Narra Hank:
.No podía concebir lo que escuchaban mis oídos.
La persona más importante de mi existencia...
¿Realmente yo era tan importante para Max?, como para que reaccionara así, ante la idea de que yo tuviera una familia, aparte de ella.
Ella también era mi vida, y me alegraba en cierto punto que se pusiera tan mal ante la posible situación que planteo Logan, también me molestaba, no quería ser yo, quien hiciera salir esas lágrimas.
Me costó mucho procesar todo lo que había oído, pude despertar cuando vi que ella estaba llorando. Era extraño, nunca había visto llorar a Max, también me causaba sentimientos encontrados el saber que era por mí que lloraba
Cuando pude reaccionar, salí corriendo detrás de ella, toqué incansablemente la puerta pero era obvio que no me abriría, los chicos habían subido conmigo para disculparse, pero era inútil, ella no les iba a abrir luego de las burlas que recibió por su parte, conocía a Max lo suficiente como para saber sus reacciones.
Estuvimos un rato tocando la puerta e insistiendo, pero ella no parecía escucharnos, luego de un rato los muchachos desistieron y me dejaron solo plantado en la puerta de la habitación de Max, fue entonces cuando decidí hablar:
— ¿Max?,¿Max estás enojada?, ábreme por favor, soy yo, soy Hank...—
— ...—
— Max si no me abres la puerta pasaré sin tu permiso...—
— ¿Max?...—
Sin pararme a esperar, decidí abrir la puerta cuidadosamente, no la ví en la cama y me preocupé, ¿Dónde estaba?, fui al baño de su habitación para ver si estaba ahí, y tampoco se encontraba ahí, fue entonces cuando empecé a entrar en pánico:
— Max no es gracioso, ¿Dónde estás?—
— Aquí...—
Al escuchar su voz detrás de mí me sobresalte, me sentía un tonto por no haberla visto:
— Max no me asustes así—Al girarme pude ver una escena que rompió mi corazón, ahí se encontraba mi Max, sentada escondida entre el armario y la pared detrás de la puerta, bañada en lágrimas, despeinada y mirándome acusadora mente con los ojos más tristes que había visto.
Era increíble para mi ver a aquella mujer que tanto quería y admiraba, tan desmoronada por una tontería que ni siquiera sabíamos a ciencia cierta si ocurriría, llorando como una niña que tenía miedo de perder a su juguete favorito. Una escena que no olvidaría fácilmente y que me recordaría que detrás de esa fachada de fortaleza y valentía, había una niña con pintas de mujer, que también le asustaban cosas. Era mi Max, y justo en ese instante comprendí, que no iba a dejarla escapar nunca, que no encontraría nunca a alguien que se pareciera a ella siquiera en una uña de sus dedos. En ese momento también entendí, que no sabía muy bien que era lo que quería, pero si de algo estaba seguro, era que no dejaría que volviera a llorar así.
— Max, ¿por qué lloras?, lo que dijo ese hombre ni siquiera sabemos si realmente pasará, no debes preocuparte por eso ahora...— dije suavemente, casi con miedo de que volviera a llorar.
— Te olvidaras de mí... y ya no seremos Hank y Max, serás el Sr. McCoy y la Sra. McCoy, y yo ya no formaré parte de esa ecuación...— susurro temblando y mirándome con esos ojos tan verdes que tanto me gustaban, ahora rojos y humedecidos.
— Max... aunque quisiera deshacerme de ti no lo podría hacer, tú también eres el ser más importante de mi vida, ya no llores cariño,... te quiero Maxi, ¿realmente crees factible la idea de que olvide o deje de lado a la persona que ha dormido conmigo y que ha cuidado de mí y de Charles durante 12 años?, no puedo ni siquiera pensar en la idea de una vida sin ti en ella Max... ya deja de llorar por esa tontería—No mentía, la sola idea de pensar que Max no estaría en mi vida, no solo me asustaba sino que también me hacía sentir un amargo sabor en la boca, tristeza.
— ...perdón...—susurro.
— ¿Por qué te disculpas?—
— Por reaccionar tan estúpidamente, por actuar como una quinceañera, por ser tan egoísta...—Sus lágrimas volvían a caer, ella no me miraba, estaba ocupada viendo la vieja y gastada madera del armario, de lejos podía notar que se avergonzaba de sí misma.
Sin pensarlo mucho, solo la abracé, la cargué en mis brazos y me la llevé a mi habitación, ella no se quejó, solo me abrazó sin mirarme y continuó en silencio durante el rato en que llegamos a mi cuarto, podía oírla suspirar repetidas veces, aunque no podía descifrar si era por nervios o por pesadez, también oía su corazón con mis sentidos más desarrollados, estaba acelerado, parecía asustado. Era la primera vez que sentía a Max tan profundamente, jamás me había detenido a escuchar su corazón, ni a sentir sus suspiros nerviosos, me sentía pleno, me sentía tranquilo con ella en mis brazos.
Al llegar a mi habitación, fui directo a la cama con ella, cerrando la puerta tras de mí, me recosté en el espaldar de la cama y dejé que Max se acostara entre mis piernas y sobre mí, como solía hacerlo cuando teníamos las infinitas charlas en las noches de insomnio cuando ninguno de los dos podía conciliar el sueño.
Ella giró sobre sí misma, quedando frente a mí, mirándome, diciéndome tantas cosas que no podía escuchar. En ese momento fue cuando por primera vez desee tener la mutación de Charles, quería saber que ocurría en esa mente tan llena de amor y sentimientos que eran todo, menos malos. Anhelaba saber que pensaba de mí, que tanto me quería, que tanto le molestaba, que miedos tenía para poder cuidarla de ellos.
Me dediqué a observarla detalladamente, porque aunque pocos lo notaran, detrás de esa apariencia de chico que solía caracterizarla, había una de las mujeres más hermosas que había conocido, distraída y desinteresada, tan cariñosa y con el sentido del humor que me sacaría canas verdes antes de tiempo , tan perfecta para quien supiera conocerla y amarla.
Porque aunque lo hubiera ignorado, también a mí me preocupaba pensar en que aquella mujercita que tenía entre mis brazos se alejara de mí, formara una familia con un hombre que no fuera yo y fuera feliz sin mí.
Era tan importante para mí, y aunque tampoco quisiera admitirlo y lo negara a muerte, en el fondo sabía muy bien que nunca había amado a alguien como la amaba a ella. Recordé aquel taxista que una vez me insinuó que ella era mi novia, recuerdo la manera en que me escandalice y me avergoncé, ahora que lo pienso tal vez ese taxista era brujo, o simplemente había notado algo entre nosotros que ni nosotros mismos habíamos notado.
Continuamos observándonos mutuamente, cada uno metido en su propio mundo, hasta que ella volvió en sí y musitó:
— ¿No me olvidarás, verdad?—
— Jamás Max...—
Luego de unos segundos, volvió a mirarme y entrelazó sus dedos con los míos.
— ¿Siempre juntos?—
— Siempre ...—
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Pares Impares Hank McCoy / OC
FanfictionCharles Xavier ,Erik Lennsher y su equipo están buscando mutantes para derrotar a Shaw, el profesor recluta a una antigua amiga suya que cambiará la vida de un importante x-men