CAPITULO XI

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Las manos Harry parecían ásperas contra su piel. Daba la sensación de que no controlaba por completo sus reacciones, y cuando Louis lo miró a los ojos, comprendió que así era.
Su rostro parecía de acero. Lo único que parecía vivir en ellos eran aquellos verdes ojos.

Sintió que las rodillas se le ablandaban a causa de la forma en que lo estaba mirando, como si Harry supiera con exactitud cómo era su cuerpo bajo la ropa.

El pensamiento de la boca de Harry en sus labios le hizo contener el aliento, siempre le había producido un poco de miedo, no porque temiera que fuera a hacerle daño, sino porque, por las noches, cuando ya estaba acostado, solía preguntarse qué sentiría si él lo besara.

Era un hombre maduro, experimentado, seguro de sí mismo... todo lo que el no era; sabía que no podría manejar una aventura con él, y estaba seguro de que él no sentiría ningún interés por tener una aventura amorosa con un novato como el.
Al menos, lo estaba hasta hacía unos momentos, porque en aquellos instantes Harry lo estaba mirando como nunca lo había mirado.

Louis presiono nerviosamente sus frías manos contra el suave algodón de la camisa de Harry, sintiendo la fuerza y el calor de su pecho.

-Harry Styles -susurró, inseguro.

-Nadie me llama así -dijo él, tenso, bajando la mirada hacia la boca de Louis. Le gustaba cómo decía su nombre.

El extendió los dedos, le gustaba sentir la calidez de la musculatura de Harry bajo la camisa, el esponjoso pelo que había tras los botones.

Presionando con suavidad, también sintió los acelerados latidos de su corazón.

Harry se puso rígido, sus manos se contrajeron en torno a la cintura de Louis. Su respiración cambió.

El paralizó por completo sus manos y lo miro a los ojos. No comprendía sus reacciones.

-No sabes nada de nada, ¿verdad? -preguntó Harry, y sonó como si estuviera hablando consigo mismo.

Miró las manos de Louis, aún apoyadas contra su pecho-. ¿Por qué has parado?

-Te has puesto duro.

Harry alzó una ceja.

-¿Duro?

A Louis le pareció que se esforzaba por no sonreír.

-Ya sabes -murmuró-. Tenso. Como si no quisieras que te tocara.

Harry soltó el aliento despacio. Subió las manos y las apoyó sobre las de Louis, presionándolas contra su pecho.

El movió los dedos experimentalmente donde los botones descendían hacia la cintura.

-No te vuelvas demasiado ambicioso -dijo Harry, sujetándolo-. No voy a quitarme la camisa para ti.

-¡Como si yo... ! -exclamó Louis, bajando la mirada, avergonzado.

Harry sonrió indulgentemente.

-En cualquier caso, no me la voy a quitar. Alza el rostro.

Louis se mordió el labio inferior y miró a Harry con rostro preocupado.

-No te gusto.

-El gustar no tiene nada que ver con esto -Harry le soltó las manos y lo tomó por los codos para alzarlo hacia sí-. Has dicho que sentías curiosidad -murmuró junto a su boca-. Voy a hacer algo al respecto.

Cuando Harry inclinó la cabeza hacia el, Louis se aferró a su camisa, arrugándola. Pudo saborear el café en su cálido aliento y se sintió como si el mundo hubiera dejado de girar mientras permanecía allí, esperando.

Los duros labios de Harry apenas tocaron los suyos, rozando la sensible carne para saborearla. Louis cerró los ojos y permaneció muy quieto, para que no se detuviera.

Harry alzó un momento el rostro y lo miró. No vio precisamente temor en su expresión.

Volvió a inclinar la cabeza. Su labio superior presionó contra los de Louis y luego mordisqueó suavemente el inferior.
Oyó que jadeaba suavemente.

Al parecer, los besos que había recibido de otros hombres no lo habían excitado.

Deslizó la lengua sobre la sedosa y húmeda carne interior de sus labios. Louis dejó escapar un gritito ahogado y entreabrió la boca.

Harry lo rodeó con sus brazos y lo alzó del suelo en un hambriento y cálido abrazo que pareció tragárselo por completo.

El beso fue duro, lento, insistente y delicioso. Louis pasó los brazos por el cuello de Harry y se colgó de él, aceptando su boca, adorando las sensaciones que despertaba en el.

Cuando sintió que la lengua de Harry se deslizaba entre sus labios, no protestó, la abrió para él con un dulce gemido, y cerró los ojos con fuerza mientras todo su cuerpo se contraía de placer al sentir el aterciopelado y cálido contacto.

Pareció pasar largo rato hasta que Harry alzó la cabeza y miró los aturdidos y maravillados ojos de Louis. Notó que sus corazones latían al unísono, y estaba teniendo sensaciones que prácticamente había olvidado.
Su cuerpo anhelaba el de Louis. Al ver que se ruborizaba, supo que el sentía lo mismo.

Lo dejó en el suelo y se apartó un poco, sin dejar de mirarlo, parecía tan anonadado como él se sentía.
Siguió mirándolo a los ojos mientras alzaba una mano y deslizaba los dedos sobre el endurecido pezón de su pecho.

Louis contuvo el aliento, pero no trató de detenerlo. No podía y él lo sabía.

Volvió a bajar la mano hasta su cintura.

Louis apoyó la frente contra él mientras recuperaba el aliento. Se preguntó si debería sentirse avergonzado.
Notaba todo el cuerpo acalorado y ligeramente inflamado, las sensaciones que recorrían su cuerpo eran nuevas y excitantes... y lo asustaban un poco.

-¿Qué ha sido...? ¿Una lección? -susurró, porque quería saber.

Harry le acarició el pelo con suavidad, mirando hacia el arroyo, donde seguían bebiendo los caballos.

-No.

-Entonces, ¿por qué...?

Harry suspiró pesadamente.

-No sé.

Louis cerró los ojos. Se apoyó contra él, pensando que nunca se había sentido tan feliz, tan completo.

Harry sentía algo parecido, pero eso lo alteraba, lo enfadaba. No había querido que fuera así. Desde el primer momento supo que sería devastador besar a Louis.

Aquel pequeño y pizpireto castaño de fiero temperamento tenía un gran poder sobre él. Podría lograr que se arrodillara ante el. ¿Lo sabría?

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LES DEBO 5 CAPITULOS ASI QUE AQUI ESTA EL SEGUNDO.

A STAR IN THE NIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora