —dijo muy serio—, no me gustan esas manchas además creo que tienes fiebre. Tu piel se siente muy caliente.
—¿De qué hablas? —pregunté confundida y aparté la vista de inmediato. Eso no era bueno.
—Tus ojos, hay unas pequeñas lineas amarillas, me atrevería a decir que son doradas —mierda—. Pero no se ven nada bien, además insisto, pareciera que tienes temperatura.
Tallé mis ojos y me acosté en la cama. Lo mejor era dormir y dejar ese tema atrás.
—Trataré de estar tranquila —dije y lo tomé de la mano para que se acostara conmigo—, te lo juro.
Fue a mi lado y no dijo nada más acerca de eso. Me sonrió un poco y acomodó las almohadas. Me recosté en su pecho y alejé todo los pensamientos negativos. Me esperaba una mañana interesante. La audiencia de Adrián sería algo bastante peculiar, de eso estaba más que segura.
...
A la mañana siguiente, me desperté un poco más tranquila. Nath quería quedarse, pues seguía insistiendo que no me veía bien. Luego de unos minutos de insistencia, Greta llegó para salvarme con una humeante taza de té. Nath se fue y dijo que me esperaría en el salón junto con Daniela; podría apostar a que nadie más de mi familia estaría a mi lado.
Greta preparó la ropa, y a pesar de las opiniones de mi madre, sacó de nuevo un conjunto con pantalones. Casi podía reír por ello, pero había algo raro en el ambiente. Greta que casi siempre estaba sonriente y llegaba a mi habitación con un buen comentario, hoy no había nada de eso. Era como si estuviera preocupada por algo, ¿qué podía ser? Dejé la taza de té en el tocador y me senté en la cama. La observé moverse de aquí para allá pero ya no hacía nada en específico. Era momento de una intervención.
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"El Elemento Perdido #3: Tierra" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️
FantasyAlexia había aprendido mucho de si misma, pero el descubrir que podía servir como portadora de una Guardiana -maléfica por cierto- cambió un poco su perspectiva de vida. Planes y más planes fueron hechos para ella y para otros más, pero las cosas se...