La mascota.

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Naruto sintió que se había delatado.

-¡Responde! –Los gritos de Sasuke no hacían más que asustarse.

-Por favor hoy no...-susurró.- podrías lastimarlo...-murmuró sintiendo que se quedaba sin oxigeno por un momento.

Sasuke se quedó callado, descifrando forzosamente esa frase. Lo soltó.

El rubio se dejó caer pesadamente, sobando su cuello y tosiendo, recuperando el aire que había perdido.

La mano del Uchiha se quedaría marcada ahí por días, realmente usó mucha fuerza.

-¡¿Estás preñado?! –Mas que una pregunta sonaba a una orden exigente para que contestara.

Se acabó.

Su llanto se intensificó.

-Si...-respondió débilmente y quedito.

Un ardor en su mejilla se hizo presente. Volvió a caer al suelo.

Sasuke lo había abofeteado con fuerza digna de una bestia. Observó sin piedad alguna como el rubio doncel lloraba adolorido. -¿Cómo te enteraste? –

Naruto no dudó en responder, no deseaba más golpes.

-Ella me dio unos papeles y...- Contestaba sumisamente, sorprendiéndose a sí mismo. Antes de terminar Sasuke ya había abandonado el lugar.

Con pasos rápidos y su postura era tensa. Estaba furioso.

Llegó al comedor principal de la mansión en donde Suigetsu, Karin y Juugo disfrutaban de su desayuno.

-parece que alguien no está de humor.- comentó el peliblanco al verlo llegar.

-Buenos días Sasuke.-Karin la cual estaba sentada recibió un golpe seco en el rostro que la mandó al suelo.

La servidumbre dio un respingo, pues mira que la escena de un hombre golpeando de ese modo a una mujer a cualquiera lo ponía nervioso.

Juugo se levantó bruscamente de la silla, tratando de comprender lo que estaba pasando. Suigetsu no se quedó atrás.

-¿Sasuke? –Karin se trató de levantar, conmocionada por la actitud del moreno.

Sasuke la tomó del cabello arrastrándola rumbo a la habitación en donde Naruto esperaba con el alma en un hilo.

Karin a pesar de no haber recibido respuesta sabía a que se debía su actitud, en cierto modo ella sentía que se merecía lo que le estaba pasando.

Llegaron a la habitación, Naruto permanecía en una esquina hecho un ovillo, negándose a la realidad que estaba viviendo. Negándose a dejarles tocar a su bebé.

-¿¡Cómo mierda dejaste pasar esto!? –Arrojó a la mujer al suelo.

-Yo en verdad lo siento. –Dijo. –Creo que su cuerpo logró de alguna forma rechazar el anticonceptivo. –

Sasuke no se encontraba del todo bien.

Estaba a punto de volver a golpear a la mujer.

Karin cerró los ojos esperando el impacto, este nunca llegó.

-Contrólate Sasuke! –Sorprendiendo a todos ahí, el que se interpuso para proteger a la pelirroja fue Suigetsu.

Juugo se había mantenido al margen pues, necesitaban tomarse las cosas con calma. Ya sería después cuando la chica recibiera su ayuda.

Me enamoré de mi secuestrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora