CAPITULO XV

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—Aún no ha llovido, pero lloverá. Si se inundan tendremos a todos los vaqueros sacando vacas del barro —
Niall entrecerró los ojos —. Pero tú sabes eso mejor que yo.

—Estoy cambiando de tema.

Niall alzó las manos.

—De acuerdo, no me escuches. Pero Sandy Gaines no se anda por las ramas, está flirteando claramente con Louis. Es joven, educado, tiene personalidad, viste bien y conduce un Corvette rojo.

—Louis no va a dejarse engañar por un traje bonito y un coche deportivo.
—Lo único que recibe de ti son sarcasmos e insultos —dijo Niall, hablando seriamente—. Un hombre que le dice lo bonito que es y que lo trata con gentileza tiene muchas probabilidades de conquistarlo. Creo que Sandy lo está consiguiendo, y no me gusta. He oído cosas de él.

—¿Qué clase de cosas? —preguntó Harry a pesar de sí mismo.

—Que es un tipo estupendo hasta que pone la mano en una botella; entonces se convierte en la peor pesadilla de cualquier persona que salga con el. Tú y yo conocemos el tipo. No queremos que nuestro Louis se meta en una situación que no pueda manejar.

—El no toleraría esa clase de comportamiento de un hombre —replicó Harry en tono rígido.

—Por supuesto que no, pero recuerda que pesa menos incluso que Herman y Gaines es casi de tu tamaño.

Harry apretó los dientes.

—Louis no saldrá con él —murmuró—. Tiene demasiado sentido común como para hacerlo.

∆∆∆

Aquella impresión sólo duró dos días más.

Sandy Gaines, un joven atractivo de ojos azules y pelo oscuro fue a casa de los Styles a hablar sobre una campaña de propaganda con los hermanos y se encontró con Louis en el recibidor.
Le pidió que lo acompañara a bailar a Jacobsville el viernes por la noche y el, frustrado y dolido por los sarcasmos y la frialdad de Harry, aceptó sin dudarlo.

Sandy recogió temprano a Louis en su Corvette rojo.

Harry estaba cerca y los observó con ojos fríos, tan comido por los celos que apenas podía soportarlo.

Para acabar de arreglarlo, Louis llevaba puesto su sueter azul, y los pantalones ajustados ¿Cómo había podido ponérselo para aquel petimetre?

—Tráelo de vuelta a medianoche —dijo a Sandy, sin sonreír.

—¡Por supuesto, señor Styles!

Mientras se alejaban, Louis ni siquiera miró a Harry. Era incómodamente consciente del atuendo que llevaba, y de por qué Harry lo miraba de aquella manera.

Pero él no quería llevarlo a ningún sitio, así que, ¿por qué iba a importarle que saliera con otro hombre?

—Qué es, ¿tu padre, o algo así? —preguntó Sandy en tono irónico, conduciendo demasiado deprisa.

—Todos los hermanos cuidan de mí —replicó Louis, molesto.

Sandy rió cínicamente.

—¿Sí? Pues el mayor se comporta como si fueras propiedad privada —miró a Louis—. ¿Lo eres?

—En absoluto —contestó el, en tono deliberadamente despreocupado.

—Bien —Sandy tomó una mano de Louis y la estrechó con suavidad—. Vamos a pasarlo bien. Llevo toda la semana deseando que llegara este momento. Eres muy bonito.

Louis sonrió.

—Gracias.

—A partir de ahora, limítate a disfrutar y despreocúpate de tus mandones padres adoptivos, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

Pero las cosas no fueron así.

Los dos primeros bailes fueron divertidos, y Louis disfrutó de la música, pero Sandy encontró el camino a la barra demasiado a menudo.

Tras su segundo whisky se transformó en otro hombre. Estrechó entre sus brazos a Louis con demasiada fuerza, y sus manos empezaron a moverse más de lo debido, cuando trató de besarlo, el no le dejó hacerlo.

—Oh, no, ni hablar —murmuró Sandy cuando Louis trató de alejarse, lo tomó de la mano y lo sacó del edificio por una puerta lateral, segundos después, lo apoyó con fuerza contra la pared.

Antes de que Louis pudiera alzar una mano, Sandy lo estaba besando.

Fueron unos besos horribles, húmedos, invasivos, que le produjeron arcadas.
El olor a whisky lo mareó aún más. Sandy acarició con rudeza su trasero, haciéndole daño, apretanto mas de la cuenta.

Trató de impedírselo, de alejarse, pero Sandy se limitó a reír obscenamente mientras lo sujetaba.

Fue como aquella otra vez, cuando tenía dieciséis años y estuvo a merced de otro hombre lascivo.

Los recuerdos lo debilitaron aún más, trató de darle un rodillazo, pero sólo consiguió separar las piernas y que sus cuerpos se unieran más íntimamente.

Estaba golpeándole el pecho mientras él empezaba a soltarle el boton del pantalon cuando sintió que la presión de su cuerpo contra el se aliviaba repentinamente.

De pronto, Sandy quedó apoyado contra la pared, con un brazo detrás y una implacable mano sujetándolo por el cuello.

Louis nunca había visto a Harry más enfurecido.
Su forma de sujetar a Sandy era más que peligrosa; era profesional. Sin duda, podría haberse librado de él en un instante.

—Muévete y te rompo el cuello —dijo Harry, con voz acerada. Sus verdes ojos recorrieron a Louis de arriba a abajo, fijándose en su suéter desajustado, en su pantalón semi bajado. Señaló con la cabeza el todo terreno aparcado cerca de la puerta—. Está abierto. Entra.

Louis dudó, mareado y temeroso.

—Venga —insistió Harry con suavidad.

Louis se volvió.

En otras circunstancias habría implorado por Sandy, pero no creía que se lo mereciera. ¡Sólo Dios sabía lo que le habría hecho si Harry no se hubiera presentado!

Resistiendo el impulso de darle de patadas mientras Harry lo sostenía, se encaminó hacia el coche.

Fue consciente de los secos golpes que se oyeron a su espalda mientras entraba en el vehículo.
Unos momentos después, un taciturno Harry se reunió con el.

Antes de entrar, se quitó la chaqueta, quedándose tan sólo con la camiseta que llevaba debajo, y la colocó sobre los hombros de Louis.

—Póntela y sujétate el cinturón de seguridad— dijo, una vez tras el volante.

Cuando fue a poner en marcha el todo terreno, Louis se fijó en que los nudillos le sangraban.

Volvió la mirada hacia Sandy y lo vio doblado por la cintura, contra la pared, con aspecto de sentirse muy débil.

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ESTE ES EL PRIMER CAPITULO DEL MARATON.
COMENTEN, OPINEN, ODIEN.
NO ODIEN, MEJOR AMEN.

ARDILLA.

A STAR IN THE NIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora