CAPITULO VII

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MARATÓN 3/4

-Probablemente sólo sean músculos doloridos -mirando a Louis casi con dulzura, añadió-: No te has asustado de verdad, ¿no?

El dudó. Luego sonrió débilmente.

-No mucho. La verdad es que ya me he acostumbrado bastante a ella -se encogió de hombros-. Su piel parece de seda.

Harry no dijo nada. Permaneció quieto donde estaba, mirándolo con una extraña sonrisa en los labios.

-Pensaba que sería viscosa -añadió Louis

La sonrisa de Harry se ensanchó.

-Eso piensa la mayoría de la gente hasta que la tocan, las serpientes son limpias. No son violentas, a menos que las provoquen, que acaben de comer, o que estén mudando de piel.

Lo principal es saber cuándo no tocarlas -se quitó el sombrero y se pasó una mano por el pelo-Hace doce años que tengo a Herman -añadió-Es como parte de mi familia, aunque casi nadie comprenda que se puede tener afecto por una serpiente.

Louis contempló el duro rostro de Harry, recordando que su ex prometida insistió en que se librara de Herman.
Debió ser duro para él aceptar.

-Yo tuve una iguana a los doce años -dijo-. Uno de los vaqueros del rodeo me pidió que me la quedara -sonrió, recordando-. Era verde y enorme, como una criatura prehistórica. Cuando le acariciabas la cabeza, cerraba los ojos y alzaba la barbilla.

-¿Qué le pasó?

-Murió, Nunca supe por qué, pero imagino que ya era muy mayor cuando me la quedé.

-A veces, las mascotas mueren sin explicación -Harry miró hacia Herman, que parecía felizmente enroscada en su acuario-. Mírala -murmuró-. Parece que nunca ha pensado en escapar.

-Aún recuerdo cuando abrí la lavadora y me la encontré dentro -dijo Louis- Casi me da un infarto.

-Has mejorado mucho desde entonces -admitió Harry. Su mirada se centró en el colgante azul que pendía del cuello de Louis.

-Lo siento -murmuró el, cubriéndolo instintivamente con la mano -. No debería haber bajado con el puesto. Pero es precioso. Es como llevar un trozo de cielo en torno al cuello,

-Me alegra que te guste -dijo Harry, casi con aspereza-. Póntelo cuanto quieras. De todos modos, mis hermanos encontrarán enseguida cualquier otra excusa para divertirse.

-No esperaba que se fijaran.

Harry alzó una ceja.

-Hace siete años que no le regalo nada a una mujer o a alguien que no sea de mi familia. A pesar de mis intenciones, se ha notado demasiado.

Louis se ruborizó.

-Oh, ya sé que es un regalo de cumpleaños.

-Trabajas lo suficientemente duro como para merecer una recompensa de vez en cuando -replicó Harry, impaciente-. ¿Seguro que te encuentras bien?

Louis asintió.

-Una pequeñez como tener la columna rota no va impedir que siga con mi trabajo.

Los ojos de Harry brillaron mientras lo miraba.

-Herman sólo pesa sesenta y cinco kilos.

-¿En serio? Pues yo sólo peso cincuenta y cinco.

Harry frunció el ceño.

-Has adelgazado.

-No, no he adelgazado. Siempre he sido delgado.

-Come más.

A STAR IN THE NIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora