Mentira

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-Naruto-kun. –insistió la ojiperla, bajando levemente la mano que sostenía una cuchara con comida. –Tienes que comer, abre la boca. –pidió por centésima vez.

El blondo apretó la mandíbula, su mirada se agudizó retando a la muchacha, él no comería hasta ver a Sasuke y estar desatado, ¡No era un animal, carajo!

Ambos se sobresaltaron con la intromisión de Karin, la cual apenas y les dirigió la mirada. –¿Ya ha comido? –preguntó.

-No. –respondió tímida la más joven.

Karin se acomodó las gafas, sus ojos rojizos miraron a la de tez pálida, sintió pena por ella. Pues sabía mejor que nadie que Suigetsu había abusado de ella. Hinata tenía ya bastantes problemas como para estar lidiando con un Naruto bloqueado y falso. Pensó la pelirroja.

-Vete, sal de aquí. –ordenó a lo que la mujer salió rápidamente.

Naruto se sentía incomodo por la mirada que se ocultaba tras el cristal. Atinó con desviar la vista.

-¿Quieres comer lo de esa bandeja o quieres que te haga comer a través de una sonda? –preguntó con un tono bastante serio, no parecía bromear.

Un indignado Naruto volteó a verla, frunció el ceño. –No lo harás. –aseguró con una chispa desafiante en sus zafiros.

Chasqueó la lengua mientras se acercaba a la cama. –Te dejaré elegir. –se sentó y le extendió el tenedor con fruta a la boca.

El Uzumaki miró mal a la mujer. –Puedo alimentarme solo. Desátame. –dijo fríamente, no se sentía nada bien estar cerca de la mujer.

Karin lo miró sin expresión alguna. -¿Cómo sé que si te desato no intentarás hacerte daño? –corrigió. –Que no intentarás dañar a tu hijo. –

El de melena rubia le dedicó una mirada furiosa, a pesar de que algo en su interior le decía que la de cabello rojo tenía mucha razón. Pero ese bebé no le importaba, lo aborrecía, ¿verdad?

Las palabras dulces y serenas que le había dicho Hinata lo habían puesto a dudar, ¿de verdad el hablaba con su estomago?

Se quedó inmerso en sus pensamientos, y su mente parecía nublada, trataba de imaginarse a si mismo demostrando amor a un feto que Sasuke rechaza.

-Comeré si traes a Sasuke. –dijo en un hilillo de voz.

Una muy buena mascara de seriedad cubrió la aflicción de la pelirroja, ella no podía hacer tal cosa. Sasuke no parecía querer involucrarse, y Naruto estaba muy delicado mentalmente, si le decía algo como "Sasuke no desea verte" no sabía como acabarían las cosas, seguramente muy mal.

-Él no puede venir en este momento, seguro que mas tarde viene a verte. –mintió.

Naruto al escuchar eso se puso más tranquilo, su mirada estaba perdida en la nada, era como si se hubiera aislado en una burbuja pues dejó de escuchar a la mujer. –Desátame, prometo no intentar nada. –

Karin accedió, pues horas antes había ordenado que sacaran de la habitación todos los objetos que pudieran ser peligrosos. Sin mencionar que Naruto la convencía con el tono de su voz.

Sus manos fueron liberadas, se sobó las muñecas un poco. Luego miró la bandeja, y sin muchas ganas comenzó a comer. Obviamente la pelirroja seguía ahí para vigilar sus movimientos.

Una vez terminó Karin se disponía a atarlo de nuevo. Pero el blondo se reusó, no quería sentirse cautivo, odiaba esa sensación. Se lo pidió y la de lentes accedió, ella personalmente odiaba tener que mantenerlo en las condiciones de un animal.

Me enamoré de mi secuestrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora