A STAR IN THE NIGHT

CAPITULO XXIV

Pensó que tal vez lo amaba, que debía amarlo para permitir que lo tocara así.

El corazón se le subió a la garganta mientras deslizaba un dedo en torno a un delicado pezón.

Louis se estremeció contra él y un dulce gemido escapó de entre sus labios, Harry supo que iba a perder el control, pero ya no le importó.

Se puso en pie y le quitó la camisa, antes de alzarlo en brazos y llevarlo hasta el diván.

Se tumbó junto a el, colocando abiertamente una pierna entre las suyas.

—¿Tienes idea de lo peligroso que es esto? —murmuró.

Louis alargó los brazos para soltarle los botones de la camisa.

—No lo es, porque no estamos haciendo... nada —contestó con humor mientras apartaba la camisa de Harry a ambos lados de su pecho— Eres tan... hermoso —añadió en un susurro, tocándolo.

Harry apretó los dientes.

—Louis... —hizo sonar su nombre como un ruego para que se apiadara de él.

—Oh, vamos, por favor —Louis lo atrajo hacia sí, de manera que sus pechos se tocaran. Lo estrechó con fuerza mientras se besaban apasionadamente, Harry se movió para colocarse entre sus piernas, presionándolo de un modo nuevo y urgente.

Alzó la cabeza y lo miró a los ojos, el le devolvió la mirada abiertamente, consciente de que Harry podía perder la cabeza allí mismo y de que a el no le importaría.

El se movió deliberadamente contra el, y su cabeza empezó a dar vueltas de placer. Rió sin humor.

—Si alguna vez hubiera imaginado que un virgen podría hacer que me volviera completamente loco...
Louis, que estaba acariciando la espalda de Harry, detuvo repentinamente el movimiento de sus manos.

—¿Loco? —susurró.

—¿Es que te has vuelto insensible de cintura para abajo? —Preguntó Harry entre dientes—. ¿No sientes lo que me ha pasado?

—Bueno... sí —dijo Louis, inseguro— ¿No es normal?

Harry rió a pesar de la tensión.

—No tienes ni idea, ¿verdad, nene? No sabes cuánto te deseo —murmuró con ternura.

—Yo también te deseo —dijo Louis, tímidamente.

Harry suspiró como si estuviera soportando todo el peso del mundo.

Deslizó la mano bajo las caderas de Louis y lo alzó hacia sí lenta y sensualmente, apoyándolo contra la dura y palpitante evidencia de su excitación.

Louis se puso repentinamente rígido y un gritito surgió de su garganta al sentir el calor y el poder de Harry de forma tan íntima.

—Cuando se pone así —susurró él junto a su oído— un hombre es capaz de mentir, engañar, robar, o incluso matar para liberarse. Si yo fuera menos decente, te diría cualquier cosa para lograr que te quitaras los vaqueros enseguida.

—¡Quitarme los vaqueros...!

La conmoción en la voz de Louis hizo que se rompiera la tensión. Harry alzó la cabeza y rompió a reír a pesar de la urgencia que tan palpablemente manifestaba su cuerpo.

—Supongo que no creerás que podríamos hacerlo a través de ellos, ¿no? —preguntó.

Louis se puso escarlata. ¡Y el bruto de Harry se estaba riendo! Le golpeó el hombro, enfadado.

—¡No te burles de mí!

Sin poder contener la risa, Harry se apartó y se tumbó junto a el en el diván.