Capítulo 17

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-¿Te das cuenta de la gravedad de este asunto?- preguntó la Sra. Rickingham sentándose en la silla del escritorio de su despacho.

-Sí- dije sin más. Maldición, ya sé que no puedo ir por ahí pegándole a la gente. Pero es que lo que sucede es que Molly no es considerada como tal, o por lo menos desde mi perspectiva. Ella empezó y no me dejó otra opción. Venga ya... ¿me pega delante de todo el internado y se va de rositas? De eso nada.

-Veo que no te importa- dijo ella algo molesta. -Entonces tampoco te importará que te expulse Señorita Amderson- me amenazó mientras chequeaba unos documentos en él ordenador.

-Por supuesto que me importa, pero no fue culpa mía- dije intentando parecer lo más tranquila posible. Aún sigo alterada después de todo el panorama que se formó en la patio.

-Esa es la típica excusa señorita Amderson- dijo ella riéndose de mí. Dios... esta señora roza los sesenta años, ¿y aún no sabe el significado de la palabra "respeto"?

-Se lo juro, Molly comenzó, me tiró del pelo y antes me puso un traspié, todo el mundo lo vio... solo pregunté a quién quiera y ya verá- dije suplicando que me creyera.

-Lily... - susurró en un tono más amable. -El padre de Molly es el socio principal de este Internado, me temo que aunque fuera así no podría hacer nada. Está expulsada- dijo mientras rellenaba unas fichas. En eso momento mi mundo se vino abajo. ¿Expulsada?. No me lo podía creer. -Creo que usted me está diciendo la verdad, pero me temo que debo mirar hacia otro lado y priorizar en los intereses de este lugar, lo siento mucho- me miró sin emoción alguna.

-Sra. Rickingham por favor- supliqué con los ojos cristalizados. -Esto es injusto- maldije. -¿Cómo es posible que lo permita?- grité. -Maldita sea- chillé de nuevo. -Tiene que hacer lo correcto, apostar por la verdad, por mí- finalmente lloré. -No quiero irme de aquí, mi verano apenas comenzó...- me limpie las lágrimas.

-Es mi decisión y no se hable más, vete haciendo las maletas. Mañana por la noche te recogerán- dijo firme.

-¿Quién?- pregunté alterada.

-Su madre- respondió rápido. Maldición, moriré asesinada.

-Antes de irme de este internado apestoso y lleno de mentiras, quiero decirle una cosa- me acerqué a su mesa amenazante. -Siempre la odié, pero pensé que usted era una mujer justa- reí irónica. -Que equivocada estaba...- la miré con despreció antes de salir del despacho.
En ese momento me limpié las lágrimas, no quería que la estúpida de Molly me viera débil. Salí lo más rápido posible y me dirigí a mi habitación. Estuve un largo rato tumbada en mi habitación odiando a Molly aún más pro cada segundo que pasaba. Maldita perra hipócrita que me hizo la vida imposible por un simple chico que no sabe de su existencia.
De repente, tocaron a puerta.

-Lily- sonrió Jake abrazándome. Estuvimos un rato así, se sentía tan bien... ¿Qué sería ahora de nosotros? Vale... sé que ha pasado poco tiempo, pero le quiero.

-Me han expulsado- le informé, separándome de sus musculosos brazos.

-¿Qué?- se levantó de la cama sin creerlo. -Realmente no pensé que mi tía fuera a hacerlo- maldijo el rascándose la cabeza frustrado.

-Me iré mañana por la noche- dije llorando.

-Todo es por el jodido señor Myllers- escupió.

-¿Quién es ese?- pregunté confundida.

-El padre de Molly, mano derecha de Rickingham- respondió. Claro, el padre de Molly.

-Ya no podemos hacer nada Jake, mañana será un adiós- sonreí con nostalgia.

-Lily, te quiero- dijo rápido -Se que no es el mejor momento, pero es así. Realmente me gustas. En el poco tiempo que he estado contigo, lo sé. Me gusta como te ríes, tu forma de expresarte, como piensas... simplemente me encantas-  me miró fijamente, esperando mi respuesta. No sabía qué decir o qué hacer. Jamás pensé que Jake tenía un lado sensible.

-Jake, me iré mañana- dije tristemente. -Aunque eso sea así, me temo que no servirá de nada- le acaricié la mejilla.

-Lo sé, pero no me importa- dijo el mirándome. Después de un momento me tiré a sus brazos. Nos besamos apasionadamente durante unos minutos. Me hacía sentir tan bien...

-Yo también te quiero- confesé mientras sonreía en medio del beso.

-Dios, que bien suena- susurró mientras me cargaba, cogiendo mis piernas. Caminó conmigo en sus brazos hasta que llegamos a la cama. El beso se fue intensificando y el me acariciaba el cuerpo. El ambiente ardía.

-Jake, detente- dije con voz entre cortada, cogiendo su cara en mis manos. -Soy virgen- susurré avergonzada, mirando hacia otro lado.

-Nunca haría nada sin tu permiso- me sonrió dándome un tierno beso en la frente. Este chico iba a acabar conmigo... después de esto se acostó a mi lado y nos mantuvimos en silencio hasta conciliar el sueño.


¿Qué opinan de la confesión de Jake? ¿Se lo esperaban?

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