Siseo

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Aquella mañana la actividad llenó la hacienda, todos estaban conmocionados por fin el pequeño había nacido.

-Míralo, es precioso. –chillaban las sirvientas maravilladas y enternecidas por el bebé que dormía con bastante pasividad.

Todas estaban decorando la habitación del crío con bastante entusiasmo, y otras simplemente ayudaban a Hinata.

El alboroto llegó a los oídos de Sasuke, el cual por obvias razones sintió una enferma curiosidad por verlo.

Pero prefería alejarse, iniciaría un viaje a España y luego terminaría en Dubái esperaba que durara tan solo dos meses.

-¿Estas seguro de que no quieres verlo? –le preguntaba Karin que sería la acompañante de viaje junto a Juugo.

-Solo son estupideces. –dijo tajante, con frialdad innata.

Al detenerse a pensar en sus palabras simplemente se quedó sin aliento, esa forma de referirse a su propio hijo le sonaba conocida. Estaba siendo una copia autentica de Fugaku Uchiha.

¿Estaba dispuesto a repetir la historia?

Despejó su mente con molestia. Y gruñó con fastidio mientras caminaba listo para salir de la hacienda.

-Sasuke- lo llamó Juugo. –La noticia de tu heredero se esparcirá de una u otra forma, no considero correcto que te vallas ahora. –

-Hmp. –bufó retirándose el flequillo de su rostro mirando de soslayo al pelinaranja. –Dejaré a mis mejores hombres a proteger la hacienda. –

-Ya pasó una vez, hasta ahora creo que es mejor que nos encarguemos en persona de este asunto o puras cosas innecesarias pasarán. –

-Además que Naruto está muy débil. –dijo de pronto la pelirroja. – perdió el conocimiento apenas dio a luz. Yo con mucha suerte logre mantenerlo en este mundo. –

El Uchiha escuchaba en shock, claro que esto no lo demostraba en su expresión facial.

-¿Qué quieres decir? –

-El parto fue demasiado intenso para su parte psicológica tanto como para su físico. – explicó. –Es hereditario, digamos que él no debería haber parido en esa condición. –

Sasuke escuchaba atento y tranquilo. -¿Eso que tiene que ver conmigo? –la frialdad dejó a Karin petrificada.

-Sasuke. –dijo mirándolo a los ojos. –Él pudo haber muerto, estaba débil y cansado simplemente ya no estaría aquí. –suspiró cansinamente. –Escucha, sé que tal vez a ti no te importe una mierda esto pero sé que ese niño necesitará a su madre, y quiero que sepas que tu ritmo de vida no le asegura nada bueno al pequeño. –Sasuke sabía todo eso perfectamente pero simplemente escuchaba a la mujer de anteojos. –Yo solo quiero que tengas lo mejor. –sus ojos enamorados miraron el suelo. –Y ahora lo tienes, tienes todo el dinero y poder de Orochimaru, y desde hoy tienes una familia de nuevo. Una que debes proteger para que nada malo les pase, para que no suceda lo mismo que con Itachi. –

Sasuke la miró profundamente. –Mi única familia murió hace mucho. –le contestó. –Naruto no es nada para mí. –y entonces estrechó sus ojos carbonizados. –Y ese niño tampoco. –una siniestra sonrisa apareció en sus labios. –Solo son simples herramientas reemplazables. –

Karin le devolvió la sonrisa. –¿Entonces si Itachi apareciera por aquí mientras estamos los tres de viaje y decidiera matar a Naruto y a tu hijo me dices que no reaccionarías? –Sasuke frunció el ceño.

-Es totalmente diferente, Itachi ya me quitó todo lo que me importaba. –

Juugo suspiró, simplemente Sasuke era un caso perdido.

Me enamoré de mi secuestrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora