CAPÍTULO V

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MARATON 1/4

—Si vuelves a tirarme otro pastel...

—No te lo he tirado a ti. Se lo he tirado a la pared.

El rostro de Louis enrojecía por segundos.

—¡Había pasado dos horas haciéndolo!

—La mantequilla perdida, el pastel por los suelos, maldito muchacho... —Harry siguió murmurando mientras se alejaba, acompañado por el tintineo de sus espuelas.

Louis permaneció un momento quieto junto a la cama antes de volver a dejar las maletas sobre ésta.
Debía estar loco para haber aceptado quedarse, pero lo cierto era que no tenía dónde ir.
Y lo que Harry le había contado había alcanzado esa parte de su ser a la que sólo llegaban las criaturas pequeñas, heridas...

Podía imaginar el rostro del pequeño Harry cubierto de tarta, siendo brutalmente golpeado por una mujer sin sentimientos, tratando de no llorar.
Sorprendentemente, aquello excusaba cada palabra áspera, cada acto violento. Se preguntó qué más heridas de la infancia ocultaría aquel rostro duro e inexpresivo.

Harry se comportó de forma fríamente formal con el a partir de entonces, como si lamentara haberle revelado uno de sus secretos más ocultos. Pero ya no hubo más exabruptos.

∆∆∆

Los meses de invierno pasaron con su rutina de siempre. Pero en el rancho siempre había trabajo que hacer.
No era habitual que los tres hermanos solteros se reunieran en la mesa a comer, casi siempre, Louis sólo ponía la mesa para Matt y Niall, porque Harry pasaba cada vez más tiempo fuera.
Ellos le aseguraban que la culpa no era suya, que sólo era cuestión de trabajo, pero Louis no llegaba a convencerse.
Sabía que Harry sólo lo toleraba por sus habilidades domésticas, que odiaba verlo; Pero los otros dos hermanos eran tan agradables con el que casi compensaban el desprecio de Harry.

La señora Lewis, que pasaba largos ratos en la casa haciendo las tareas más duras del hogar, era una fuente constante de información sobre la historia del rancho y sus alrededores.

Louis aprendió mucho sobre el salvaje pasado de aquellas tierras y almacenó la información en su mente casi con avaricia.

Cuando llegó la primavera, el rancho se convirtió en una casa de locos.

El volumen de negocio de los hermanos Styles era abrumador.
A pesar de mantener los métodos más tradicionales de cría de ganado y elaboración de piensos, el control de todo el rancho estaba perfectamente informatizado.

Dos secretarios en oficinas separadas se ocupaban de procesar toda la información en el ordenador principal de los hermanos, y Louis tuvo que ocuparse de responder la extensión telefónica del cuarto de estar cuando más ocupados estaban.

El teléfono no dejaba de sonar. Y tampoco el fax. Louis fue presionado para aprender a manejar éste y también el ordenador, para que pudiera recibir y enviar en el correo electrónico mensajes urgentes a los distribuidores y compradores del rancho.

—¡Pero no estoy preparado para hacer algo así! —protestó cuando Niall y Matt se lo propusieron.

Los hermanos se limitaron a sonreír.

—Lo harás muy bien, no te preocupes —dijo Niall, alentadoramente.

—¡No tendré tiempo para cocinar adecuadamente! —insistió Louis.

—Mientras tengamos suficiente bizcocho, mermelada de fresa y mantequilla de manzana, no habrá problema —aseguró Matt—. Y si las cosas se complican, encargaremos la comida fuera.

A STAR IN THE NIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora