Capítulo 12

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Hoy era mi primer día como criada de la bruja, perdón de la Sra. Rickingham.
Me levanté y cuando acabé de desayunar intenté escabullirme junto con la masa de adolescentes que salía en masa de la cafetería.

-¿Dónde cree que va Señorita Amderson?- preguntó la Sra. Rickingham bloqueándome el paso. -¿No pensará en huir de sus responsabilidades, verdad?- rió irónica. Ojalá pudiera huir de ti víbora... y no volver a verte...

-¿Huir? Claro que no, jamás se me ocurriría- reí nerviosa. -Iba al servicio-tartamudeé. -si eso es, al servicio... cosas de chicas- asentí desviando la mirada. Dios santo esa mujer me pone de los nervios. Es intimidante.

-Está bien- espetó con rabia. -te daré solo 5 minutos- y puso el cronómetro a su reloj. Realmente esta mujer estaba muy amargada. Pensado esto, di media vuelta dirigiéndome al servicio. Una vez allí, me miré en el espejo y me recogí el cabello para estar más cómoda, me maquillé un poco y me mentalicé para realizar mis tareas. De repente, la puerta se abrió y aparecieron dos chicas muy repugnantes.

-Deberías estar limpiando mis restos de comida zorra- rió junto con su tonta amiga.

-¿Hablas conmigo?- espeté muy indignada. Lo sé, es muy fácil sobresaltarme, estoy trabajando en ello.

-¿Acaso también eres tonta? ¿Te lo tengo que repetir?- dijo mirándose las uñas con gesto de superioridad.

-Mira rubia de bote estúpida, no tengo tiempo para ti. No me busques, te lo aconsejo. Última advertencia- sonreí saliendo del servicio sin darle tiempo a responder. Había ganado el primer asalto, pero no será el último para su desgracia.

Caminaba por los pasillos rápidamente para llegar antes de que el cronómetro se detuviera. Llegué al comedor y la Sra. Rickingham estaba tomando su desayuno. Miré alrededor y no había nadie más.

-Ya he llegado Sra. Rickingham, estoy lista para la tortura- dije con mala gana.

-Muy bien, puedes comenzar- me dijo sin ni siquiera mirarme. -Tienes todo lo que necesitas dentro de la cocina a la derecha- dijo señalándome con su dedo índice.

Después de 1 hora aproximadamente terminé mis tareas. Me di por satisfecha hasta que me di cuenta que me esperaba lo mismo en el almuerzo y cena. Muy frustrada, me dirigí a descansar el tiempo que pudiera a mi habitación. Tumbada en mi cama y mirando al techo, pensé y pensé hasta que me venció el sueño. De repente, noté unas manos golpearme fuertemente.

-¿Tú estás mal de la cabeza?- dije mirando a Emily.

-Hace un rato que terminamos de almorzar. La Sra. Rickingham está como loca buscándote- me dijo indignada.

Automáticamente me levanté y me dirigí corriendo al comedor. Una vez allí estaban: la directora, Annie y Jake.

-Lo siento de verdad, no fue mi intención- dije casi suplicándole clemencia.

-¿Cuál fue tu intención?- preguntó Annie mirándome. Esta mujer es realmente odiosa.

-Eres la persona que más problemas me está dando de todo el Internado, incluyendo chicos. Te queda 1 advertencia antes de la expulsión. Como castigo deberás ir a la torre de aislamiento- dijo enfadada.

-Tía, creo que estás exagerando- dijo Jake defendiéndome.

-Cállate o tu serás el siguiente- dijo antes de irse.

-¿Qué es aislamiento?- pregunté a Jake.

-Es una torre aislada de las demás, donde van las personas que son casos perdidos...-dijo mirándome con preocupación.

-Genial- dije con los ojos brillantes. Las lágrimas amenazaban con salir.

-Oye Lily, no te pongas así- me dijo cogiendo mi cara con sus manos, pudiéndome que no derramara ni una lágrima.

-Esta tarde llamaré a mi madre para irme- dijo segura de mis palabras y librándome de su agarre.

No me busquesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora