Pares Impares Hank McCoy / OC

Charles y Charles

Al llegar del largo vuelo, salí disparada hacia el baño, la naturaleza llamaba y yo tenía dificultades para ir al baño en otro lugar que no fuera mi casa. En bien entré al baño desde el primer piso pude escuchar un aullido de parte de Charles, me preocupé y al terminar mis asuntos bajé a ver qué era lo que había ocurrido, al asomarme por las escaleras pude ver un escenario confuso, Charles estaba tirado en el piso debatiéndose si inyectarse la vacuna o no, mientras que Logan lo miraba acusadoramente como un padre mira a su hijo cuando esta por mandarse alguna de Comboy*.

— ¿Qué ocurre aquí? — Pregunte por lo bajo a Hank, él solo me respondió encogiéndose de hombros.

— Hank, amigo, ¿Podrías llevarme a mi oficina?, por favor.— Ese pedido me tomo por sorpresa no solo a mi sino al mencionado también, Charles realmente se había negado a usar la droga que durante tantos año, lo tuvo preso de su mente.

Hank tras dudar por un instante, accedió a cargar a Charles hasta su habitación, al llegar nos dirigimos hacía el viejo armario que tantos malos recuerdos nos traía a todos, en ese viejo armario se encontraba la primera silla de ruedas del Profesor. A mi mente la invadieron recuerdos de aquella bala curvada que fue el inicio del fin para Charles, una lágrima quiso escapar de mi ojo derecho, pero enseguida la seque con el dorso de mi mano.

— ¿Estás seguro de esto, Charles? — vocifero en un suspiro Hank.

— No Hank, en realidad no estoy seguro de nada.— Diciendo eso Charles pidió que sacáramos y limpiáramos un poco la silla y volvió a sentarse en aquel viejo cacharro, todo volvía a ser como antes.

Cuando nos dirigíamos a Cerebro decidí tomar la mano de Charles, estaba helada y sudorienta, podía incluso respirar los nervios que nos invadían, se me contagiaba la angustia que Charles sentía al volver a usar de nuevo a Cerebro.

La tensión invadía el ambiente, casi podía cortarse con una tijera, Todos estábamos nerviosos.

— ¿Cuándo fue la última vez que bajaste?— pregunto Logan.

— La última vez que buscamos estudiantes...—dijo Hank.

— ...Una vida completa...— Acotó Charles.

Las puertas de Cerebro se abrieron y dieron paso a la enorme sala que lo conformaba, blanca y pulcra, con aquel pasillo largo y angosto que tantas veces habíamos cruzado para buscar a nuestros amigos y estudiantes. El centro de control de Cerebro se encontraba justo en el centro de la sala, aquel casco con el que Charles se conectaba con el mundo entero, pudiendo saber la ubicación de cada ser viviente en el mundo y pudiendo entrar en su mente y dirigirlos a su antojo.

— Raven no pudo haber ido muy lejos Charles, no con esa bala en la pantorrilla, la encontraremos fácilmente.—

— Son músculos que ejercito desde hace tiempo Hank...—

Se giraron las perrillas del centro de control de Cerebro y Charles pasó a ponerse aquel casco mugroso por poco uso. El Profesor tomo una respiración profunda y todo el planeta se nos presentó de una manera tridimensional ante nuestros ojos, un holograma que mostraba como pequeños putos rojos a cada mutante que habitaba la Tierra, se escuchaba su sufrimiento, su dolor y miedo a no ser aceptados, la discriminación ante lo desconocido, el rechazo ante lo extraño de una mutación que hacía diferentes a nuestros pares de los seres humanos normales.

Charles estaba asustado, jamás solté su mano, la apretaba con fuerza para que mi pobre amigo no se desmayara del dolor que tanto sufrimiento mutante le causaba a él.

El Profesor lanzó un grito adolorido y toda laenergía del lugar se evaporó, todo se apagó en un instante. Lágrimas corrían por las mejillas frías de Charles.