"El Elemento Perdido #3: Tierra" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️

"CAPÍTULO 33"

Bueno, eso fue más rápido de lo que esperaba. Me levanté del suelo tratando de asimilar todo lo que estaba pasando a mi alrededor, había mucho humo y el muro se había derrumbado por completo, eso era buena señal. El escudo se había caído, lo habían tirado y ahora sí podía usar mi magia o eso esperaba. Tenía que encontrar a alguien conocido entre los soldados, alguien que pudiera llevarme ante Nath o Eric, cualquiera de los dos sería bueno.

Salí corriendo del salón y fui capaz de ver todo el desastre que se estaba llevando a cabo. Sentía que estaba viviendo el mismo día de nuevo, todo era exactamente como un día antes. No había señal alguna de Cedric o Cataline y eso me hacía estar más alerta pues podían aparecer ante mi en cualquier momento.

—¡Alexia! —esa voz.

Nath estaba en la entrada con una ballesta en las manos. Corrí hacia él lo más rápido que pude y me tomó entre sus brazos, ya no me importaba la batalla de allá afuera, no me importaba la herida que tenía el brazo, estaba con Nath, y estaba a salvo.

—¡No vuelvas a hacer algo tan estúpido! —me gritó— Casi muero cuando Carl me dijo que te tenían.

Me llenó de besos, primero en los labios, las mejillas la frente. Habíamos estado un día separados pero para mi era como una eternidad.

—Perdóname, perdóname —lo atraje de nuevo hacia mí —, pero no tenía opción, ellas, están vivas y tenemos que ir a la habitación.

Lo tomé de la mano y fuimos hacia las escaleras. Teníamos que llegar a la habitación antes de que alguien encontrará a Dëni y Tabitha, no podíamos permitir que de las llevaran de nuevo.

—Espera —me detuvo—, tu brazo.

Diablos, me había olvidado por completo de lo que Magnus me había hecho hacía un rato.

—Fue con un puñal, no es nada...

—Deja que te ponga esto —sacó algo como un pañueloy enredó el pedazo de tela—. Detendrá la hemorragia.

El simple hecho de sentir sus manos en mi piel, calmaban todo el dolor en mi cuerpo. Lo sabía, él siempre sería mi remedio, el alivio para mi alma.

—Listo, ahora, te mandaré por un portal, no puedes quedarte aquí.

¿Qué? Se estaba volviendo loco. Agradecía enormemente que estuvieran aquí, salvando el día pero no me iría. No sería una damisela en apuros.

—No.

—Alex, escucha, ellas están bien ya tienes que...

—¡No, Nathan! —grité— Esto esta pasando por mi culpa, no puedo abandonar a esta gente, no importa cuánto odie este lugar.

Era su decisión. Podía ir conmigo y sacar a quienes pudiéramos sanos y salvos o largarse y dejarme en paz. Me importaría una mierda que fuera el padre de mi bebé.

—Vamos.

Tomó mi mano y subimos las escaleras rápidamente. Llegamos al pasillo y no había nadie, un punto para nosotros, pero todavía teníamos que caminar. Los pasillos en este lugar eran muy confusos y con toda esta actividad apenas y podía recordar por dónde ir. Después de pasar dos pasillos que chocaban por pared, por fin encontramos el correcto, lo sabía porque había un cuadro de Cataline afuera de la habitación.

—Es ahí.

Nath me lanzó al suelo y me protegió con su cuerpo. Levanté la vista y dos guardias estaban detrás de nosotros listos para atacar.

—Tú sigue —susurró Nath en mi oído—, busca a las chicas y abre un portal.

—No te dejaré...