"CAPITULO 30"

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Traté de abrir todas las puertas de la  maldita habitación pero fue inútil, estaban bloqueadas al igual que la magia, ni siquiera pude abrir portales. Lo único que pude hacer fue asomarme a la ventana, todos se iban, no tenía idea de cómo Carl había podido convencerlos para que cedieron. Lo poco que podía ver eran los cuerpos de los soldados caídos, y estaba segura de que no eran solo de los Hathaway.

Nath. Nath. Debía estarme odiando por hacer algo tan estúpido, debía odiarse a si mismo por habernos separado al entrar aquí y no estar juntos como lo había prometido. Era una idiota de primera, pero al menos, había obtenido algo positivo. Me giré hacia la cama y observé a mis hermanas, Tabitha se había quedado dormida en cuestión de minutos y abrazaba a Dëni como si se le fuera a escapar en sueños. Estaban vivas, un tanto asustadas, por todo esto, pero aún las tenía frente a mí. Carl ya debía haberles informado que ellas no habían muerto, que estaban en el palacio. Aunque eso no importaba mucho pues aún tenían la amenaza de Magnus sobre ellas.

—Piensa, piensa maldita sea.

Tenía que sacarnos de ahí a como diera lugar, no permitiría que Tabitha siguiera viendo más cosas como las de hacia un rato. La puerta se abrió de golpe y me puse delante de la cama, era la única forma de protegerlas. Pero, tal vez no había tanta amenaza, era Cedric solamente se quedó ahí parado observando sin decir nada. Traía algo en las manos, era ropa, parecía un vestido o algo así.

—Tienes diez minutos para cambiarte —me lanzó la ropa—, mi padre te quiere en el comedor para cenar.

—Puedes decirle que se vaya al demonio porque no bajaré —tiré el vestido al suelo.

Cedric cerró los ojos como si estuviera buscando toda la paciencia del mundo.

—Estaré aquí afuera, así que te sugiero que me hagas caso o entraré y te llevaré como sea que estés ante mi padre.

Dicho esto, salió de la habitación. Y mi otro yo me lo dijo. No era bueno ignorar estas estúpidas "ordenes". No habían dañado a mis hermanas pero estaba segura de que lo harían si yo no cooperaba.

...

Luego de limpiarme un poco y ponerme el estúpido vestido, Cedric entró al cuarto exactamente a los diez minutos y me llevó al comedor. Había cuatro guardias afuera y todos me miraron con el odio suficiente. No había nadie más con ellos, Cataline estaba a lado de Magnus que estaba a la cabeza del comedor, Cedric apartó la silla que estaba junto a la suya y me hizo una seña para que me sentara pero lo ignoré. Me tomó del brazo y me sentó de golpe, tuve que reprimir la mueca de dolor que amenazó con aparecer; no tenía dolores alarmantes o sangrado pero sí seguíamos a este pasó, las cosas iban a complicarse mucho.

—Me alegra que te hayas aseado un poco —dijo Magnus—. ¿Necesitas algo?

Casi podía matarlo. Sí. ¡Necesitaba salir de este maldito lugar! ¿Qué clase de estúpido juego era este? Primero me atacaban, a mi familia y luego nos tenían instaladas en el palacio con todo lujo y atención.

—Debo decir que ver la lucha que las tropas dieron, fue algo sorprendente —dijo Cataline—, lastima que tuvieran que irse tan pronto y sin ti.

La mocosa ahora sí parecía tener mucho valor. Ya me daría mucho gusto borrarle esa estúpida sonrisa de la cara.

—Cataline —Cedric la miró con mala cara—, este no es momento para bromas estúpidas.

"El Elemento Perdido #3: Tierra" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora