A STAR IN THE NIGHT

CAPITULO XXVIII

Menos de diez minutos después, Niall fue a buscarlo.

Louis estaba limpiando por segunda vez la misma ventana.

—¿Estaba todo bien? —preguntó, sin mirarlo—Siento que el beicon estuviera demasiado hecho...

—Nadie te culpa de nada —dijo Niall, interrumpiéndolo con suavidad—Y Harry hará lo que debe.

Louis se volvió hacia él, ruborizado.

—Pero no hizo nada, Niall —dijo, roncamente—Estaba bebido y se metió en la cama equivocada. Eso es todo. ¡No pasó nada!

Niall alzó una mano.

—Harry no sabe que no pasó nada —dijo, bajando la voz— Y tú no vas a decírselo. Escúchame —insistió cuanto Louis trató de interrumpirlo— tú eres lo único que puede salvarlo de convertirse en polvo, HHarry está solo y va a seguir así, nunca se casaría voluntariamente. Esta es la única forma de obligarle a hacerlo, y lo sabes.

Louis alzó la cabeza orgullosamente.

—No pienso engañarlo para que se case conmigo —dijo con firmeza.

—No te estoy pidiendo que lo hagas. Nosotros lo haremos. Tú limítate a seguir la corriente.

—No pienso hacerlo —dijo Louis, testarudo—¡No tiene por qué casarse por algo que no ha hecho!

—Harry recuerda algo. Y teme lo que no recuerda, así que está totalmente dispuesto a casarse.

Louis miró a Niall sin parpadear.

—¡Pero yo lo quiero! —Dijo, con tristeza— ¿Cómo voy a esperar que me perdone alguna vez si dejo que se case conmigo a la fuerza?

—Él quiere casarse. Al menos ahora. Matt ha ido a por la licencia, tú y Harry vais a haceros un análisis de sangre dentro de media hora y os casaréis en el juzgado el viernes —Niall apoyó cariñosamente una mano en el hombro de Louis—Si lo quieres de verdad, tienes que salvarlo de sí mismo, el te tiene mucho cariño.
Es tan evidente que resulta descarado. Pero no hará nada al respecto, esta es su única oportunidad de ser feliz, y no queremos que la desaproveche.

—¿Y cuando recuerde que no sucedió nada y ya estemos casados?

—Ese es un puente que tendrás que cruzar cuando llegue el momento —dijo Niall, sonriendo maliciosamente— Además, necesitas un seguro por si sucediera... algo.

—¡Es imposible que suceda nada! —protestó Louis, apretando los puños a los lados.

—Eso es lo que tú crees —murmuró Niall. Cuando salió del cuarto de estar, sonrió ampliamente y se frotó las manos, satisfecho.

∆∆∆

Fue como un rayo. Todo fue tan rápido que las protestas de Louis no sirvieron para nada.

Quería decirle a Harry la verdad, porque el había estado sobrio y recordaba perfectamente lo sucedido.

Pero durante los tres días siguientes no logró quedarse a solas con él más de cinco minutos.

Antes de darse exacta cuenta de lo que sucedía, Harry y el estaban en el juzgado con Liam y Aubrew, Niall y Matt tras ellos, dando gritos de ánimo.

Louis  llevaba un traje blanco, un broche de azucenas en la solapa del traje, y un pequeño ramo de flores en la mano.

Fueron declarados esposos y Harry se inclinó para besarlo... en la mejilla.

Más parecía un hombre enfrentado a una enfermedad incurable que un feliz recién casado, y Louis se sentía cada vez más culpable.

Fueron todos a comer a un restaurante, pero Louis apenas pudo saborear la comida.

Después, Niall y Matt salieron para California por un asunto de negocios mientras Liam y su esposa volvían a su casa.

Harry llevó a Louis de vuelta al rancho en el mercedes que sólo utilizaba en ocasiones especiales.

El quería decirle la verdad, pero la expresión del rostro de Harry no invitaba a las confidencias, y estaba seguro de que sólo empeoraría las cosas para todos si confesaba ahora.

Sabía que nada había sucedido aquella noche, pero si dormía ahora con Harry, éste se enteraría.

Además, acostarse con él eliminaría cualquier idea de anulación.

Se había pasado el día pensando que podía devolverle su libertad antes de causar más daño.

Debía hablar con él cuanto antes.

∆∆∆

Era casi la hora de cenar y acababa de empezar a quitarse el traje cuando la puerta del dormitorio se abrió y Harry pasó al interior.

Sin nada más que el boxer, Louis se volvió a mirarlo como si fuera una aparición.

Harry sólo llevaba puestos los vaqueros, y la mirada de sus verdes ojos no presagiaba nada bueno.

—Harry, tengo algo que decirte...

Sin darle tiempo a terminar la frase, Harry lo tomó en brazos y empezó a besarlo.

Los besos no fueron como otros que habían compartido, lentos, afectuosos a pesar de la pasión, estos fueron casi duros, insistentes, excitantes, preludio de una abierta seducción.

Louis no tenía experiencia para frenar aquella avalancha.

Unos febriles minutos después se retorcía debajo de Harry en la cama, tratando de ayudarlo a librarlo de la única y pequeña prenda que cubría su desnudez.

Un instante después, Harry se había desnudado y su boca parecía hallarse en cada rincón del anhelante cuerpo de Louis.

Lo acarició y saboreó en modos que el nunca había experimentado, hasta casi hacerle enloquecer.

Para cuando se deslizó entre sus piernas y empezó a poseerlo, su anhelo era tal que apenas sintió una punzada de dolor.

Pero para Harry no pasó desapercibido.

Se detuvo en cuanto notó que el anillo de músculos cedía, se irguió levemente, refrenando su deseo el tiempo suficiente para mirar los brillantes ojos de Louis.

—He tratado de decírtelo —balbuceó el cuando comprendió a qué se debía la interrupción.

—Si pudiera parar, juro que lo haría —murmuró Harry con voz ronca. Con un estremecimiento acercó su boca a la de Louis—Pero ya es demasiado tarde. ¡Preferiría morir a parar!

Lo besó, hambriento, mientras su cuerpo encontraba un lento y dulce ritmo que provocó unos sensuales gemidos de la boca que estaba invadiendo.

Sintió que Louis le clavaba las uñas en las caderas, atrayéndolo hacia sí, buscando casi dolorosamente su satisfacción.

Un grito ahogado escapó de su garganta mientras le daba lo que quería en oleadas de dulce y ardiente éxtasis que creció y creció hasta llegar a su cima.

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DISFRUTEN LA FELICIDAD PORQUE ES LA ULTIMA QUE QUEDA.



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ARDILLA.