A STAR IN THE NIGHT

CAPITULO I

El gato giró en torno a las piernas de Louis y estuvo a punto de hacer que tropezara cuando iba camino del horno, el lo miró, sonriente, y fue a servirle comida en su cuenco. Al parecer, el gato siempre estaba hambriento, probablemente seguía temiendo morir de hambre, porque cuando Louis lo encontró estaba perdido y en los huesos.

Louis Tomlinson no podía resistir ver animales perdidos o heridos. Había pasado gran parte de su juventud viendo rodeos en los que intervenía su padre, doble campeón del mundo de lazo de ganado.
Ahora que su padre se había ido y el vivía solo, disfrutaba teniendo pequeñas criaturas de las que ocuparse. Éstas iban desde pajarillos con las alas rotas a terneros enfermos.

Aquel gato era su última adquisición. Había llegado a su puerta trasera justo después del Día de Acción de Gracias, maullando en medio de una noche tormentosa. Louis lo había adoptado, a pesar de los gruñidos de protesta de dos de sus tres jefes. El «gran» jefe, aquel al que no le caía bien, fue su único aliado para que se quedara con el gato.

Eso lo sorprendió. Harry Styles era un tipo realmente duro. Fue capitán de los Green Berets y había estado en la Operación Tormenta del Desierto.

Era el segundo de los cuatro hermanos Styles, dueños de las Propiedades Styles Ranch, un conglomerado de ranchos y granjas de piensos localizados en varios estados del oeste.

El rancho principal estaba en Jacobsville, Texas. Liam, el hermano mayor, era abogado en San Antonio, se había casado hacía un año y medio. Él y su esposa, Aubrew habían tenido un hijo.
Quedaban otros tres Styles solteros: Matt, el más joven, Niall, el segundo más joven, y Harry, que era dos años más joven que Liam. Todos vivían en Jacobsville.

El padre de Louis llevaba trabajando para los Styles poco más de seis meses cuando cayó muerto en el establo debido a un ataque de corazón.
Fue terrible para Louis, cuya madre los había abandonado siendo el pequeño. Cray Tomlinson, su padre, fue hijo único. Louis carecía de familia conocida, los Styles también sabían eso.
Cuando la mujer que se encargaba de cocinar para ellos expresó su deseo de retirarse, Louis les pareció un sustituto ideal, pues sabía cocinar y ocuparse de las labores domésticas.

También sabía cabalgar, disparar y maldecir en un español muy fluido, pero los Styles no conocían esas habilidades porque Louis no había tenido ocasión de mostrarlas.

En aquellos días, su talento estaba exclusivamente centrado en preparar unos bizcochos sin los que los hermanos no sabían vivir y en cocinar abundante comida. Todo excepto dulces, porque a ninguno de los hermanos parecían gustarle.

Habría sido el trabajo perfecto, incluso con las continuas bromas de Niall, de no ser porque temía a Harry.

Y lo peor de todo era que se le notaba.

Lo miraba todo el rato, desde su lacio pelo castaño caramelo y sus pálidos ojos azules hasta los pies, como si estuviera esperando a que cometiera el más mínimo error para despedirlo.

Durante el desayuno, aquellos verdes ojos podían penetrar en su rostro como si fueran diamantes. Estaban situados en un rostro delgado y oscuro, con una ancha frente y oscuras cejas. Tenía la nariz grande, las orejas grandes y los pies grandes, pero su larga y bien modelada boca era perfecta y su pelo, rizado y fuerte, era marrón como el chocolate.

Era guapo, y dominante, arrogante y atemorizador incluso para otros hombres.

Niall le dijo a Louis en una ocasión que los hermanos trataban de intervenir si Harry perdía el control lo suficiente como para ponerse violento. Sabía pelear, pero incluso tan sólo su tamaño habría bastado para hacerlo peligroso. Era una suerte que casi nunca perdiera el control.